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El flotador del golf femenino

La falta de torneos y posibilidades dentro del circuito nacional y europeo señala al Santander Tour, que ayer celebró una de sus pruebas en el club de Vallromanes, como una vía de escape para las jugadoras

Jordi Quixano
Varias de las jugadoras posan antes de comenzar el torneo.
Varias de las jugadoras posan antes de comenzar el torneo.SANTANDER TOUR

Existía cierta preocupación porque el año pasado el campo presentó alguna que otra deficiencia debido a la sequía y al servicio externalizado de mantenimiento, que no funcionó como debía. Pero desde hace meses y sobre todo en las dos últimas semanas, el Golf Vallromanes se preocupó de que no ocurriera lo mismo y dio en el clavo. “Hace muchos años que juego aquí y es de las veces que mejor he visto el campo”, reconocía la jugadora Mireia Prat. “Aún queda alguna cosa por mejorar, pero estamos muy contentos por el trabajo realizado”, se sumaba desde su buggy el director del campo, Francesc Paús, al tiempo que mostraba con orgullo las calles impolutas, los greenes de cristal y un rough asequible. “Hemos hecho un esfuerzo especial para presentar el campo en condiciones inmejorables para unas golfistas que se lo merecen todo”, agregaba Carlota Sabaté, presidenta del histórico club catalán. Al final, tras dos días de competición, Silvia Bañón gobernó el recorrido y se llevó la tercera prueba del Santander Tour, una competición que es toda una bombona de oxígeno para las golfistas profesionales que pelean por entrar en el Ladies European Tour y que ven de lejos una tarjeta para el LPGA, el circuito americano.

Se sabe desde hace tiempo que el gran problema del golf es que hay muchas profesionales y muy pocas pruebas, por lo que las jugadoras que no están en la élite tienen las tarjetas limitadas para competir. Y las que pueden, no siempre se desplazan a los torneos porque no sale rentable. “Viajas mucho, te gastas mucho dinero, pasas el corte y no cubres gastos. Al final se va haciendo una bola que afecta a tu juego, con lo que no salen los resultados, no ganas dinero, no tienes sponsors… Y todo eso te afecta mentalmente”, reconocía Mireia Prat. Así, no resulta extraño que apenas una decena de las profesionales que juegan el LET Access Series –es el circuito que precede en importancia al European y que está por encima del Santander Tour- puedan permitirse un caddie profesional y no tiren de amigos, familiares o entrenadores. “Al contrario de los chicos, que pueden vivir muy bien con el European, en las chicas vamos muy justitas si no estás entre las 60 mejores”, resuelve la jugadora alicantina Silvia Bañón.

Silvia Bañón, campeona de la prueba del Santander Tour en Vallromanes.
Silvia Bañón, campeona de la prueba del Santander Tour en Vallromanes.SANTANDER TOUR

Ocurre, además, que el Ladies European Tour se ha quedado estancado porque las bolsas de premios no son demasiado generosas (se reparten unos 300.000 entre las primeras 45) en comparación con las pruebas del LPGA (entre uno y tres millones de euros), por lo que las golfistas no traspasan el charco a no ser que sea por compromiso. Es el caso, sin ir más lejos, de Azahara Muñoz, Carlota Ciganda y Beatriz Recari, los tres puntales del golf español. “Y se han reducido pruebas o se disputan muy lejos o en países con conflictos políticos”, añade Silvia Bañón, en referencia a las pruebas de Catar o Turquía, por ejemplo. Por eso es tan importante el Santander Tour, por más que tenga una remuneración coqueta [la ganadora se llevó 5.400 euros y solo las 15 primeras cobraron]. “Es un circuito con nombre y es bueno para probarse y para saber dónde estás, también para competir y no perder el ritmo entre parones de otros torneos como los LET Access”, expone Laura Harvey, una de las varias inglesas que participó en Vallromanes y que integró el nutrido grupo de golfistas extranjeras porque se dieron hasta 13 nacionalidades distintas. “Todas le damos muchísimo valor a este Tour porque nos sirve para entrenar y competir cuando no hay otros torneos, además de la ayuda económica”, expone Bañón, que ya ha tomado la determinación de probar fortuna este verano en la escuela de la LPGA para ver si se saca la tarjeta americana.

Ocurre, en cualquier caso, que el Santander Tour también tuvo sus problemas para poner en marcha la segunda edición del circuito porque dos patrocinadores (JP Morgan y Pioneer) renunciaron a destiempo, por lo que se redujo el circuito de ocho a seis pruebas. Aunque el contratiempo no impide que por el momento sea el flotador del golf femenino.

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