“La Ciudad de la Justicia es el gran fracaso de la Comunidad”

La decana Sonia Gumpert Melgosa (Madrid, 1966) termina sus cinco años de mandato a finales de año al frente del Colegio de Abogados de Madrid. Ha sido la primera mujer al frente de esta institución, con cuatro siglos de historia. Ya ha anunciado que no se presentará a la reelección. Con 77.000 inscritos, es el mayor colegio profesional de Europa. Cinco candidatos se presentan a los comicios, que se celebrarán el próximo 13 de diciembre.

Pregunta. ¿Cuál es el balance de estos cinco años?

Respuesta. Muy positivo. El cambio por el que llegamos al colegio se ha cumplido. Hoy tenemos un colegio que ha mejorado en muchísimas cosas. Es un colegio activo, útil y abierto donde todo el mundo puede estar.

P. Sus tres principales logros.

R. Me siento muy orgullosa por lo que ha supuesto es la apertura del colegio y que haya actividades en las que participan los compañeros por decenas de miles. Otro logro son las mejoras en el turno de oficio. Es un pequeño avance con la recuperación del 20% de las tarifas y la mejora de cuatro de los cinco procedimientos de esta justicia gratuita. El tercero es el de transformación digital en el colegio, que va a cambiar la forma de comunicarnos entre nosotros y con la Administración y los ciudadanos.

P. ¿Qué opina de Lexnet?

“Toda inversión en justicia tiene un rédito en votos pequeño”

R. El principal problema es la seguridad. Este verano ha sido hackeado dos veces. Segundo, está en manos del poder ejecutivo y eso no debería ser. Desde el colegio, formamos a la gente en un tiempo récord y dimos los dispositivos para poder acceder a esta red.

P. ¿Tiene solución el turno de oficio?

R. Creo que ha cambiado y la justicia gratuita ya no es la niña fea de la Justicia. Había una desconfianza entre el colegio y la Comunidad de Madrid. Con la introducción del expediente electrónico, hemos conseguido que el Gobierno regional confíe en nosotros. Por eso, se ha podido llegar a un acuerdo para mejorarlo.

P. Madrid sufre graves carencias en materia de justicia. ¿A qué cree que se debe?

R. Toda la inversión en justicia tiene un rédito en votos pequeño. No todo el mundo se ve envuelto en este mundo. Invertir en sanidad o en educación da más réditos. Pero ha llegado el momento del clamor ante la situación general de la justicia, por la lentitud, la falta de espacio, los casos de corrupción y la falta de medios para instruirlos, entre otros aspectos, ha soliviantado a todos los operadores de la justicia.

“El Colegio de Abogados es ahora más activo, más útil y más abierto”

P. ¿Eso se traduce en que tengamos los juzgados y tribunales tan envejecidos?

R. Me temo que sí. Lo que de verdad da la medida del nivel de democracia de un país es su administración de justicia. Si tienes un problema de convivencia, se debe solucionar cuanto antes. Es de hecho uno de los indicadores que miden los inversores de otros países. Los políticos no se dan cuenta del impacto que tiene en la economía.

P. ¿La Ciudad de la Justicia es el gran fracaso de la Comunidad de Madrid?

R. Para mí, sí. Es un fracaso porque es una oportunidad intentada en varias ocasiones y porque además los operadores de justicia de una ciudad como Madrid no tengan un suelo digno. Que ahora mismo tengamos una treintena de sedes judiciales a cuál de ellas peor, sin archivo, con los expedientes a la vista, sin espacio digno para los señalamientos, sin lugares para los profesionales es lamentable. El impacto del estado de las sedes judiciales de Madrid causa en los clientes extranjeros un impacto fatal. Resulta muy chocante para un empresario que ha recorrido el mundo y se queda impresionado cuando entra en los juzgados de Madrid.

P. ¿Por qué no se presenta a la reelección?

R. Porque no me resulta compatible con mi vida profesional. Soy socia de un despacho en el que he invertido todo mi tiempo y mi esfuerzo económico y profesional. Ahora me han dado el reto de dirigirlo. Eso ya hace imposible con lo compatibilice con el tiempo que necesita la dirección del colegio. No se puede estar en el colegio tres horas a la semana o solo por la tarde.

P. Reconocerá que no ha sido lo habitual en el Colegio de Abogados.

R. Pienso que está bien el no presentarse de nuevo porque en estas instituciones la renovación es indispensable. Por mucho que a uno le guste o le apetezca. Y por eso me hace ilusión ser coherente con lo que yo he pedido a otras personas, como los políticos o de personas que está al frente de instituciones. El perpetuarse no favorece la renovación de las instituciones.

P. ¿Teme que parte de lo conseguido se pueda perder con el nuevo decano?

R. Claro que lo temo. Si quien llega no apuesta por este cambio, se perderá y será una pena, porque no creo que no haya otro camino que la transparencia y la modernización. Como hay compañeros de mi junta que van a continuar con este proyecto, espero que tengan la confianza de los colegiados.

P. ¿Qué es lo que más le duele de lo que no ha podido hacer?

R. El voto electrónico. No estaba en el programa pero me hubiera encantado implantarlo en estas elecciones. No se ha podido hacer porque el proyecto de transformación digital no está terminado y porque no hemos encontrado un sistema que garantizara la seguridad suficientemente. Me habría gustado hacerlo porque significaba que si el colegiado no vota es porque realmente no quiere, pero no porque el colegio no te haya puesto toda la facilidad.

P. ¿Cómo vivirá la jornada del 13 de diciembre, día de las elecciones al colegio?

R. Como la de 2012, con mucha alegría. Pese a todo el lío que se montó al final, yo la recuerdo como un día feliz en la que estuve saludando a amigos de la carrera, a compañeros de despacho, a abogados contrarios, a clientes,… También veía cómo nuestras papeletas desaparecían y llegó a nosotros la alegría de poder ganar.

P. En las anteriores elecciones, votaron unos 8.000 colegiados. ¿No es una participación muy baja?

R. Es muy baja y eso que fue un récord entonces, porque nuestra candidatura estaba ofreciendo algo distinto y eso movilizó a mucha gente. En años anteriores había sido mucho más baja.

P. ¿Qué consejo le daría a su sucesor en el cargo?

R. Ante todo, que lo disfrute. El ejercicio del cargo es una vorágine tremenda, pero también es un tsunami de conocimiento, de información y de personas que hay que aprovechar, porque es muy enriquecedor.