La Audiencia lleva a juicio una operación clave en la desaparición de dos narcos
Dos gallegos y tres marroquíes están acusados del alijo que dio lugar al posible secuestro de Pelopincho y Villaverde Amil
Seis años después de que se perdiera el rastro del narcotraficante de Ribeira, José Antonio Pouso Rivas, alias Pelopincho, cuando dio plante al tribunal que le iba a juzgar por blanquear más de 15 millones de euros, la Audiencia de Pontevedra sentará en el banquillo a los responsables y únicos supervivientes del cargamento de hachís que desencadenó su posible secuestro y posterior asesinato, según la investigación policial.
Dos gallegos y tres ciudadanos marroquíes tendrán que responder por el alijo de 4,1 toneladas de hachís que transportaba el buque vasco Garbi III, en noviembre de 2010, y que acabó en el fondo del mar de camino a Galicia tras encallar frente a las costas de Portugal. La Fiscalía pide para ellos penas de cinco y seis años de prisión y multas que suman 2,2 millones de euros.
Esta operación la habría financiado Pelopincho a través de otro gallego, José Bernardo Villaverde Amil, también desaparecido por las mismas fechas, cuyo coche apareció calcinado en un monte como única pista localizada por la policía. Pouso Rivas había pasado cuatro años en prisión como el principal acusado en una de las mayores operaciones contra el blanqueo de dinero, pero en el otoño de 2010 quedo en libertad, pendiente de juicio. Su búsqueda se centró principalmente en Marruecos, donde los investigadores obtuvieron bastantes pistas sobre su estancia allí, meses antes de su extraña desaparición, para participar en el transporte del cargamento que ahora se ventilará ante el tribunal de la Sección Segunda.
La hipótesis más verosímil para la policía es que las mafias marroquíes, proveedoras de la droga, le reclamaron el dinero del cargamento a Pelopincho y a su cómplice Villaverde Amil porque no se creyeron que hubiera acabado en el fondo del mar. La denuncia de la mujer de Amil y de la última compañera sentimental de Pelopincho ante la Guardia Civil fueron coincidentes cuando ambas afirmaron que “algo raro les había ocurrido”. Luego se constató que meses antes de esfumarse, ambos narcotraficantes habían compartido la misma cárcel.
En marzo de 2012, la policía había avanzado en la investigación que dirigía un juzgado de Cambados tras localizar a varios traficantes que estaban detenidos por participar en el cargamento que consideraban clave en el secuestro de Pouso y Villaverde Amil. De hecho, en las investigaciones aparecía este último como implicado en la operación.
La juez de instrucción de Cambados les mostró diverso material fotográfico y reprodujo algunos pinchazos telefónicos pero ninguno quiso hablar. Uno de los que guardó silencio fue Manuel Sineiro Fernández, alias Machucho, vecino de Ribadumia, de 64 años, y con un largo historial por narcotráfico, pese a que había sido uno de los intermediarios, junto con Bernardo Amil, en la operación de los marroquíes.
Manuel Sineiro y Francisco Javier Tuñas Fontenlos, alias Gelo y Fran, de 43 años, de A Coruña, serán juzgados por la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra el 28 de marzo. En el banquillo también tendría que sentarse José Bernardo Amil, al que, oficialmente, todavía no se le ha dado por muerto sino en paradero desconocido, y cuyo cometido en la organización era buscar financiación para comprar un barco y transportar la droga.
Otro ausente en el juicio será José Manuel López Núñez, el patrón del barco que iba a recoger el hachís en alta mar, porque ya fue juzgado en Portugal por estos hechos. La lista de acusados la completan tres ciudadanos marroquíes, Mohamed Taouil Karkour, Wail Hossein Mansour y Otman Boujemaaoui, que eran los enlaces de los proveedores del hachís y los transportistas gallegos. Los dos últimos se entolaron como tripulantes del Garbi III, barco fondeado en Bilbao que iba a recoger la droga al buque nodriza.
La madrugada del 15 de noviembre de 2010, cuando 4.165 kilos de hachís navegaban hacia Galicia, se desató un gran temporal que hizo encallar el buque frente a las costas de Assenta-Torres Vedras. Las autoridades portuguesas que acudieron al rescate del barco solo pudieron recuperar una parte del alijo, que acabó en el fondo del mar.
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