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Padre e hijo, al banquillo por vender droga adulterada con fármacos para ganado

En solo quince días realizaron hasta siete transacciones de estupefacientes que mezclaban con un desparasitante en un piso en Vigo

Gtres

El tribunal de la sección quinta de la Audiencia de Pontevedra juzgará a partir de este martes a dos presuntos traficantes, padre e hijo, acusados de la venta de cocaína al por menor desde un piso de Vigo que ambos utilizaban como centro de operaciones. La fiscalía pide cuatro años de prisión y 100.000 euros de multa para cada uno de ellos, que carecen de antecedentes penales.

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Según la investigación policial, que se centró en el seguimiento de los acusados y una tercera persona ya fichada como uno de los principales distribuidores de cocaína y heroína en la ciudad, padre e hijo realizaron hasta siete transacciones de droga en apenas quince días. Los agentes interceptaron la cocaína que ambos procesados entregaban a sus clientes y que en ocasiones adulteraban con un producto con el que se desparasita el ganado.

La primera entrega que controló la policía con la autorización del juzgado número 1 de Vigo, encargado del caso, se realizó el 25 de noviembre de 2015, cuando C.E.C.S. y su hijo C.E.C.R. se acercaron a un Ford Focus que estaba estacionado frente al edificio donde vivían los presuntos vendedores. Ambos le entregaron al copiloto una dosis de cocaína de una pureza del 82%, con un valor en el mercado callejero de entre 60 y 100 euros.

Al día siguiente, y casi a la misma hora, salieron de su casa andando hacia un punto donde les esperaba otro cliente en el interior de un taxi, y al que también le entregaron otra bolsita de cocaína a cambio de una cantidad de dinero cuyo importe se desconoce. La droga, con una riqueza del 69,64%, estaba adulterada con levamisol, un fármaco retirado de algunos mercados debido al riesgo de efectos secundarios graves, por lo que, en la actualidad, se utiliza fundamentalmente en la medicina veterinaria.

La semana siguiente, los acusados realizaron otras cinco entregas de cantidades similares y casi siempre a los copilotos de los coches muleros. En una de ellas, de casi dos gramos de cocaína, se detectó de nuevo el empleo de levamisol para alterar su pureza, alcanzando así un precio por dosis de 356 euros.

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Según los investigadores, paralelamente a estas actividades, padre e hijo también contactaron con R.A.F.B., condenado por última vez en sentencia de 10 de octubre de 2014 a la pena de dos años y seis meses de prisión por delito de tráfico de drogas, y al que ambos entregaban sustancias estupefacientes. La policía pudo comprobar que este último vendía a su vez heroína con una pureza media del 50%, que también estaba adulterada con cafeína y paracetamol, y con un valor en el mercado callejero de entre 15 y 31 euros, según fuese la venta por gramos o por dosis. La fiscal del caso, Natividad Gurriarán, también acusa a R.A.F. en esta causa y pide para él cinco años y seis meses de prisión con agravante de reincidencia y multa de 100.000 euros.

El 10 de diciembre de 2015, cuando R.A.F. iba a entregar un dinero a sus dos cómplices que llevaba en el asiento del copiloto de su vehículo, este fue detenido. Durante el arresto se le incautó una papelina de plástico azul que contenía una dosis de heroína también adulterada. Luego fueron capturados el padre y su hijo.

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