El mar imaginado de Hugo Fontela
El pintor expone en la galería Marlborough de Barcelona sus idealizadas rocas e islotes
El mar está muy presente en la obra de Hugo Fontela (Grado, 1986). El asturiano ha pintado mares llenos de residuos que generan montañas de basura y enormes vertederos y también postes flotantes sobre el agua que recuerdan los muelles del East River de Nueva York que tan bien conoce. Su producción más reciente, realizada a lo largo de los últimos meses, son islotes o rocas idealizadas y llenas de misterio que también flotan en intensos y monocromáticos mares azules. Y lo hace, a priori, en repetitivas obras en las que solo hay lo fundamental: unas rocas, quizá islas, al final todas diferentes, rodeadas por un mar plano y calmo, donde apenas se percibe un leve movimiento de las olas; todo sin rastro del horizonte. Así son las pinturas que Fontela presenta en la exposición Norte que pueden verse en la galería Marlborough de Barcelona hasta el próximo 20 de mayo, en la que constituye su primera individual en la galería de esta ciudad.
La mayoría son cuadros enormes, de escenas aparentemente nocturnas o crepusculares, en las que la visión de las rocas parece estar a punto de desvanecerse y el mar tiene un intenso color azul oscuro, “azul fontela”, dice el artista. Fontela también ha creado otras obras en las que el mar se trastoca en un lugar luminoso y diurno, creado a base de múltiples capas y veladuras en los que el agua podría ser también un desierto. En algunas de sus pinturas, como en Norte III, estas capas blancas no han cubierto del todo el azul que se esconde debajo, desvelando el largo proceso de creación de cada una de estas pinturas.
En ninguna de las obras que presenta Fontela aparece la presencia humana, por lo que estamos ante islotes o rocas inhabitadas e inhabitables que ocupan el centro de las telas; unas obras creadas en formato predominante cuadrado, ni paisaje ni retrato. “No son paisajes reales, son paisajes que he visto desde siempre; son los recuerdos y su idealización”, explica el artista, que llegó a Nueva York con 18 años y se instaló a vivir en la ciudad americana, donde ha estado instalado durante 10 años. Desde 2015 reside en Madrid, pese a que continuamente vuelve a la ciudad norteamericana.
Junto a los cuadros enormes, otros más pequeños, casi íntimos, para poder ver en la distancia corta. “En los dos está la misma intensidad y la misma fuerza”, explica Fontela que en 2014 fue galardonado con el Premio Príncipe de Girona de las Artes por su precoz pero intensa trayectoria artística.
Nueva directora
La exposición de Fontela es la primera de la historiadora del arte Mercedes Ros como nueva directora de la galería barcelonesa tras sustituir a Violant Porcel, responsable de la galería desde su apertura en 2006. “Seguiremos apostando por los artistas de la galería, pero también presentaremos exposiciones de relevancia internacional”, explica esta experta que ha contado con galería propia tanto en Barcelona como en Madrid y protagonizó un sonado descubrimiento en 2015 cuando presentó un nuevo retrato de Felipe IV de Rubens, que se convirtió en la estrella de Feriarte de Madrid.
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