25 detenidos y decomisados 500 kilos de cocaína tras dos años de investigación

La droga estaba oculta en ladrillos refractarios que provenían de América Latina. Este tipo de ladrillo se utiliza para lugares que tengan que soportar temperaturas muy altas, como barbacoas y chimeneas. Las investigaciones llevaron a los agentes del Grupo XV de Policía Judicial de Madrid hasta una nave industrial del polígono industrial Marconi, en Villaverde. Allí encontraron 125 palés que contenían cada uno 80 bloques de ladrillos con un peso unitario de ocho kilos. En total, 80.000 kilos que los agentes tuvieron que romper uno a uno hasta localizar los bloques de la cocaína.

La droga se había practicado en un horno en Colombia o en México, tras haber importado ladrillos similares procedentes de España. Para evitar que se dañara en el transporte lo fijaban con silicona expandible en el interior de los ladrillos. "Lo que más nos llamó la atención es que entraran de nuevo este tipo de material a la península, cuando somos los grandes exportadores. Por eso seguimos toda la ruta hasta dar con la nave. Se trataba de una organización muy compleja", ha señalado el comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial, José Luis Conde. Los agentes han pinchado en estos dos años -la investigación comenzó en marzo de 2015- más de 200 teléfonos móviles.

La banda estaba formada por ciudadanos procedentes de México, Colombia, España y la República Dominicana. Estaba organizada de tal forma que tenían los trabajos perfectamente distribuidos. Un grupo se dedicaba a transportar la droga desde el puerto de origen a los principales puertos de España, como Vigo o Valencia. A veces también entraba por Bélgica y Holanda, donde los controles aduaneros son más laxos.

Una vez que estaban en Madrid, la droga era sacada de los ladrillos en la nave de Villaverde y, desde allí, se transportaba a un chalé franco de los alrededores de Valencia capital. Para ello utilizaban vehículos con dobles fondos (caleteados, en el argot policial) en los que ocultaban el estupefaciente. Desde allí se vendía a distribuidores medios y pequeños traficantes. "El precio de esta mercancía en el mercado negro podría haber alcanzado los 18 millones de euros", ha explicado la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa.

La banda estaba dirigida por J. M. R. R., de 41 años, conocido como La Abuela, y de nacionalidad colombiana y mexicana. Gran parte de las operaciones estaban asesoradas por una santera de la provincia de Toledo, a la que la consultaban cuándo tenían que hacer los traslados. 

Los agentes procedieron a las entradas y registro en 28 viviendas (cuatro en Madrid, 18 en Valencia, una en Guadalajara, Toledo, Alicante, Albacete, Tarragona y Sabadell), además de la nae industrial. De los 25 arrestados, 15 han ingresado en prisión provisional comunicada y sin fianza. Todos ellos están acusados de un delito contra la salud pública (tráfico de drogas) y pertenencia a organización criminal. "Todo el dinero lo sacaban de España a través de correos o de grupos especializados. Aquí los integrantes de la organización llevaban una vida muy austera y no hacían grandes ostentaciones", ha destacado el comisario Conde.