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Tribuna
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Barcelona: ¿gestionamos el éxito o nos quejamos?

Criticar el turismo poniendo sólo el foco en sus efectos negativos es como quienes criticaban el progreso porque las fábricas hacían ruido

Turistas en las inmediaciones de la catedral de Barcelona.
Turistas en las inmediaciones de la catedral de Barcelona.Carles Ribas

El verano es una época ideal para la reflexión. Propongo levantar la vista y empezar a mirar las soluciones y la gestión de la ciudad que queremos, recuperar la excelencia que ha hecho de Barcelona una ciudad envidiada r el bienestar de la mayoría de los ciudadanos. En resumen, a trabajar para la ciudad global y cosmopolita en la que queremos vivir y, sobre todo, que pueda ser la de nuestros hijos.

Deberíamos abandonar la estéril discusión de turismo sí / turismo no y pensar en cómo gestionarlo mejor. Minimizando los problemas (actuales y futuros) y maximizando la contribución al bienestar de muchos. El número de turistas en el mundo va a crecer en las próximas décadas, en ello coinciden los estudios publicados.

La buena noticia es que esta tendencia requiere una gestión local, es decir, que la ciudad que queremos depende en buena medida de nosotros y de lo que queramos hacer y cómo. Así que a ver si despertamos del ensimismamiento egocentrista que nos lleva a pensar que estamos afrontando solos un reto único (el llamado overtourism) y empezamos a trabajar para aportar la solución de Barcelona, una solución que podemos y debemos pensar y ejecutar aquí pero que debe partir de las mejores experiencias de lo que han hecho (acertadamente o no) en otras ciudades globales del mundo. A este fenómeno de explosión del turismo no se le puede contraponer una visión absurda de desprecio a la economía del visitante, que además de dañina sólo nos llevará a perder lo que ya hemos conseguido. Hay que gestionar bien para reducir los efectos negativos y aprovechar lo bueno (que es mucho).

Decía antes que la solución, la gestión de los retos, es local pero también es transversal. Es decir, afecta al urbanismo, a los impuestos, a la promoción, a la cultura, a las normas laborales, a la gestión de las infraestructuras... Es por lo tanto una gestión compleja. ¿Alguien creía que los problemas de hoy y los de mañana se solucionarán con una tasa o una moratoria? Pero que la gestión sea compleja no nos debe desanimar sino obligar a ponernos ya como ciudad a ello, dejando aparte las polémicas de bajo vuelo, la pereza a los cambios y la complacencia con lo conseguido, como si el éxito lo tuviéramos ya asegurado.

¿Y de qué gestión hablamos? En Barcelona Global definimos tres ejes sobre los que creemos que la ciudad debería trabajar, mirando al mundo, aprendiendo de las mejores prácticas de otras ciudades. Un gestor municipal me dijo no hace mucho: “No podemos aspirar a ser los mejores en todo”. ¿Por qué no? Cuando una organización o una institución busca la excelencia casi seguro que no la logra, pero no hay duda de que en el camino se mejora.

Los tres ejes a los que me refería son, en primer lugar: gestionar la promoción para descentralizar y desestacionalizar el turismo en Barcelona. Nos queda mucho por hacer y podemos aprender de otros que lo han hecho muy bien. ¿Más turistas? No necesariamente. Pero, ¿por qué no en otros meses, en otras zonas, con otras propuestas distintas del modernismo y las playas? Amsterdam, Ginebra o París serían buenos ejemplos.

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En segundo lugar, mejorar mucho la convivencia entre los ciudadanos de Barcelona y los que nos visitan. Tenemos buenos ejemplos de ciudades pioneras en la regulación de la vivienda turística (¡y su fiscalidad!) para hacer compatible este fenómeno con el acceso a la vivienda. O el distinto uso entre unos y otros de las infraestructuras. Los precedentes de Londres, Nueva York o San Francisco pueden ayudar.

Por último, pasar de “ciudad turística” a “ciudad con turismo” o dicho de otro modo, cómo usar el turismo de palanca para que Barcelona se coloque entre las ciudades líderes a escala global en cultura, educación, sostenibilidad o en sectores de futuro como las ciencias de la salud. Podemos mirar las soluciones de Miami, Copenhague o San Diego.

Nos queda mucho por hacer. Los éxitos pasados no garantizan éxitos futuros y criticar el turismo poniendo sólo el foco en sus efectos negativos es como aquellos que criticaban el progreso porque las fábricas hacían ruido. ¿No seria mejor gestionarlo y trabajar en serio para hacer mejor la Barcelona del 2027?

Pau Guardans es vicepresidente de Barcelona Global

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