Los ‘juegos olímpicos’ de la cerámica
27 galerías participan en un circuito dentro del 47 Congreso de la Academia Internacional de Cerámica
Resulta difícil ver objetos de arte de cerámica en las galerías privadas porque suelen centrar su actividad en la pintura y, en menor medida, en la escultura. Sin embargo, la cerámica hecha por artistas catalanes es reconocida internacionalmente y expuesta y vendida en Francia, Holanda, Bélgica e Italia, entre otros países. “En Barcelona no hay galerías privadas que hagan exposiciones de cerámica, solo se hacen en espacios públicos. La realidad es que hay una diversidad de obra que no es conocida porque no hay un circuito para poder verla y comprarla”, comenta Joan Serra, uno de los nombres propios de la cerámica catalana y coordinador del Circuito Cerámico de Galerías de Arte. Participan en él 22 galerías de Barcelona y otras cinco del resto de Cataluña y conforman un itinerario que se enmarca dentro del 47 Congreso de la Academia Internacional de la Cerámica que se celebra en Barcelona desde hoy hasta el próximo viernes. “En el mundo de los ceramistas son como los Juegos Olímpicos”, resume Serra. El circuito de las galerías se prolongará durante un mes.
La tradicional cerámica de platos, jarrones y otros objetos de utilidad práctica —que también los hay— está muy sobrepasada por la creatividad de los ceramistas. Un vistazo a tres o cuatro de las galerías de Barcelona que se han apuntado al circuito lo pone de manifiesto. En Gothsland, por ejemplo, coexisten dos estilos completamente contrapuestos. Por un lado, Jordi Serra, que procede de una familia de ceramistas modernistas, y Joan Serra, un creador contemporáneo que experimenta y explora con materiales. De los más tradicionales jarros y platos con una definición preciosista de esmaltes y reflejos metálicos del primero, a unas desconcertantes —y contundentes— piezas que asemejan esponjas o lava de volcanes de porcelana en blanco y negro del segundo. “Nos pareció interesante la propuesta y escogimos a esos dos artistas porque no tenían nada que ver, de ahí el nombre de Contrapunts de la exposición”, explica Gabriel Pinós, responsable de esa galería de Consell de Cent, además de presidente del Gremio de Galerías de Barcelona. Reconoce que la cerámica no es habitual en las exposiciones: “lo más comercial es la pintura. El porqué igual tiene que ver con que es más fácil colgar un cuadro que tener un sitio adecuado para una escultura o una pieza de cerámica que, entre otras cosas, ocupa más espacio”. Pinós se mostró abierto al circuito y lo apoyó. Pero no fue fácil vencer el recelo de muchas de las galerías que argumentaban que sus clientes no compran cerámica, cuenta Joan Serra: “Lo facilitó ofrecer un listado de los artistas y de su obra para que escogieran”.
300 congresistas
Además del Circuito de Cerámica varios museos se han sumado a la oportunidad que brinda la celebración del Congreso de la Academia Internacional de Cerámica (AIC 2016) y organizan muestras específicas o un espacio concreto como el Museo Picasso, La Fundació Joan Miró, el recinto modernista de Sant Pau o el Museu del Càntir d'Argentona, entre otros. La joya de las exposiciones organizadas en torno al AIC 2016 están en el DHUB con un leitmotiv: la cerámica y su relación con el espacio público y la arquitectura.
Parte de la actividad de los 300 congresistas que asisten al congreso que se celebra en Barcelona son recorridos e itinerarios por las exposiciones. Se trata de una cita que en España se ha realizado solo en dos ocasiones, en Valencia y en Barcelona. La candidatura de Barcelona la presentó la Asociación de Ceramistas: “Despierta mucho interés en todos los artistas.Se celebra cada dos años, la última edición fue en Dublín y la próxima (2018) en Taiwan”, concreta Joan Serra.
En la cerámica hay un elemento final que acaba teniendo la última palabra en el proceso creativo: el fuego. “No tienes el control total y siempre hay un factor sorpresa”, puntualiza Serra. Una imprevisibilidad que está muy ligada a las temperaturas —1.000, 1.300 o 1.450 grados— que alcanzan los hornos que dan la forma definitiva a las piezas. En Barcelona hay decenas de pequeños talleres de cerámica aunque la mayoría no tienen hornos, por espacio, o por otras dificultades técnicas. Ana Rosenzweig, una escultora mexicana con una amplia trayectoria internacional, es la artista que escogió Imaginart Gallery para participar. “Ya conocía su obra y me pareció una buena oportunidad”, comenta Benito Padilla, responsable de esa sala de la Diagonal. La artista hace su especial mirada sobre El nacimiento de Venus (Botticelli) y el resultado son unas grandes piezas de cerámica y porcelana de una diosa que sostiene una melancólica mirada.
Otros espacios han optado por varios artistas. Es el caso de Las cosas de Martínez, en Gràcia, que ha bautizado su exposición con el nombre de Barro en femenino. Son el trabajo de 10 ceramistas, todas mujeres, muchas de ellas también con más proyección fuera de Cataluña y España. Dice Inés García Albi, su promotora, que la elección fue premeditada: “quería reflejar la diversidad de la sensibilidad femenina en la cerámica, como un homenaje a las mujeres que ya horneaban en la prehistoria los objetos cotidianos de barro”. De unos increíbles Nidos que en realidad son ovillos de lana de cerámica de Marie Epiney, a los móviles de la ilustradora Sonia Pulido a unos sorprendentes corales marinos de Cala Janelle. Y mucho más.
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