El informe final confirma que el conductor del autocar escolar que volcó consumió cocaína
El informe se encuentra ya en el Juzgado de Instrucción número 6 de Fuenlabrada
El informe final de la saliva ha confirmado que el conductor del autocar escolar siniestrado el 25 de enero en Fuenlabrada, E. G. G., de 34 años, había consumido cocaína en los últimos días, según confirmaron ayer fuentes judiciales. El documento ya ha sido aportado al Juzgado de Instrucción número 6, que lleva la causa. El chófer está siendo investigado por un delito contra la seguridad vial.
Euforia seguida de tristeza
El consumo de cocaína produce efectos muy rápidos en el organismo como la euforia, la hiperactividad, la autoconfianza y la megalomanía, junto con la inhibición de las sensaciones de fatiga, hambre, sed y sueño. Sin embargo, tiene consecuencias muy negativas para el organismo como la hipertensión arterial, taquicardia, sudoración y temblores en brazos y piernas.
Desde un punto de vista psicológico, la cocaína genera tras el subidón inicial un cuadro ansiosodepresivo como inquietud, nerviosismo, desazón, decaimiento, apatía, vacío interior, tristeza y malestar general.
El accidente se produjo poco antes de las ocho de la mañana en el kilómetro 10 de la carretera M-506, a la salida del parque de Miraflores camino a Fuenlabrada. El autocar se dirigía con unos 25 escolares al instituto Jimena Menéndez Pidal. Por causas aún no esclarecidas, el conductor perdió el control del vehículo y este volcó sobre su lateral derecho a la entrada a una rotonda. Los ocupantes, escolares de entre 12 y 14 años, salieron por su propio pie. Sufrieron golpes y lesiones de carácter leve, pero fueron trasladados a centros hospitalarios de la zona para ser evaluados.
Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil hicieron la prueba de alcoholemia a E. G. G., que dio resultados negativos. Sin embargo, al someterle a la narcoprueba, dio positivo en consumo de cocaína, por lo que fue detenido de inmediato por un delito contra la seguridad del tráfico y trasladado al destacamento de Móstoles. Allí se le tomó una nueva prueba de saliva, que fue remitida para un análisis más detallado. El informe indica que la saliva tenía una concentración de más de 200 nanogramos (la millonésima parte del gramo) de cocaína, según confirmaron fuentes judiciales. En un principio, se apreció que podía haber consumido otro estupefaciente, pero el análisis final lo ha descartado por completo.
Esta concentración supone que el consumo del estupefaciente se produjo unos tres o cuatro días previos a la toma de la muestra, según diversas fuentes consultadas por este periódico. Lo que resulta casi imposible de determinar, hoy por hoy, es si ese consumo le afectó en la conducción y sus posibles consecuencias en el accidente.
Sin estudios científicos
La profesora del Departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad Complutense, Matilde Zaballos, explicó ayer a EL PAÍS que no existen estudios de las consecuencias del consumo de cocaína en el ser humano y cómo puede influir en la conducción, como sí ocurre con el alcohol. “Esa concentración, que es similar a la que se podría dar en el plasma sanguíneo, confirma que podría haber consumido hasta en los dos o tres días anteriores. Lo que no puede darse es un falso positivo por el nivel de concentración [detectado]. Esta cifra no indica el grado de intoxicación que sufre el individuo porque la mayoría que tenemos son estudios con animales que no son extrapolables”, explicó Zaballos. “No está tan bien estudiado como el alcohol, porque ningún comité ético aceptaría drogar con esta sustancia tan peligrosa para ver qué efectos produce en el cuerpo humano con determinadas concentraciones y tras el paso del tiempo”, concluye la profesora.
El conductor comentó en un primer momento, y sin haber sido detenido aún, que la última vez que había consumido cocaína fue en las pasadas navidades. En ese caso habrían pasado, al menos, cuatro semanas. Sin embargo, ya delante del juez aclaró que había tomado la droga el último viernes; es decir, cinco días antes de que se produjera el accidente. La titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Fuenlabrada le dejó en libertad con cargos y tras serle retirado el carné de conducir de manera cautelar.
La madre del conductor admitió en una conversación telefónica en Antena 3 que su hijo había tomado cocaína porque se había ido de fiesta: “Había consumido el viernes y se lo dijo al juez. Hasta el miércoles [día del accidente] no puede dar positivo. Consume como cualquiera, pero en su trabajo no. No la había consumido cinco horas antes de conducir”.
La Guardia Civil siempre ha explicado que el accidente pudo deberse a un fallo mecánico, dado que el conductor entró a una velocidad muy reducida en la rotonda. El disco tacógrafo arrojaba una velocidad de 41 kilómetros por hora, por lo que era la adecuada. La vía tiene un límite de 40.
La profesora del Departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad Complutense, Matilde Zaballos, explicó ayer a EL PAÍS que no existen estudios de las consecuencias del consumo de cocaína en el ser humano y cómo puede influir en la conducción, como sí ocurre con el alcohol. “Esa concentración, que es similar a la que se podría dar en el plasma sanguíneo, confirma que podría haber consumido hasta en los dos o tres días anteriores. Lo que no puede darse es un falso positivo por el nivel de concentración [detectado]. Esta cifra no indica el grado de intoxicación que sufre el individuo porque la mayoría que tenemos son estudios con animales que no son extrapolables”, explicó Zaballos. “No está tan bien estudiado como el alcohol, porque ningún comité ético aceptaría drogar con esta sustancia tan peligrosa para ver qué efectos produce en el cuerpo humano con determinadas concentraciones y tras el paso del tiempo”, concluye la profesora.
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