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Una vela para recordar a la sonrisa perdida del mercado de La Boquería

Silvina Alejandra Pereyra, hispano-argentina de 40 años, falleció el pasado jueves en el atentado de La Rambla

Carlos Garfella
Silvina Pereyra, víctima del atentado terrorista en La Rambla.
Silvina Pereyra, víctima del atentado terrorista en La Rambla.

“La recuerdo entrar siempre con una sonrisa en la Boqueria”, explica un excompañero de Silvina Alejandra Pereyra, argentina de origen boliviano fallecida el pasado jueves en el atentado de La Rambla de Barcelona. Silvina vivía en la capital catalana desde hacía más de 10 años y trabajó cinco en la frutería Vidal Pons 1897 del mercado más emblemático de la ciudad. “Era una excelente persona, risueña, se esforzaba mucho. ¿Qué puedo decir de ella? Ayer la dábamos por desaparecida y hoy sabemos que ya no está. Sus compañeras más cercanas están destrozadas”, añade este excolega de trabajo. Su compañera de piso, María Martínez, cuenta que la mañana del jueves “escuché cómo cerraba la puerta de casa”. Fue la última vez que la vio.

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Pereyra dejó de trabajar en la frutería hace poco más de un año. Su pareja, llamado Bebo, trabaja en el Bar la Boqueria. “Ella venía dos o tres veces por semana para visitarlo. No sé más, la veía de vez en cuando en medio del ajetreo del trabajo. Pero recuerdo que siempre estaba alegre y que era una excelente persona. Esa vela que ves ahí es para recordarla”, explica un compañero de Bebo. La vela, roja, está encendida sobre la barra del local desde primera hora de este sábado, cuando el mercado reabrió sus puertas tras el atentado terrorista. “Hoy Bebo no ha venido a trabajar”, añade.

Suseti regenta una verdulería cerca del puesto donde Pereyra trabajó. Se conocieron en la Boquería hace cinco años. “Era de mi círculo de amistades. Salíamos mucho juntas. Hoy me ha costado mucho venir a trabajar”, explica. “Ayer fue horrible. Primero, la daban por desaparecida. Después, nos dijeron que estaba ingresada en el Hospital del Mar, más tarde en otro. Y hoy nos hemos enterado del desenlace”. Tras una pausa, Suseti saca el móvil del bolsillo para enseñar una foto de su grupo de amigas. Del otro, un pañuelo para secarse las lágrimas. En la imagen se ve a la fallecida junto a cuatro amigas con unas gafas de sol puestas y una enorme sonrisa pintada en la cara. “Ves, es esta de aquí (señala con el dedo)”. Es tal como la ves, llena de energía, sonriente. Era fantástica”.

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Sobre la firma

Carlos Garfella
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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