Constelaciones que iluminan
Una instalación de luz, música y globos de helio ilumina la Plaza de la Villa en un espectáculo familiar
Cuando ayer se marchaba el sol de la plaza de la Villa, el cielo de Madrid empezaba a llenarse de unas curiosas estrellas de colores. Constelaciones, un montaje de 81 globos de helio de casi un metro de diámetro cada uno, suspendidos a distinta altura y dispuestos para encenderse según el sonido, vistió el anochecer de la capital. “Lo hemos traído aquí porque combina la tradición de esta plaza con la vanguardia del espectáculo”, cuenta Nacho Santos, director artístico de Hacemos Navidad, la campaña navideña del Ayuntamiento. “Este año la apuesta es hacer eventos que puedan llegar a todas las generaciones a la vez y poner en valor el patrimonio”, apunta. No en vano, la plaza se llenó de niños, pero también de adultos que intentaban inmortalizar la secuencia con el móvil.
Los creadores de la ficción son los ingenieros catalanes PlayMID, que llevan 15 años en el mundo del audiovisual y la informática y que trabajan haciendo instalaciones de luz y sonido. Lo hacen con un software que ellos mismos han diseñado y que conecta los decibelios con los colores. “Los globos se encienden al ritmo de la música, según las notas”, relata Santi Vilanova, uno de los ingenieros. Lo suyo es arte con programación, y les inspira la literatura de ciencia ficción y el cine, donde dieron sus primeros pasos. “El cine es luz, es sonido y es imágenes, y nos gusta identificarnos con esa parte, pero a la vez romper con la pantalla plana”, añade Vilanova.
"Ya empieza, calla”, le dice un niño a su hermano. “Yo creo que se ha roto algo, porque suena raro y el rojo es súper diabólico…”, responde el otro. Esas eran las reacciones a uno de los pases que encendió los 11 metros cuadrados de “bóveda celeste” de helio que ocupaba el centro de la plaza. “Es pura sinestesia y sincronía”, cuenta Eduard Llorens, otro de los padres de la instalación. “Transformamos los colores en sonidos, de forma que con música más suave, el color es más oscuro, y habrá un rojo cuando suene una nota grave y azul si suena más agudo”, explica.
El espectáculo, que ya se había estrenado en otras ciudades, se adaptó en esta ocasión al escenario madrileño. “Nos gusta jugar como lo haría Gaudí, con los arcos y con las perspectivas”, explica Llorens, “bajando y subiendo los globos, por eso esto es como una bóveda”, añade.
Para PlayMID el escenario en el que “ocurren cosas” es fundamental. Por eso, siempre llevan sus espectáculos a monumentos o los encuadran en el propio patrimonio. “Nos gusta la música visual y convertir a los edificios históricos en espectáculo… esto no podría hacerse en una nave”. Así, sobre la fachada de la histórica Casa Consistorial, los reflejos iban danzando hasta los globos “como un todo, como una obra de arte orgánica, como una partitura dispuesta a inspirar y a interactuar con la gente”, apuntan.
Y si la plaza del antiguo Ayuntamiento estaba pensada para ser más que un escenario orgánico, si pretendía, además, cobrar vida, ¿cómo no iba a tener el público un papel en la película? En el entreacto, mientras se dan relevo los distintos visitantes, se revelaba otra de las sorpresas: las luces quedan a merced del público y reaccionan a lo que éste desee: a sus gritos, a sus aplausos y a sus carcajadas, al bullicio navideño de la calle Mayor en estos días.
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