Las ayudas a comedores sociales no llegan

Torrejón, en cuyo programa estival el Ayuntamiento invierte 93.000 euros, espera recibir una ayuda de en torno a 10.000. Ángeles González llena los platos a los 65 menores que hoy hacían fila. En el colegio los carteles lanzan mensajes en árabe, inglés, francés y español, con los horarios de entrada y salida, ilustrando la multiculturalidad del mismo. Ahmed, Mohamed y Aminata son algunos de los niños musulmanes del grupo. De sus sillas cuelga un cartel que recuerda que no comen cerdo. “Para ellos, merluza en salsa”, dice González. Estos centros abiertos en vacaciones cumplen además una función integradora. “Hay menores con situaciones complicadas en casa. Aquí queremos que coman bien y que disfruten. Para muchos de ellos, su verano es esto”, explica Maribel Peñalba de la concejalía de bienestar de Torrejón.

Este programa de la Comunidad de Madrid arrancó en 2015, cuando contó con un presupuesto de cuatro millones de euros. “Solo se gastaron 140.000”, denunció la Federación de Padres y Madres de Alumnos Giner de los Ríos. Con estos fondos se tenía previsto alimentar a más de 5.000 menores, pero la medida solo llegó a 640. Desde la Comunidad explican que tras el cambio de Gobierno, la propuesta —una promesa electoral de Cifuentes— se implantó tarde: “Esperamos mejores resultados este año”.

Pero el Gobierno regional solo subvenciona las comidas de aquellos centros públicos que ya cuenten con alguna actividad. “En estos colegios, el gasto es mucho mayor”, aclara Ana Lima, trabajadora social y presidenta del Consejo General del Trabajo Social (el colegio profesional de su ramo). “Como solo se subvenciona una parte, muchos ayuntamientos se frenan a la hora de abrir sus centros en verano”, añade Lima, “más después de los recortes”.

“Hay Consistorios que recibieron una ayuda ridícula. La cantidad presupuestada es generosa pero no se reparte bien”, cuenta José Luis Pazos, presidente de FAPA Giner de los Ríos. En base a las cifras presentadas para las campañas de Navidad y Semana Santa —14.000 y 10.000 euros, respectivamente—, la organización teme que se repita la ineficacia en el reparto de las becas del curso pasado. Ilustran su miedo con un ejemplo: San Agustín de Guadalix, con una población de casi 13.000 personas, recibió una ayuda 14,46 euros para financiar su comedor de Navidad. Pazos considera que si bien se trata de una buena idea y una promesa electoral sobre un tema sensible, el plan carece de planificación real y de ganas de solucionar el problema de nutrición infantil.

Nicole, Diana y Michelle, de seis años, se sientan a la mesa de los más pequeños del comedor del colegio público de Torrejón. Juguetean con la cuchara y el pan dentro del plato mientras almuerzan. Esta es la última comida de Nicole en el campamento de verano. Se va a pasar unos días fuera de su ciudad. Dice que se lleva como recuerdo un collar que le han regalado sus compañeros. El recuerdo de una experiencia veraniega divertida y necesaria para estos niños.