‘YouTuber’ de carne y hueso

El mundo se divide en dos dimensiones: la que se vislumbra desde la pantalla del teléfono inteligente y la que asoma a pie de calle cuando nos atrevemos a franquear el portal. La primera podría parecer un reflejo idílico e incompleto de la segunda, pero quizá debamos asumir que nos enfrentamos a dos universos paralelos. La francesa Laura Cox se ha convertido en un fenómeno en YouTube, donde sus lecciones de virguería con una guitarra eléctrica entre los dedos le han proporcionado 43 millones de visitas. De ellas, solo asomaron el sábado por la Galileo Galilei, en su estreno absoluto capitalino, una millonésima parte. Y no es gracieta: es literalidad.

Cox hace muy bien en explotar el encanto de una condición por desgracia aún singular: chica joven, rockera y virtuosa. “Tengo dos preguntas para vosotros: ¿creéis que las chicas podemos beber cerveza y tocar la guitarra?”, preguntó al comienzo, entre divertida y desafiante. La respuesta correcta, en su caso, es un doble sí. Resulta divertido que una abanderada de la realidad virtual (o viral) se comporte luego como una rockera tan escrupulosamente clásica, casi canónica, versión de Whole lotta love incluida. El cuarteto de Laura se asienta en la bisectriz entre el rock sureño y el raca raca troglodita de Airbourne o AC/DC, influencia esta que, aun evidente, explicita con The Australian way.

Como las bandas a las que adula, Cox solo se ve lastrada por la rectitud de miras, por la radical ausencia de sorpresas a la hora de ceñirse a los patrones de siempre. Seguro que en la red también hay vídeos de Sue Foley o Joanna Connor, aunque no resulten tan fotogénicas como Laura y su preciosa Epiphone Les Paul. Pero tuvo su encanto conocer en carne y hueso a una YouTuber que no se desintegra en el mundo real.