El último icono de los ‘indepes’
El comisario Trapero brilló en la explicación de los atentados, pero ha arremetido contra los medios ante las críticas
El jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, se ha convertido a su pesar en una estrella mediática. Y en el último icono de los independentistas. Una paradoja para un comisario de 51 años cuya trayectoria se ha caracterizado, precisamente, por su independencia política y por no haberse significado nunca a favor de nadie, salvo del cuerpo policial. Su fuerte corporativismo le ha llevado a criticar con dureza a los medios. Una posición que, en un contexto de fuerte polarización, le ha hecho ganar el aplauso del independentismo.
La publicación, por El Periódico de Catalunya, de un supuesto aviso de la CIA sobre la posibilidad de un atentado en La Rambla ha sacado a relucir el rostro más corporativista de Trapero. El comisario retó al director del rotativo, Enric Hernàndez, a presentarse en la rueda de prensa de ayer para formular él mismo sus dudas. Trapero cuestionó no solo su información, sino sus “intenciones”. Y señaló, por su nombre, al subdirector, Luis Mauri, que denunció las “mentiras” de los Mossos en un artículo de opinión.
Los sectores independentistas interpretan esa defensa a ultranza de la policía catalana como una defensa de sus intereses y una denuncia (implícita) de las fuerzas de seguridad. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), principal entidad independentista, publicó ayer un tuit de apoyo al comisario. “¿Flores en los coches o mierda en los diarios?” Nosotros lo tenemos claro”, acompañado de la etiqueta “joambTrapero” (yoconTrapero).
Nombrado jefe de los Mossos en 2013 de la mano del exconsejero democristiano Ramon Espadaler, Trapero ha mantenido el puesto por su fuerte ascendencia en el cuerpo pese a la purga de altos cargos poco comprometidos con el procés. Sus dos jefes políticos —el consejero Joaquim Forn y el director general Pere Soler— sí son netamente independentistas.
Bregado en la investigación policial, no oculta sus recelos hacia los medios, con quienes ha mantenido una relación difícil. Las críticas a la policía de los últimos días —por las informaciones sobre el imán en Bélgica o por el aviso de la CIA— han sacado la versión más dura de un comisario de trato áspero, seguro de sí mismo, inteligente y acostumbrado a mandar.
Las explicaciones de Trapero en las horas críticas que siguieron a los atentados de Barcelona y Cambrils —en las que detalló, con aplomo, los avances de la investigación— le valieron el aplauso casi unánime. A esa imagen de fortaleza institucional sumó un comentario que le ha humanizado a ojos de los ciudadanos, especialmente en Cataluña: “Bueno, pues molt bé, pues adiós”, contestó a un periodista que abandonó una rueda de prensa porque no se hablaba solo en castellano. “Si me hacen la pregunta en catalán, respondo en catalán, y si me la hacen en castellano, respondo en castellano”, dijo Trapero en una respuesta que, para algunos, fue una sencilla defensa del bilingüismo y, para los independentistas, una reivindicación de Cataluña frente a España.
La respuesta de Trapero al periodista provocó risas en la sala y una oleada de guasa en Twitter que llevó a algunos emprendedores a serigrafiar camisetas con la cara de Trapero y su frase. En esa conferencia de prensa, el comisario daba a conocer el nombre del conductor de La Rambla: Younes Abouyaaqoub. Los Mossos habían abatido hacía pocos días a los cinco terroristas de Cambrils. Y, apenas horas después de difundir la foto de Younes, lo mataron en Subirats. Esa actuación hizo que la policía autonómica —acostumbrada a la crítica mordaz por sus polémicas intervenciones en seguridad ciudadana— recibiera incontables elogios.
Pero esos días felices, exentos de toda crítica, duraron poco. Diversas informaciones señalaron que, en enero de 2016, la policía de Bélgica pidió información a los Mossos sobre el imán de Ripoll y cerebro de los atentados, el marroquí Abdelbaki es Satty. La policía de Vilvoorde —foco yihadista cercano a Bruselas— sospechaba de las actividades del imán y así se lo hizo saber a los Mossos, que respondieron que no sabían nada y no llevaron a cabo ninguna investigación posterior.
La aparición de esas informaciones no agradó a Trapero, que, el pasado lunes, en una entrevista en Catalunya Ràdio, se despachó criticando a los medios de comunicación que las publicaron. El comisario lanzó un primer dardo: recordó que, mientras “unos ponen flores en los coches de los Mossos”, en alusión a las ofrendas espontáneas de los ciudadanos tras la actuación en los atentados, “otros ponen mierda”, en alusión a los medios. De ahí el tuit de la ANC. El comisario, máximo jefe policial de los Mossos, siempre ha sido muy crítico con la labor de los periodistas y así lo dejó claro también en esa misma entrevista. Su tesis es que, mientras la policía “cada vez está más cerca de la gente”, los medios, en cambio, están cada vez más lejos.
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