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Diseño frente a los retos del futuro

Elisava y el DHUB analizan en una exposición cómo lo objetos mejoran la calidad de vida

Virtual X Kit, de Marta Giralt, en la exposición del DHUB.
Virtual X Kit, de Marta Giralt, en la exposición del DHUB.

Desde el primer momento el visitante se da cuenta de que no es una de las típicas exposiciones de diseño y de que será una experiencia distinta de lo habitual. Se trata de Design Does. Aquello que el diseño hace, una coproducción entre Elisava Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería y el Museo del Diseño de Barcelona, que pone de manifiesto el potencial del diseño para dar respuesta a los retos del futuro, mejorar la calidad de vida e incluso evitar algunos de los desastres a los que nuestra sociedad parece abocada. “Esta muestra es el resultado del proceso de decodificación del papel del diseño y de su responsabilidad en el presente y el futuro. El diseño actual rebasa las categorías habituales y es cada vez más complejo, integrador y transformador”, explica Javier Peña, director de Elisava.

La experiencia empieza con una tarjeta magnética que te asigna un numero de visitante y te permite interactuar con los proyectos. Hacerlo no sólo es entretenido, sino que permite a los organizadores recabar nuevos datos y al visitante llevarse una sorpresa final. “La muestra es parte de un proceso de investigación que empezamos hace tres años y que continúa con la información reunida en esta y las próximas presentaciones”, indica Peña delante del muro de datos en permanente movimiento, que materializa el impacto de cada individuo en las dinámicas sociales, económicas y demográficas del planeta.

Una vez superado el muro el visitante se encuentra en un espacio curioso, ajeno a las superficies inmaculadas, los cristales y el acero que se suelen asociar a la estética científica. El espacio más bien evoca un entorno mágico, en el cual quince proyectos encerrados, por así decirlo, en otros tantos círculos de tejido transparente y etéreo parecen suspendidos en una grande ágora que se puede abrazar con una sola mirada, “pero al mismo tiempo proporciona a cada propuesta independencia e intimidad”, matiza Peña.

El G5 del diseño, en Barcelona

Con motivo de la muestra, Elisava ha reunido en Barcelona lo que Javier Peña define “El G25 del diseño”, es decir las 25 instituciones académicas más importantes del mundo en este ámbito. Tras abordar las cuatro dimensiones que reciben el impacto del diseño: el ser humano, la industria, la sociedad y los valores culturales, el congreso ha elaborado un manifiesto que plantea la importancia de esta disciplina para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que se centran en proteger el Planeta, poner fin a la pobreza y garantizar la paz.

El manifiesto trata temas como la necesidad de revertir el cambio climático, superar la escasez de recursos o aprovechar de forma responsable el potencial de las nuevas tecnologías. En el texto se dice: “El diseño se relaciona con la evolución y conecta montañas. Para bien o para mal”.

Cada proyecto y por tanto cada ámbito se articula a partir de una pregunta, que implica un reto de futuro, relativo a temas como la sostenibilidad, la conectividad, el consumismo, la innovación, los colectivos desfavorecidos y los nuevos materiales como el grafeno, 200 veces más fuerte que el acero y con propiedades asombrosas. Aunque el recorrido es libre, la primera pieza que se encuentra es un arma robótica dotada de inteligencia artificial que se utiliza en la frontera entre las dos Corea y plantea dilemas éticos y morales al visitante, mientras le sigue inexorablemente con su puntero láser.

Los comisarios Laura Clèries de Elisava y Pau García de Domestic Data Streamers, una start up de ex-alumnos, han elegido proyectos que reflejan el amplio abanico de teclas que toca del diseño contemporáneo. Desde el diseño emocional que estudia como los contenedores cambian las estructura de los contenidos, por ejemplo como la forma y el color de una botella cambian la estructura del agua hasta las peceras domésticas convertidas en huertos, que modifican el concepto de interiorismo y llevan a otro nivel el consumo de proximidad. Desde los envases comestibles y los tejidos inteligentes que comunican al usuario su estado anímico a través de biomoleculas animales generadas por los gusanos de sedas, a la pieza que permite conectar los más populares juegos de construcciones, reuniendo lo que la industria quiere separar. Desde el proyecto del artista y performer Dani Armengol que a primera vista parece dejarse controlar por el visitante, pero finalmente no es tan claro quién controla a quién, hasta los nuevos interrogantes morales que plantea la agresión sexual virtual concebida por Marta Giralt. El recorrido termina con la única concesión al diseño blanco y frío, una estancia circular en cuyas paredes, gracias a la tarjeta magnética, el visitante se descubrirá visualizando su propio comportamiento, desde la trayectoria que ha seguido hasta las interacciones que ha realizado. La muestra, cuya entrada es gratuita, estará abierta hasta el 13 de mayo.

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