Más de dos mil personas reivindican la unidad de España en Barcelona
Los manifestantes reclaman prisión para Puigdemont y para el jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero
Cerca de 2.000 personas se concentraron anoche en Barcelona para reivindicar la unidad de España y que Cataluña recupere la “normalidad”. Los manifestantes, ataviados con banderas de España, gritaron consignas en contra de la declaración de independencia y reclamaron el ingreso en prisión del president de la Generalitat, Carles Puigdemont. A los cinco minutos de iniciarse la concentración, la lluvia que había castigado la ciudad durante la tarde se convirtió en un intenso diluvio que provocó la marcha de parte de los manifestantes.
Entre los concentrados se encontraban el líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, el diputado en el Parlament Santi Rodríguez y el presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz. Junto a los líderes populares asistieron aristócratas como Álvaro de Marichalar, miembros de algunos grupos de ultraderecha y decenas de otros ciudadanos.
Los momentos tensos se vivieron cuando grupos de manifestantes aprovecharon la presencia de dos furgonetas de los Mossos d’Esquadra para recriminar el papel de los agentes en el referéndum del 1 de octubre. Tras reivindicar la labor de los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, los manifestantes gritaron proclamas exigiendo el ingreso en prisión de Josep Lluís Trapero, jefe de los Mossos. Las decenas de personas que siguieron en el lugar increparon a los cámaras de TV3 a los que acusaron de “manipuladores”. Transcurrido poco más de una hora, el resto de manifestantes abandonaron la zona.
Los concentrados eligieron el epicentro de la avenida Diagonal para manifestarse, el mismo lugar donde el pasado martes la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural reivindicaron la excarcelación de sus líderes Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. La avenida estuvo ayer cortada al tráfico varias horas debido a las tareas de limpieza que realizó el Ayuntamiento para retirar la cera de las velas que los concentrados vertieron en el suelo y que convertía la vía en peligrosa para el tráfico, sobre todo, de motocicletas.
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