La tormenta política provocó una caída del 10% de la venta de libros en octubre y noviembre
El gremio de editores insta a las administraciones a cumplir con los compromisos y medidas de fomento de la lectura
Las librerías de Barcelona y Cataluña ya reconocieron este otoño que los avatares políticos y la angustia que generaron en buena parte de la población se notaba en la venta de libros cuyo crecimiento, hasta ese momento sostenido, se había frenado en seco. El gremio de editores ha cifrado esa caída en los meses de octubre y noviembre de este año en torno al 10% en comparación con el mismo periodo de 2016. “No hemos sido ajenos al clima generalizado y fueron dos meses de menos ventas que esperamos que se compense con el acumulado el del año y una buena campaña de Navidad. Todo parece indicar que será así”, ha explicado el presidente de gremio de editores de Cataluña, Patrici Tixis.
Tanto es así que el gremio calcula que pese a ese bajón, este año el sector cerrará con un crecimiento de un 2% sobre los 400 millones de euros de 2016 en Cataluña: “No podemos elucubrar qué hubiera pasado si octubre y noviembre hubieran sido normales porque lo cierto es que estamos acostumbrados a vivir con cierta incertidumbre”. Como la que ahora mismo preocupa al sector porque las medidas anunciadas por las administraciones que podían tener impacto positivo en la industria editorial se han quedado en el limbo precisamente por la situación política catalana y de rebote de la española. En el caso del Gobierno central porque la falta de presupuestos ha dejado en tierra de nadie a los anunciados incentivos fiscales al patrocinio, con la Generalitat ante la duda de si el anunciado incremento de un 15% en el presupuesto para un segundo plan de fomento de la lectura infantil llegará a buen puerto o no: “Lo anunció Santi Vila cuando era consejero de Cultura, ahora ya veremos”, reconocía Tixis. Y otro tanto ocurre con el plan de fomento de lectura –superado el affair enviar libros a Trump- anunciado por el ex concejal de Cultura Jaume Collboni, hoy en la oposición: “Esperemos que todos esos planes se transformen en realidad”, ha apuntado Tixis.
Mientras tanto, el panorama del sector editorial no pinta bastos y la marcha del domicilio social de la Editorial Planeta parece haberse quedado en eso. Tixis insiste en que esa editorial sigue trabajando como lo hacía en Cataluña “como lo hacen muchos más sellos editoriales”. Con el mensaje de que 2017 se cerrará como un año en el que la recuperación del sector tras la caída en picado por la crisis económica –que se cifró en un 30%- sigue su curso: “hará falta muchos años para recuperar aquellos niveles, pero vamos bien”. Especialmente el libro de papel que sigue siendo el 95% del negocio dejando el restante 5% al digital- Esa proporción ha hecho olvidar la anunciada desaparición de la lectura tradicional que preocupó a los editores catalanes que siguen controlando algo más del 75% del mercado español en narrativa.
El gremio apunta que se está notando un cambio de tendencia y que son los best sellers la forma de llegar al público con algún título que ha superado el medio millón de ejemplares y algunos 300.000. Cifras que están muy lejos de la venta, en general, de títulos de narrativa de no ficción. Por ejemplo, el ensayo político, contrariamente a lo que cabría suponer por las circunstancias actuales, se ha estancado. Tixis destacó otras tendencias que se están acentuando como la poesía urbana, especialmente en castellano, protagonizada por gente joven que está ampliando el mercado.
Audiolibro, nueva tendencia
El sistema de leer un libro mientras se está haciendo cualquier cosa, conducir, practicar algún deporte, mediante los audiolibros se está revelando como una nueva tendencia que ha captado el interés de los editores. En Estados Unidos y países del norte de Europa las aplicaciones para los móviles para leer escuchando ya llegan a un 25% de la población.
Una posibilidad que ahora se ve con interés en España que busca fórmulas para atraer a nuevos lectores, sea de la manera que sea. La forma de hacerlo con aplicaciones hasta ahora más habituales en la música es, por ahora, solo una tendencia nueva que incluye recursos que con la lectura tradicional son imposibles, como los efectos especiales añadidos al narrador.
Sigue teniendo muy buena salud la literatura en catalán: “este año se han editado 8.000 títulos nuevos, una cifra que se podría calificar de insólita teniendo en cuenta la población que habla ese idioma”. Y una progresión que no ha sido flor de un título determinado o de un best seller ya que se mantiene en los últimos cinco años.
Asignaturas pendientes
La piratería sigue siendo el principal problema de la edición de libros digitales y aunque se ha reducido algo, la cifra sigue siendo una sangría total: 374 millones de descargas ilegales en toda España frente a las 390 del año anterior. En millones de euros supone una pérdida de entre 150 y 200 millones de euros. Aproximadamente a Cataluña le corresponde un 20% de ambas cifras. La descarga de libros, la suscripción mensual para tener acceso a un conjunto de títulos y el préstamo bibliotecario son las tres formas más habituales de la venta de los textos digitales. “Que la piratería es muy grave lo demuestra que las ventas son del 5% cuando en las encuestas la gente que dice consumir con ese formato se sitúa entre el 20% y el 22%”, ha apuntado Tixis. Con todo, el peor dato es el tiempo que se dedica a la lectura – con independencia del formato- que en España no va más allá de los 22 minutos diarios frente a los 223 que se pasan delante de un televisor.
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