FiSahara, del desierto al Matadero
El catálogo del Festival Internacional de Cine del Sáhara se exhibe en la capital este fin de semana
Se creó hace tres lustros con tres ideas claras: Llevar cine al desierto, donde vive refugiada buena parte de la población saharaui expulsada de su tierra por la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos en noviembre de 1975, tras el abandono de España, que la ocupaba hasta entonces; conseguir que los saharauis pudieran hacer sus propias películas para contar su propia historia; y desaparecer.
La última todavía no se ha conseguido, pues el FiSahara (Festival Internacional de Cine del Sáhara) ciertamente nació con vocación de desaparecer, o más bien, de dejar de hacerse en los campamentos levantados en la región prestada por Argel de Tinduf, al sureste del país, para hacerlos en la tierra recuperada. Cuando arrancó su primera edición, en 2003 en el campamento de Smara, esa opción no se veía tan alejada como ahora mismo. El bloqueo internacional, la parálisis de la ONU, la presión de Marruecos y la inhibición de España, considerada todavía por los tribunales internacionales como la Potencia Administradora, pone a día de hoy aún más lejos la resolución justa del conflicto.
En estos catorce años, FiSahara ha acudido puntualmente a llevar cultura y solidaridad a través del cine a los campamentos, pero este año, al parecer solo por una vez, ha decidido mostrarse en Madrid, para acercar más la realidad de un pueblo hermanado con España durante un siglo y que vive angustiado por el olvido oficial del país que le prestó parte de su cultura e idioma. Así entre hoy y domingo se proyectarán en el Matadero Madrid una película cada noche de temática saharaui.
Hoy mismo, Leyuad, la primera película de larga duración de nacionalidad saharaui. Trata de la herencia oral de los poetas saharauis y en su realización han colaborado los primeros alumnos egresados de la Escuela de Cine del Sáhara, creada como uno de los objetivos primeros por FiSahara. Habrá coloquio en torno a ella y la actuación especial posterior de la cantante, percusionista y compositora Aziza Brahim, nacida en los campamentos de refugiados, que se ha convertido, desaparecida Mariem Hassan, en la interlocutora musical de las reivindicaciones de su pueblo.
Mañana se proyecta Hijos de las Nubes, producida y conducida por Javier Bardem, que obtuvo un Goya al mejor documental. Y el domingo se cierra con The Runner, que narra la historia de un corredor de las zonas ocupadas presentado por Marruecos a una competición atlética internacional que cuando fue a recoger su medalla, rechazó la bandera marroquí y se enfundó en una saharaui. Esta acción le supuso represalias y, desde entonces, la vida del protagonista, pende de un hilo.
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