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Libertad con cargos para el dueño de la pirotecnia ilegal que explotó en Tui

El empresario, acusado de homicidio imprudente y riesgo catastrófico, asegura ante la juez que almacenaba azufre y nitrato de potasio "que por sí solos no son explosivos"

El detenido llega a los juzgados de Tui (Pontevedra).
El detenido llega a los juzgados de Tui (Pontevedra).óscar corral

Francisco González Lameiro, el único detenido por la explosión de la pirotecnia de Tui que ha costado la vida a un matrimonio de origen magrebí y nacionalidad española y ha causado 37 heridos y daños de distinta consideración -en algunos casos, irreversibles- en un centenar de viviendas, ha sido puesto este viernes en libertad con cargos. Tras más de tres horas de declaración, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Tui le ha imputado los delitos de riesgo catastrófico en la modalidad de delito de riesgo provocado por explosivos y otros agentes, además de homicidio imprudente, daños imprudentes y lesiones imprudentes.

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González Lameiro, que confesó almacenar material explosivo en el galpón suficiente como para preparar más de una tonelada de pólvora, queda obligado a comparecer quincenalmente en el juzgado. Mientras tanto, los dos hijos del matrimonio fallecido, Ilyasse, de 13 años, y Bilal de 9, continúan hospitalizados. El servicio de protección de menores se ha hecho cargo de los dos pequeños, que están recibiendo ayuda psicológica. Fueron ellos mismos los que advirtieron a la Guardia Civil de que sus padres podrían haber muerto a causa de la potente explosión.

González Lameiro, detenido la tarde del suceso, pasó a media mañana de este viernes a disposición judicial acusado de los delitos de homicidio imprudente y estragos por la explosión del almacén pirotécnico ilegal anexo a la vivienda de un familiar. El dueño de la pirotecnia La Gallega llegó a los juzgados en un coche de la Guardia Civil y accedió a las dependencias judiciales con la cabeza oculta por una capucha. Ante la juez, reconoció utilizar el galpón para almacenar el material explosivo.

Francisco González está "desolado, como no puede ser de otra manera, y se ha puesto a disposición de la Justicia para colaborar en este caso en todo lo que le sea posible". Así lo ha precisado a este diario su abogado, Ricardo Valencia, después de que la juez haya decretado su libertad con cargos frente a la petición de prisión provisional de la Fiscalía. Valencia destaca que su defendido "no ha intentado huir en ningún momento" y que, lejos de ello, en cuanto se enteró de lo sucedido abandonó la fábrica, situada a varios kilómetros de distancia, en la que se encontraba "y estuvo colaborando con los vecinos".

Según el letrado, el piroténico admitió en su declaración judicial que desde finales del pasado mes de febrero almacenaba en el galpón ubicado en el núcleo urbano de Tui nitrato de potasio y azufre, materias primas para la elaboración de pólvora "pero ingredientes que por sí mismos, sin manipularlos, no son explosivos". El empresario hizo acopio de grandes cantidades de ambos productos, sostiene su letrado, "porque los adquirió a una empresa que cerraba" si bien "no tenia intención de fabricar explosivos de momento". La defensa del pirotécnico imputado por homicidio imprudente y delito de riesgo catastrófico, precisa que será la investigación de los Tedax (técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos) la que determine si la deflagración "fue fortuita o no".

Recuento de daños

Sumidos todavía en el desconcierto y desolados por la devastación originada por la detonación, cerca de 300 vecinos comenzaban prácticamente a la misma hora a hacer recuento de los daños causados por la deflagración en sus viviendas y negocios que, en algunos casos, carecían de seguro. El delegado de la Xunta de Galicia en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís, les ha informado de que en el plazo de 10 días la Administración autonómica se pondrá en contacto con ellos para concretarles las ayudas a las que podrán acceder. Tras un primer balance, los afectados consideran “insuficientes” las cuantías ofrecidas.

Según los datos provisionales, una decena de familias ha perdido sus casas con todas sus pertenencias y otras cincuenta no pueden acceder a las suyas, seriamente dañadas y con riesgo de desprendimientos. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afirmó este jueves, tras visitar la zona cero de la explosión, que los daños generados eran “superiores a lo previsto” y anunció su compromiso de “no abandonar a Tui”. "Le he dicho al alcalde que esta Administración va a estar aquí, que no va abandonar la situación", aseguró el presidente tras anunciar que el Ejecutivo gallego aprobaría una orden de ayudas similar a la que puso en marcha para los afectados por la ola incendiaria del otoño pasado.

Impactado por la desoladora visión de la zona, Feijóo insistió en la necesidad de enviar un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos y precisó que si bien no se puede decir que en Galicia “haya una alarma” por la situación en la que se encuentran las instalaciones pirotécnicas, es necesario revisarlas y contar con la colaboración ciudadana para alertar de situaciones como la que provocó la detonación de Tui.

El almacén ilegal del barrio de Paramo albergaba numerosas cañas y tubos además de gran cantidad de combustible. Los investigadores intentan determinar si se realizaba además actividad en su interior ya que han encontrado algunos productos terminados.

Los vecinos aseguran que veían entrar y salir furgonetas del galpón desde hace meses, pero sostienen que jamás sospecharon que pudiese utilizarlo como depósito de material explosivo. No obstante, los investigadores señalan que había suficiente nitrato de potasio y de azufre como para preparar más de una tonelada de pólvora.

El arrestado cuenta con denuncias administrativas anteriores relacionadas con la pirotecnia de su propiedad, La Gallega, ubicada a pocos kilómetros del galpón que explosionó y al que trasladó, a escasos metros de la vivienda de sus familiares y vecinos, el material pirotécnico después de que en 2005 una explosión registrada en la empresa arrasase con parte de sus instalaciones y la presión vecinal demorase la reconstrucción y actividad del negocio, que carecía de licencia urbanística.

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