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El renacer de la Casa de la Prensa

Los vecinos de Poble Sec pretenden recuperar un edificio que fue la sede de los periodistas en la Exposición Internacional de 1929

Alfonso L. Congostrina
La Casa de la Prensa.
La Casa de la Prensa.Albert Garcia (EL PAÍS)

El 19 de mayo de 1929 se inauguró la Casa de la Prensa en el actual número 5 de la avenida Rius i Taulet de Barcelona. Un edificio modernista obra del arquitecto Pere Domènech Roura (hijo de Lluis Domènech i Montaner). Desde allí, los periodistas de medio mundo cubrieron los actos de la Exposición Internacional de 1929. No disponían de wifi pero el inmueble estaba dotado de las más lujosas novedades de la época. Había estafeta de correos, telégrafos, laboratorios fotográficos, despachos, salas de conversación y lectura, diez cabinas para conferencias telefónicas…. Toda una ostentación de la época que con los años se ha convertido en una ruina donde sólo habitan palomas moribundas y se acumulan muebles obsoletos.

El movimiento vecinal y el tejido asociativo del barrio de Poble Sec reivindican lo que durante muchos años se llamó el Palacio de la Prensa. Quieren reconvertir el espacio ruinoso en un centro cívico donde tengan cabida diversas entidades y en el que la historia de la prensa catalana disfrute de un espacio.

El Ayuntamiento de Ada Colau está por la labor. No hay fecha pero la Casa de la Prensa dejará de ser un equipamiento muerto y se devolverá al barrio. Una portavoz del consistorio asegura que está previsto abrir un proceso participativo para definir los usos del edificio. El Ayuntamiento tiene claro que el equipamiento será “para el barrio y los vecinos”. De momento, se destinará a la reforma del edificio cerca de 4,6 millones de euros.

Domènech Roura diseñó el inmueble con un semisótano que no ocupa toda la superficie de la parcela, con planta baja y dos pisos más. Según un estudio histórico-arquitectónico realizado por la sociedad Barchinona, el edificio está cargado de “elementos neomudéjares, neogóticos y neorománicos con reminiscencias modernistas (como es uso del mahón visto combinado con elementos cerámicos)”. También tiene piezas clásicas y “algún apunte Déco”. En todo el edificio hay una presencia de la heráldica de toda la ciudad. Se aprecian escudos de Barcelona no solo en la fachada sino también en las partes más monumentales del interior y en las vidrieras.

Tras la Exposición Internacional, el edificio sirvió como oficinas de la comisión municipal del Parque y Palacios de Montjuïc. En 1934 el edificio pasó a ser la sede de la Guardia Urbana de Barcelona. Desde entonces, los agentes la han ido utilizando junto con otros funcionarios municipales. A finales de los 80 quedó en desuso. Se realizaron varias exposiciones en su interior. En 2003 acogió la exposición La vajilla imaginaria donde se pudieron contemplar 200 platos realizados por diferentes personalidades como Mariscal, Ferran Adrià, Pasqual Maragall… Se quiso reconvertir el espacio en la Food Culture Museum pero el proyecto naufragó por falta de financiación.

En setiembre de 2012 se habilitaron tres salas del edificio para ampliar provisionalmente la escuela Jacint Verdaguer. Fue entonces cuando varios vecinos accedieron al inmueble y creyeron que podría ser la sede de varias entidades del barrio. Después se barajó la idea de hacer allí un museo del teatro. Otra iniciativa que quedó en un cajón.

Ayer al abrir la puerta de la Casa de la Prensa resonaba a vació y olvido. La alfombra de la entrada oculta un mosaico donde se observa un globo aerostático. Es la bienvenida a 1929. Pronto se desvanece el espejismo. En la planta baja se ha parcelado con pladur diversas estancias. Se acumulan muebles metálicos de oficina, polvo y suciedad. La luz deja ver lo que un día fue la estancia. Una ruinosa escalera con columnas y restos de decoración y un silencio roto por las palomas moribundas se adueñan de un espacio donde el tiempo quedó parado bajo un escudo que lleva inscrito el año 1929.

Jordi Goñi de la comisión para la recuperación del Palau de la Prensa asegura que “el edificio debe cubrir las necesidades asociativas que tiene Poble Sec”. Han recopilado más de un millar de firmas individuales y el apoyo de más de 70 entidades. “Queremos que sea un espacio para los vecinos, multifuncional y que haya un lugar para nuestros ancianos, un espacio expositivo, otro de creación, un espacio de memoria histórica de la exposición de 1929 y un lugar para potenciar la economía cooperativa”, afirma Goñi. “Hacemos una reinvidicación pacífica, ordenada, divertida, alegre que no busca el enfrentamiento sino que pedimos al Ayuntamiento y pretendemos recoger sinergias con todo el mundo”, asegura. Hace unos meses que el Sindicato de Periodistas y la Fundación Periodismo Plural se han unido a la comisión. El periodista Gil Toll asegura que “es una excelente iniciativa para que en el futuro centro cívico haya espacios donde se cuide la memoria del periodismo y se acojan actos relacionados con la profesión”.

La puerta de la casa de la Prensa cierra de golpe. Dentro se queda la ruina. Las ilusiones de los vecinos son más fuertes que nunca. La Casa de la Prensa no volverá a vivir el esplendor de 1929 pero cumplirá una función social en Poble Sec.

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