Un cabaré sexi, loco, provocador y muy artístico
El espectáculo ‘Ohlala’ se estrena en Madrid con un lenguaje de ‘burlesque’ renovador y diverso
Tentación, seducción, fantasía, acrobacias y sexo. “Bueno... sexo no”, matizan desde el equipo de Ohlala: Sexy-Crazy-Artistic. Este espectáculo —un cabaré circense que acaba de llegar a la Gran Vía (Teatro de la Luz Philips; martes a viernes a las 20.30, sábados a las 19.00 y a las 22.00, domingos a las 19.00; hasta el 12 de abril)— invita al exceso: “Rompe tus límites, abre tus fronteras. Aquí no hay reglas: todo depende de ti”.
“Tengo curiosidad de ver cómo se lo toman los españoles", reconoce Gregory Knie, creador, junto a su padre Rolf, del concepto Ohlala. “Vengo de una familia de circo de toda la vida y en un momento dado pensamos en cómo podíamos hacer algo diferente, una mezcla de disciplinas”, continúa Knie. De esa inquietud nació en 2011 este espectáculo, que mezcla la provocación del cabaré de principios del siglo XX con las acrobacias y los números circenses.
Se estrenó en Zúrich y desde entonces, temporada tras temporada, ha ido profundizando e investigando en esa mezcla con una temática nueva cada año. En Suiza es un éxito y un fenómeno —para acudir a las representaciones, algunos de los asistentes eligen sus galas más atrevidas y, en ocasiones, fetichistas—, por lo que hace un par de años decidieron probar con exportar el espectáculo. Se instalaron en París con Ohlala: Sexy-Crazy-Artistic; agotaron entradas durante toda la temporada. Ante el éxito, decidieron viajar con esa versión a Madrid.
“Los españoles somos así: sexis, un poco locos y muy artísticos”, dice Emy Sotomayor, maestra de ceremonias en el montaje que se representa en la capital. También ejerció de anfitriona en algunas funciones en Francia. “Cuando lo vi por primera vez, me enamoré del montaje. Pensé: ‘No hay nada comparable a esto”, añade Sotomayor. El espectáculo parte del ballet de Tchaikovsky El lago de los cisnes y lo mezcla con la oscuridad de Cisne Negro, película de Darren Aronofski (2010) por la que Natalie Portman ganó un Oscar como mejor actriz.
Un espectacular acróbata aéreo; un “elegante striptease”; danza, humor, malabares... se suceden en los 11 números que componen el show: “Escogí a los mejores artistas que he encontrado, por lo que hay mucha diversidad en los números. El conjunto tiene algo, un toque, que implica al público, lo contagia”, explica Gregory Knie. También ha contado con maestros como el iluminador Jacques Rouveyrollis, que ideó una composición lumínica para la torre Eiffel mientras sonaban temas del compositor Jean Michele Jarre.
A pesar de que esa mezcla de circo y cabaré no suena del todo novedosa en la capital —sirva de ejemplo el éxito de The Hole y sus secuelas—, Ohlala es una referencia global en la renovación del lenguaje circense y de burlesque: “Compartimos con The Hole que nos gusta romper los códigos, transgredir y cuestionar lo tradicional, pero el show es completamente diferente”, dice Knie, “no se parece a nada que el público conozca”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.