El expresidente llama a “desprecintar” colegios para que haya referéndum
Mas endurece su discurso con llamadas "para que el Estado tenga muy difícil impedir" la consulta
Para Artur Mas, si se diera la hipotética situación de que la Generalitat convoque un referéndum de independencia y el Gobierno de Mariano Rajoy ordene precintar los colegios catalanes para evitar su celebración, eso no sería un gran problema. La solución, en su opinión, sería “bastante fácil”: “Igual que se precintan se desprecintan”. Esa respuesta, que el expresidente catalán dio el pasado 22 de febrero en un acto convocado por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en Sabadell, es una demostración del endurecimiento de su discurso, que ha alcanzado sus cotas máximas coincidiendo con el juicio por desobediencia al Tribunal Constitucional en la consulta del 9-N. Esa casi provocación de Mas contrasta con el moderado discurso que exhibió en la Universidad de Oxford el pasado miércoles.
Mas no ha perdido el hilo del argumentario de la Generalitat que preside Carles Puigdemont o el discurso de la ANC u Òmnium Cultural. Defiende la movilización ciudadana “cada vez que sea necesario” como el arma más sólida para combatir la negativa estatal a la consulta independentista; y cree que esa movilización será básica como instrumento para la desobediencia. Por ello defendió “tener bien calculadas las acciones” y contar con “un esquema de movilización organizada”: “Para que el Estado tenga muy difícil impedir el referéndum o que el coste de hacerlo sea enorme”.
Sus palabras en Sabadell están muy lejos del tono utilizado en Oxford, donde planteó que Cataluña pretende convertirse en una “Dinamarca mediterránea” y se limitó a criticar la negativa del Gobierno español, en contraposición al británico, a permitir un referéndum.
Mensaje desafiante
Las palabras del expresident no iban dirigidas solo a la parroquia independentista, sino que las utilizó como un aviso al Gobierno. “Se pueden encontrar con una acción más dura, no digo violenta, de lo que ellos pueden llegar a pensar. Sería nuestra fuerza”, señaló en Sabadell.
Sus palabras han llegado a ser desafiantes con el Gobierno. Como cuando señaló en un acto en el Ateneu Barcelonès: “El Estado se puede enfrentar a un presidente y a tres consejeros; a una Mesa del Parlament... Pero ¿cómo se puede enfrentar no solo a unos centenares de Ayuntamientos sino a dos millones, dos millones y medio o tres millones de personas? La policía puede intentar disolver una manifestación de 500 o 1.000 personas, pero a dos millones de personas no hay policía que las pueda gestionar”.
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