Los locales del Port Olímpic critican la reforma de Colau
La asociación de vecinos avala la propuesta de la alcaldesa de Barcelona, y aseguran que la convivencia era "muy negativa"
Los nuevos planes para el Port Olímpic por parte del consistorio han pillado a muchos propietarios de locales por sorpresa y han desbaratado sus planes de futuro. El Ayuntamiento de Barcelona pretende acabar con todos los locales de ocio que hay en la zona e instalar en su lugar un Centro de Interpretación del Mar y negocios de economía azul, relacionados con la náutica. “Esperábamos tener alguna opción de poder renovar la concesión cuando expirase. Nos ha truncado el plan de vida”, dice Artur, uno de los responsables del local Smar, que abrió en 1993, cuando acabaron las obras del puerto, y que es el único que queda de los primeros que se instalaron. Quieren iniciar una recogida de firmas para que pueda conservarse de alguna manera, apelando a la memoria, a que son los únicos que quedan tras las olimpiadas del 92.
La fisonomía del Port Olímpic ha cambiado. Los locales ya no son los mismos y los clientes tampoco. La oferta de ocio está enfocada al turista ocasional y los últimos años han proliferado las cachimbas en las terrazas. Pero desde hace tres años que en el Port Olímpic se programan conciertos de rock en directo, en la Sala Monasterio. “Somos los raros del Port Olímpic”, responde divertido Juanjo, el propietario de la sala. Es un local referente del panorama musical de la ciudad. Se instalaron en el puerto porque no podían afrontar la subida del alquiler del anterior local. Ahora están obligados a marcharse de nuevo. “Estoy preocupado, quiero seguir haciendo música. Me cierran aquí y me voy a la ruina”, sentencia. Del mismo modo que quieren hacer los propietarios de Smar, Juanjo se plantea pedir ayuda a sus amigos músicos para tener más repercusión y poder salvar el local.
Todos los propietarios consultados por este periódico afirman que no hay negocio posible en los deportes náuticos y que el puerto sufre dejadez por parte de las instituciones. “No pueden decir que molesta cuando está medio muerto”, apunta el propietario de la Sala Monasterio. Colau dijo en la presentación de la reforma que en el Port Olímpic “había que poner orden”. Se refería a “problemas de convivencia”. Los propietarios y gerentes consultados por este periódico admiten que ha habido problemas de seguridad en la zona en los últimos meses, y critican la poca presencia policial. De hecho, muchos afirman que han sido sus propios porteros quienes han contribuido a poner orden. “La mayoría de problemas que hay en el puerto se resuelven en el puerto”, dice Amin, el gerente del Kennedy's. Artur, del local Smar, alega que, por norma general, no han dado “muchos problemas”. Los propietarios coinciden en señalar que ha habido una “falta de interlocución” para abordar el problema.
El contrapunto lo pone la asociación de vecinos de la Vila Olímpica, que da la bienvenida a la reforma. Su presidente, Jordi Giró, sostiene que se trata de “una propuesta atractiva” que convertirá el Port en “un espacio más amable”. Los vecinos afirman que la actividad en el puerto ha dado “muchos problemas”. “La reforma era inevitable. La convivencia era muy negativa”, dice Giró, que añade que la seguridad en la zona era una responsabilidad compartida entre los locales y la policía. Del trabajo policial, dice, no tiene queja, pero acusa a muchos locales de no haber respetado su aforo establecido. “Algunos acumulan hasta 17 expedientes”, asevera. Esta opinión no la comparten los propietarios, que insisten en señalar la falta de presencia policial. “El ayuntamiento nos tiene que dar una solución mejor”, sentencian.
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