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El sonido se exhibe en la pared

La Fundación March acoge ‘Escuchar con los ojos’, una retrospectiva del trabajo de 162 artistas sonoros desde 1961

Sin hacer demasiado ruido, el arte sonoro español ha viajado durante las últimas cuatro décadas soterrado bajo el dominio de lo que se puede ver con los ojos. El discurso oficial del arte contemporáneo relegó esta disciplina a la sala de lo anecdótico por no saber muy bien qué hacer con él, dónde colgarlo y qué precio ponerle. Unas dudas que se basan en una cuestión: ¿Quién va a comprar una pieza que solo se puede escuchar, que ni decora ni hace bonito?

Instalación 'Grifos sonoros', de LUGAN
Instalación 'Grifos sonoros', de LUGAN

Después de una ardua labor de investigación que ha durado años, la Fundación Juan March acoge en su sede madrileña Escuchar con los ojos. Arte sonoro en España (1961-2016), una exposición que data, ordena y da calor al legado de una familia de artistas que trabajaron en su mayoría a la sombra de las luces de neón del discurso oficial. Más que a oscuras, en silencio.

La muestra llega tras pasar por las sedes de Palma de Mallorca y Cuenca de la fundación, una itinerancia que subraya la determinación y los medios que Manuel Fontán del Junco, director del departamento de exposiciones de la casa, ha puesto al servicio de este gran proyecto expositivo que llega acompañado de un libro-catálogo que recoge el amplio y hasta ahora deshilachado recorrido del arte sonoro español.

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La etiqueta de Sound Art nace a mediados de los años 80 para ponerle nombre a una disciplina sonora —que se diferencia de la música experimental— que hasta aquel momento estaba descatalogada; era únicamente mimada por pequeñas galerías y colectivos artísticos.

“En los años 60 hay indicios claros del nacimiento de esta disciplina en nuestro país”, cuenta José Luis Maire, comisario de la exposición junto a José Iges y responsable de la biblioteca musical de la institución. “Hemos puesto el origen de este movimiento en el año 1961 que coincide con la pieza que hizo Juan Hidalgo en el GRM (Groupe de Recherches Musicales) en París. Algunos antecedentes del arte sonoro pueden ubicarse en España con la experiencia electroacústica y con el mundo del cine, por ejemplo el estudio Alea donde Luis de Pablos era director, un estudio de electroacústica fundamental en nuestro país”, añade el comisario.

Escuchar con los ojos viaja desde piezas clásicas del artista Isidoro Valcárcel Medina, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2007, hasta las producciones más contemporáneas de los creadores Mikel Arce o Esther Mañas.

La muestra recoge piezas fundamentales como los Grifos Sonoros (1973) de LUGAN (aka Luis García Nuñez), activo hoy, o la influencia y trabajos de colectivos como el Centro de Cálculo de la Complutense, con el que Sempere mantuvo una estrecha relación, y la revista Sonda en la que empieza a publicarse el trabajo del colectivo Zaj o portadas de Zóbel.

Durante el recorrido, también hay una parada técnica en Los encuentros de Pamplona —celebrados entre el 26 junio y el 3 julio de 1972 y que marcaron un punto de inflexión en el arte nacional durante el tardofranquismo— que fueron derminantes para aquel grupo de jóvenes artistas en los 70 con sed de nuevas sensibilidades. “Fueron fundamentales, muchos artistas descubrieron prácticas que hasta ese momento no podían haber visto. Por allí aparecieron John Cage o David Tudor, entre otros. Javier Maderuelo estuvo en el concierto de Cage y significó un antes y un después”, apunta Maire.

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