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EXPOSICIÓN

Científicos a la fuga

La exposición ‘Ciencia de acogida. En la libertad reside el conocimiento’ reflexiona, en CentroCentro, sobre el exilio intelectual y lo relaciona con el actual drama de los refugiados

Sergio C. Fanjul
Lámina en homenaje a la química Dorotea Barnés de Bárbara Puliga para la muestra 'Ciencia de Acogida'.
Lámina en homenaje a la química Dorotea Barnés de Bárbara Puliga para la muestra 'Ciencia de Acogida'.Bárbara Puliga

Con el ascenso del nazismo, Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad, tuvo que huir de Alemania hasta acabar instalándose en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Estados Unidos. Esa institución y ese país acogieron a buena parte del talento fugado de una Europa convulsa, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Pero muchos científicos e intelectuales han tenido que huir del conflicto y su exilio marcó el devenir del conocimiento y colaboró en el desarrollo de los países de acogida. La exposición Ciencia de acogida. En la libertad reside el conocimiento, que se puede ver en CentroCentro (Plaza de Cibeles, 1, en la tercera planta; hasta el 17 de septiembre; gratis), está organizada por la revista de ciencia y arte Principia y comisariada por Enrique Royuela. La muestra pone el foco en este fenómeno migratorio y lo entronca con el actual drama de los refugiados.

Otros científicos eminentes huidos del conflicto que enfrentó al mundo entre 1939 y 1945 fueron Niels Bohr, Max Born, Enrico Fermi, Lise Meitner o Rita Levi-Montalcini. Muchos de ellos eran perseguidos por el antisemitismo que se instauró en las Potencias del Eje y su órbita de influencia —como la norma impuesta por las denominadas Leyes de Nuremberg de carácter racial e impulsadas por el partido nazi en 1935 con el objetivo de coartar la actividad de los judíos en Alemania—. Al verse perseguidos, algunos de estos científicos lograron escapar a Estados Unidos o a diversos países latinoamericanos, gracias a las redes de solidaridad internacionales, como el Consejo de Asistencia de Refugiados Académicos (CARA), fundado por el economista británico William Beverige en 1933 y que posteriormente, en 1936, se convirtió la Sociedad de Protección de la Ciencia y el Aprendizaje (SPSL por sus siglas en inglés).

“Contar sus historias nos parece un buen ejemplo de lo que supone para un país la pérdida de su patrimonio cultural debido a las guerras y a los regímenes opresores. También visibiliza los beneficios intelectuales que se generan en los lugares de acogida, donde ese talento tiene un valor tangible del que muchos países todavía disfrutan”, explica Royuela, también director de la publicación Principia. Sin estas migraciones intelectuales, el panorama científico actual sería completamente diferente.

María Teresa Toral vista por la ilustradora Emma Gascó
María Teresa Toral vista por la ilustradora Emma Gascó

La exposición, dividida en dos bloques, recuerda mediante coloridos paneles —realizados por diferentes ilustradores— corrientes culturales también perseguidas, como por ejemplo, el surrealismo francés o la escuela Bauhaus, fundada por el arquitecto Walter Gropius y tachada de subversiva por los nazis.

El cartelismo de la Guerra Civil es otra de las corrientes en la que se profundiza, porque el conflicto español (1936-1939), prolegómeno de la contienda mundial, también generó una buena cuota de exiliados ilustres, que se establecieron fuera de España bien por miedo a la represión política, o ante la imposibilidad de continuar con sus carreras científicas. Así lo atestigua el otro bloque de la muestra, dedicado a los exiliados patrios: es el caso del biólogo Severo Ochoa, las químicas Pilar de Madariaga y Dorotea Barnés; o los físicos Blas Cabrera o Arturo Duperier. Incluso el que fuera último presidente de la derrotada República, el médico Juan Negrín, que compartía disciplina con Gregorio Marañón, otro ilustre refugiado presente en esta iniciativa.

Las mujeres sabias

La exposición también es una gran oportunidad para conocer el nombre y la trayectoria de científicos no tan populares fuera del ámbito de la ciencia. Por ejemplo, Blas Cabrera (1878-1945), que en su cartel, obra de Riki Blanco, aparece con un gran imán en la mano: sus investigaciones en el ámbito del magnetismo le llevaron a convertirse en uno de los físicos más importantes de la historia de España. Además, fue anfitrión de Einstein en su visita a España en 1923, como atestigua una foto de la exposición. Arturo Duperier (1856-1959), discípulo del anterior, con rayos en los ojos según el cartel de Jorge González, pues fue investigador de los rayos cósmicos, así como del magnetismo y de la meteorología.

Entre las “pioneras españolas de la ciencia” se cuenta Pilar de Madariaga (1903-1995), retratada por Eneri Mateos, que estudió el espectro del molibdeno y la concentración del mercurio en el aire de las minas de Almadén. Amparo Poch y Gascon (1902-1968), con cartel de Del hambre, fue médica y activista antifascista y libertaria, fundadora de la revista Mujeres libres, donde denunció el desprecio de los hombres hacia las “mujeres sabias”. Otros ilustradores participantes en la muestra son Ana Galván, Kike de la Rubia, Luis Armand, Juanma Buah!, el abrelatas o Bárbara Puliga, entre muchos otros.

Los científicos aquí recordados fueron miembros de la llamada Edad de Plata de la ciencia española, fruto de la actividad de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), predecesora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), creado ya en el franquismo y que todavía perdura.

Pero no solo las cruentas guerras expulsan talento fuera de las fronteras. En la actualidad, los rigores de las crisis y los recortes en investigación —a pesar de su importancia en la implantación de un modelo económico, más allá del turismo y el ladrillo— expulsan a jóvenes investigadores de España, comprometiendo su futuro científico.

Hablemos de ciencia

A la vuelta de agosto se celebrarán una serie de conferencias en torno a los temas que trata la exposición. La figura del físico italiano Enrico Fermi se recordará el día 5 de septiembre por parte de Bernardo Herradón, investigador titular del CSIC. Al día siguiente le tocará el turno a Arturo Duperier, por parte del ingeniero de telecomunicaciones Antonio Pérez Valverde.

Mujeres, arte, ciencia y exilio es el título de la conferencia del día 7, con las historiadoras Elisa Garrido y Carmen Gaitán. La periodista Laura del Río hablará, el día 8, sobre la persecución de científicos judíos durante el régimen nazi (un periodo que, por cierto, se refleja en la reciente serie Genius, producida por National Geographic, sobre la vida de Einstein). El día 14 se ahondará en la ciencia de la genética forense por parte del doctor en Biología Gijs J. Jochems. Con motivo de la Noche Europea de los Investigadores, el día 12, se ofrecerá una visita guiada.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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