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Un verso libre en la fiscalía

Independiente, hábil, ‘perico’ y cantante de tangos: así es Francisco Bañeres, nuevo fiscal superior de Cataluña

Jesús García Bueno
El nuevo fiscal general de Cataluña, Francisco Bañeres.
El nuevo fiscal general de Cataluña, Francisco Bañeres.M. Minocri

Francisco Bañeres es, en muchos sentidos, una excepción. No pertenece a ninguna asociación de fiscales —ni la conservadora ni la progresista— y, aun así, ha logrado hacerse con un cargo institucional difícilmente reservado a versos libres como él: el de fiscal superior de Cataluña. Claro que la plaza le ha llegado de forma inesperada y no deseada, tras el fallecimiento en noviembre de José María Romero de Tejada, de quien fue amigo y mano derecha desde 2013. Nadie ha disputado a Bañeres un cargo que, en plena ofensiva judicial al proceso independentista, es una silla caliente o un potro de tortura. Pero Bañeres (Tortosa, 1959) se sienta (o cabalga) sobre ella con la misma calma y desenvoltura con la que camina.

Su escasa adscripción ideológica en la carrera fiscal la extiende también a su ámbito personal. “Es independiente en todo. Es un tipo tranquilo y brillante, con gran prestigio”, dice su amigo y abogado José María Fuster-Fabra. “¿Qué harías si algún día me tuvieras que imputar en un delito?”, le preguntó el penalista a Paco —así se le conoce, también, en la esfera judicial— en una cena. “Me abstendría y se lo pasaría al compañero de al lado para que hiciera lo que creyera oportuno”, le respondió el fiscal. La anécdota aparece en el libro En toga de abogado escrito por Fuster-Fabra.

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Con Romero de Tejada, a Bañeres le une algo casi más importante para ellos que la amistad: el Espanyol. Acude regularmente a la grada de la Toga Perica del estadio de Cornellà. También acompaña al equipo en algunos desplazamientos. Además del fútbol, disfruta con el ciclismo, que ahora ve más que practica. En un rincón de su despacho —aún no se ha mudado al de fiscal superior— hay enmarcado un maillot rojo del ciclista Juanjo Cobo, ganador de la Vuelta a España en 2011. La consiguió a través de Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria y también amigo suyo.

Bañeres tiene tres hijos de su matrimonio con Carmen, una fiscal a la que conoció en su primer destino en Gran Canaria y que, dicen sus conocidos, es “su contrapunto”. “Ella es meticulosa, lo analiza todo al detalle. Paco es de los que lo caza todo a la primera, es muy hábil en los interrogatorios”, cuenta otro abogado de Barcelona que ha tratado con él multitud de casos durante su larga etapa como fiscal de delitos económicos (de 1995 a 2013). Bañeres no es, coinciden las fuentes consultadas, el perfil de fiscal que se indigna con los acusados e intenta morderles. “Su táctica es envolvente. Es socarrón, tranquilo, y al final acaba sacando más información".

No es muy carcelero y prefiere, si es posible, el pacto. Pero con condiciones. “Su prioridad es que el cliente reconozca la culpa, devuelva el dinero y pague las multas que toquen", agregan las mismas fuentes. Por sus manos han grandes escándalos de delincuencia económica: el caso IMS (el desvío de fondos de una fundación vinculada a Unió Democràtica), el caso La Seda (los directivos se apoderaron de dinero de la compañía) o el caso Carulla, que culminó con la condena a un miembro de la familia propietaria de Agrolimen por fraude fiscal.

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Mientras investigaba a delincuentes de guante blanco, también ejercía (lo hace aún) como profesor de Derecho Penal en la Universidad de Barcelona. Allí estudió y formó parte de la tuna de la facultad, aunque su repertorio no se limita a los Clavelitos: dicen sus amigos —y lo subrayan con énfasis— que es un gran cantante de tangos.

En 2013, dio el salto a la Fiscalía Superior de Cataluña como teniente fiscal, o sea número dos. Poco podía imaginar que la institución, hasta entonces un remanso de paz, se convertiría en un polvorín por el proceso independentista. El fiscal superior codirigió el juicio contra el expresidente de la Generalitat Artur Mas por la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014. También ha sido el principal artífice —formando tándem con Romero de Tejada— de las sucesivas querellas a cuenta del procés: contra la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, o contra los miembros del Gobierno catalán.

Hay quienes creen que Bañeres buscaba en la Fiscalía Superior una vida confortable —que no ha encontrado— que le permitiera acudir cada tarde al Club Natació Barcelona, del que es socio, a hacer deporte y tostarse bajo el sol junto a la playa. Sus amigos le defienden: “Paco nunca ha sido de calentar la silla. Es listo y hace en una hora lo que otros tardan cuatro. Tampoco pierde el tiempo en hacer relaciones públicas”.

Coinciden todos los consultados en que el nuevo fiscal superior no es amante de grandes placeres, sino acaso de los pequeños: un gin-tonic, un puro y, cuando está en Segovia (la tierra de su mujer), “unas partidas al dominó y al mus”. Una vida sencilla, dicen, llevada además con la parsimonia de un tipo “irónico y socarrón”, con la mirada clara, que administra las palabras y gestiona los silencios. La comunicación, por cierto, es una de sus obsesiones para la nueva etapa: la fiscalía, defiende, tiene que contar mejor a sus ciudadanos lo que hace.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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