La profunda soledad de Manuela Carmena
La alcaldesa gobierna con el apoyo de un pequeño grupo de sus ediles y de la portavoz del PSOE, Purificación Causapié
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid desde junio de 2015, está cada día más sola. Su grupo municipal, Ahora Madrid, se encuentra completamente dividido. Un dirigente municipal de la formación reconoce que hay dos bandos: los que él denomina "los chavales" y "el verdadero equipo de Manuela". En el primer grupo incluye a los ediles provenientes de los movimientos okupas, vecinales, Ganemos y Podemos. En el segundo, un reducido comité de políticos y técnicos más veteranos. Marta Higueras, concejal de Equidad, e Inés Sabanés, edil de Medio Ambiente, forman parte de él.
A ellas se une Luis Cueto, coordinador de alcaldía y sobrino político de la regidora. Hombre preparado (es miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y ha trabajado en diversas Administraciones), acumula cada día más responsabilidades: además de la gerencia, es presidente del ferial Ifema y Carmena sopesa entregarle la parte más importante de la Concejalía de Cultura. Un edil socialista lo define así: "Es su auténtico apoyo. Su persona de confianza. Todo pasa por él. Tiene el Ayuntamiento en la cabeza".
Un dirigente de Ahora Madrid recuerda que Carmena "no conocía a las personas que iban a formar parte de la lista". "Cada uno salió de las primarias de sus respectivas formaciones. Pero el problema en el Ayuntamiento es que, a diferencia del Gobierno, las concejalías solo pueden ser desempeñadas por ediles electos". De esta manera, Carmena descubrió que no tenía los perfiles necesarios para cada puesto. Esta fuente da un ejemplo: "Eligió a Guillermo Zapata para Cultura, porque es guionista de televisión, pero tras el caso de los tuits [bromeó sobre el Holocausto y el terrorismo] lo destituyó. Buscó un sustituto y solo vio a Celia Mayer [licenciada en Políticas]. Ya sabemos lo que pasó después...".
Las divisiones en el organigrama de Ahora Madrid se manifestaron ya en los primeros meses de gobierno. Ganemos, el ala más radical, empezó a criticar a la alcaldesa por la destitución de Zapata. Meses después le reprocharon no haber defendido a los titiriteros acusados de enaltecimiento del terrorismo y no cumplir con el programa de Ahora Madrid. Este grupo, que en un primer momento contaba con seis ediles, y que ahora tiene tres, después del cese de Mayer afirmó que Carmena intenta "concentrar poderes".
La alcaldesa hizo siempre gala de su independencia. "Soy independiente y me parece importante seguir siéndolo". Dijo no pertenecer a Podemos y llegó incluso a obligar el desalojo del Patio Maravillas, uno de las incubadoras de Ahora Madrid. Cuatro ediles de la formación de gobierno —Carlos Sánchez Mato, Celia Mayer, Guillermo Zapata y Montserrat Galcerán— se manifestaron en contra de su propia alcaldesa.
Durante un año la exjuez cedió a las presiones de sus concejales. Paralizó la Operación Chamartín diseñada por la anterior regidora Ana Botella, se opuso al desmontaje del Edificio España, puso en marcha un plan para cumplir la Ley de la Memoria Histórica, hizo oídos sordos a la ocupación de dependencias del cementerio de la Almudena, rechazó soterrar la M-30 junto al Calderón... Pero esas medidas, lejos de aplacar al ala más radical, la alentaron.
Intentó llamar al orden: el desgaste ante la opinión pública era muy fuerte. En las elecciones nacionales de junio de 2016, Podemos ya había perdido uno de cada cinco votos obtenidos en las municipales. Tres concejales radicales —Guillermo Zapata, Celia Mayer y Javier Barbero— rompieron entonces con Ganemos y crearon su propio grupo de presión: Madrid 129.
En verano del año pasado la alcaldesa manifestó su "profundo cansancio". Pero se recuperó y decidió tomar el control de los proyectos más importantes (la política cultural, la Operación Chamartín y la negociación de los presupuestos).
Comenzó un acercamiento con la nueva líder del grupo socialista, Purificación Causapié, que la había apoyado en la investidura, y que sustituyó al rebelde Antonio Miguel Carmona, fulminado por Pedro Sánchez unas semanas después de las elecciones municipales. A medida que Carmena iba sumando competencias —la última, la política cultural—, aumentan sin embargo las quejas de sus concejales y su soledad.
La fotografía de este alejamiento político se dio en el último pleno municipal, cuando junto a Marta Higueras rompió la disciplina de voto y levantó la mano para apoyar la propuesta del PP de invitar a Madrid a los familiares de las víctimas de los presos políticos venezolanos. La polémica acabó con divisiones dentro del PSOE, tras las críticas públicas de Carmona por la decisión de abstenerse.
Tras el cese de Mayer, Carmena ha anunciado una "reorganización" del ejecutivo municipal. Este intento de poner orden demostrará si el liderazgo creciente de la alcaldesa es compatible con las geometrías variables de Ahora Madrid. El asunto pondrá a prueba la resistencia de la coalición cuando solo se halla en la primera mitad del mandato.
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