Libros en tiempos de desesperación
'Desperate Literature' es una tienda de libros usados inspirada en la Shakespeare & Company de París
Con una guitarra entre sus manos, el inglés Terry Craven está tocando una canción de Bob Dylan rodeado de un grupo de chicos y chicas que beben vino y cervezas. Algunos cantan las letras de las canciones y otros solo están echándose unas risas. A un lado hay una máquina de escribir con un trozo de papel enrollado, en la que es posible improvisar un poema.
“Está inspirado en el poema del autor beat Jack Hirschman”, dice Craven en otro momento, con entusiasmo. “Se llama Path (camino) y la última línea dice: escribe el poema”.
La librería donde ocurre todo esto se llama Desperate Literature (Literatura Desesperada, ubicada en Campomanes, 13), una tienda de libros de segunda mano que nació inspirada en la legendaria Shakespeare & Company de París, por donde pasaron, en su momento, el aún aspirante a escritor Ernest Hemingway, el ya célebre Scott Fitzgerald, o James Joyce, quien publicaría Ulises bajo el sello de la librería, entonces perteneciente a Sylvia Beach. La librería tuvo que cerrar en 1941 cuando los nazis ocuparon la capital francesa.
Terry Craven y la francesa Charlotte Delattre se conocieron en la actual Shakespeare & Company parisina (abierta en 1951), donde estuvieron trabajando durante años. Desde el 2015 regentan Desperate Literature, que intenta rescatar el espíritu de la librería francesa en un formato mucho más pequeño e íntimo. Una primera edición de El Principito (valorada en 3 mil euros), o libros firmados por William S. Burroughs, o Charles Bukowski son algunas de las joyas que Desperate Literature tiene en sus escaparates. El nombre de la librería viene de un fragmento de Los Detectives Salvajes de Bolaño, en la que se habla de que, así como hay una literatura para cuando uno está aburrido, triste, feliz, o ávido de conocimiento, “hay una literatura para cuando estás desesperado”.
“El 70% de los libros que se venden están en inglés, el 20% en español y un 10% en francés” dice Craven. “De ahí que muchos de los clientes sean angloparlantes que viven en Madrid, o estudiantes de inglés”.
Es el caso de Paul y Mary, jubilados que decidieron vender su casa y salir de Estados Unidos ante el inminente triunfo de Donald Trump.
“Cuando era joven, una de las preguntas que se hacían para el registro en el servicio militar estadounidense, era la de si uno había pertenecido a alguna de esas ‘horribles’ brigadas americanas que combatieron junto a las internacionales en España”, recuerda Paul entre sonrisas, mientras señala un libro sobre la guerra civil española traducido al inglés. “Yo todavía era muy pequeño para haberlo hecho”.
Así como durante los años cincuenta, cuando Kerouac, Ginsberg y varios autores de la generación beat dormían en Shakespeare & Company a su paso por París, en Desperate Literature también es posible hospedarse.
“Les llamamos los Tumbleweed (estepicursor/bolas de paja), porque van rodando de un lado a otro, como en el desierto”, dice Terry Craven viendo a Rob, joven poeta que también trabaja en la librería. “Tratamos de ser un lugar acogedor para quienes todavía están buscando su lugar en el mundo”.
Más que una librería
En la ciudad hay varias librerías que son algo más que una tienda de libros de segunda mano. "En nuestro caso, además, somos una editorial y una gestora cultural", dice Pep Olona de Arrebato libros (Palma, 21) que lleva 15 años en el sector, además de organizar festivales como Poetas por kilómetro cuadrado.
"Como editorial buscamos a poetas que van más allá del propio texto y están orientados más al humor o a la crítica social". La Agonía (Divino Pastor, 27) de Ferén Barrios es, también, una remontadora de libros y un taller de encuadernación artesanal, que busca la experiencia de hacer libros con las propias manos. Libros para un mundo mejor (Espíritu Santo, 13) organiza talleres de diversa índole.
Internet
Internet ha sido fundamental para la supervivencia del libro de viejo: “les ha dado una segunda vida a los libros usados”, dice Lola Beneyto, responsable de comunicación del Gremio de Libreros de Viejo de Madrid que agrupa 41 librerías. “En nuestro caso las librerías han sido heredadas de generación en generación y muchos libros no estaban en un catálogo online”. Plataformas como IberLibro, o Uniliber permiten rastrear los libros de segunda mano que están disponibles en el mercado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.