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El exregidor jerezano Pedro Pacheco disfruta su primer permiso navideño

El entorno del histórico alcalde cuestiona “la severidad” para acceder al tercer grado

Jesús A. Cañas
Pacheco (derecha) en la Audiencia de Cádiz en 2013.
Pacheco (derecha) en la Audiencia de Cádiz en 2013.Román Ríos (EFE)

Su poder era tan omnipresente que fue capaz de crear una terminología propia en Jerez: ‘pachequismo’ fue su tiempo y peculiares formas; ‘pachequistas’ eran -y aún son- sus acérrimos seguidores. El efecto y afecto de Pedro Pacheco en la localidad gaditana era tan potente que, el 14 de diciembre de 1986, unas 60.000 personas se lanzaron a la calle para defender a su alcalde. Fue por las represalias a una famosa frase que hoy resulta casi ingenua: “La justicia es un cachondeo”. Tras 24 años de alcaldía (de 1979 a 2003), la era Pacheco parecía muerta cuando, asediado por la corrupción y condenado a cinco años y medio de prisión, el exalcalde entró en la cárcel de Puerto III en 2014. Pero no era del todo así.

Tres años después de su defenestración, este pasado martes, más de 300 personas se retrataron públicamente en un manifestación con una clara petición. “Por un trato igualitario para Pedro Pacheco”, rezaba la pancarta de la cabecera. En lo no escrito ni manifestado, unas dudas flotaban en el ambiente, que resume José Rodríguez Carrión, amigo del alcalde y concejal durante 13 años: “¿Por qué le trasladan a un módulo que ya no es de respeto? ¿Por qué lleva tres años y dos meses en la cárcel sin acceder al tercer grado cuando otros políticos sí han podido? Lo único que queremos es que la ley sea para él igual que para el resto. Hay casos en los que el apellido se convierte en condena”.

Aunque Rodríguez Carrión siempre estuvo ahí -“los que somos amigos, lo éramos y lo seguiremos siendo”, apostilla-, la mayor parte de sus incondicionales ‘pachequistas’ desaparecieron con su entrada en prisión el 24 de octubre de 2014. Atrás quedaron los baños de masas, las manifestaciones multitudinarias y las contrataciones en el Ayuntamiento sin que mediasen oposiciones. Por enchufar a compañeros de su partido (primero el Partido Andaluz del Progreso, luego el Partido Socialista Andaluz) acabó condenado a cinco años y medio en el conocido como ‘caso Asesores’. A esa pena, se sumaron dos condenas más: año y medio y año y diez meses de prisión por los casos 'Estación de Autobuses' y 'Casa del Rocío’.

En total, Pacheco acumula (pese a sus recursos a estas penas) un total de ocho años y nueve meses. Sin tener en cuenta que aún le quedan dos juicios más que podrían incrementar su tiempo en prisión, si cumple su condena al completo debería salir de la cárcel el 12 de agosto de 2023. “Ya lleva cumplidos tres años y dos meses, un 35,86% del total”, cuantifica Carrión. De entrada, no parece haber trabas insalvables que le impidan tajantemente acceder al tercer grado y el posterior régimen abiertos o libertad condicional.

La Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP) establece que, en penas mayores de cinco años y por delitos como los de Pacheco, “un juez podrá ordenar que la clasificación en tercer grado no se efectúe hasta el cumplimiento de la mitad de la pena”. “Sin embargo, eso nunca se ha producido, por lo que no hay nada que indique que deba llegar a esta mitad”, explica Carrión. A eso se suma que Pacheco ya pagó los 200.000 euros de responsabilidad civil, derivada del ‘caso Asesores’, condición también necesaria para acceder a esta clasificación penitenciaria.

Pero no es tan fácil, como reconoce Manuel Hortas, abogado de Pacheco en sus causas judiciales, ya que el propio exregidor (letrado de profesión) lleva los recursos a su situación penitenciaria. Para acceder a condiciones de semilibertad, es necesario escalar en el sistema de grados (él sigue en el segundo, en el mismo que entró) por medio de progresiones. Estas dependen de informes de la dirección de la prisión, en base a evaluaciones de conducta o psicológicos. “Aunque todo está sujeto a la ley, el régimen de los internos tiene una importante dosis de discrecionalidad y flexibilidad que hace que las resoluciones varíen en función de las prisiones”, reconoce Hortas.

Lo que en buena parte de los presos eso no es un problema, en Pacheco lo es. “Es pasional y soberbio, fruto de sus años en el poder”, reconoce sin cortapisas Carrión. “Digamos que tiene un carácter consciente de su valía. Cumple las normas, pero no se somete”, añade Hortas. Pero, ante todo, Rodríguez Carrión tiene claro que no le ha ayudado su oficio en prisión, la asesoría legal a sus compañeros: “Creo que su labor estaba bien vista por la dirección de la prisión cuando ganaba recursos al juez de vigilancia penitenciaria. Pero cuando recurrió también contra la prisión ya todo cambió”.

Hortas añade: “Mantiene un enfrentamiento soterrado con la prisión”. De hecho, Pacheco “ha tenido que pelear cada uno de los permisos que ha conseguido”, como reconoce el abogado. Así ha logrado pasar esta Navidad por primera vez en su casa. Un consuelo que le llega justo después de un agrio encontronazo con la dirección de Puerto III. A finales de noviembre, en un registro fortuito, la prisión le decomisó varios libros de más, una almohada y un crucifijo de madera por su peligrosidad.

“Estaba hecha por un preso y había 20 compañeros más que tenían la misma”, dice el amigo del exalcalde. Después de este conflicto, la dirección le trasladó desde el módulo de respeto, el 12, al ocho. “Ya no tiene acceso a ciertas actividades y está con otro tipo de presos. Además, ya no tiene la asesoría. Creo que querían desmontarla”, añade Carrión. “Formalmente, el traslado no es una sanción, aunque materialmente sí. Casualidad no es, algún fundamento debe tener”, añade Hortas.

Desde Instituciones Penitenciarias eluden hacer declaraciones y se ciñen a la privacidad del expediente de Pacheco. Lo cierto es que, sea como fuere, la salida a la luz de este último movimiento carcelario ha despertado la sorpresa y la indignación de parte de la sociedad jerezana que se pregunta como otros políticos presos como Carlos Fabra ya están en libertad y él no. Incluso el senador gaditano del PSOE, Francisco González Cabaña, no ha dudado en trasladar tres preguntas orales sobre Pacheco a la comisión de Interior.

“No se pueden hacer preguntas nominales, por eso he aprovechado las generales para preguntar por qué se aplica ese trato a Pedro Pacheco”, reconoce el socialista. “Lo hago por que es un ciudadano de mi provincia. Se está aplicando de forma extrema el reglamento, tanto en permisos como en el trato”, abunda Cabaña. Unas 300 personas parece que opinan de forma similar, a juzgar por la manifestación del pasado martes.

Aunque para Carrión, la clave de la concentración “no fue la cantidad, si no la calidad, había una gran diversidad de asociaciones y representantes de partidos”. “Cuando Pacheco entró en prisión existía una necesidad de ejemplaridad, pero la gente ya ha visto cosas mucho más gordas y eso está generando una reacción”, reconoce Cabaña.

Mientras, el excalcalde disfruta ya de sus días navideños en casa. A su salida de prisión, se limitó a reconocer que lo suyo “es una maratón y lo importante es que hay que llegar al final”. De la manifestación en su apoyo, no hizo referencia alguna. Aunque quien le conoce tampoco debía esperarla. Por si acaso, al término de la concentración del martes, Rodríguez Carrión ya lo dejó claro: “Que nadie espere que salga con una pancarta dando las gracias. No es su carácter”.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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