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VERANOS DE LA VILLA

Luces y sombras de los Veranos de la Villa

Kiko Veneno y Martirio cierran la edición más periférica y popular de la programación musical

Fuegos artificiales en el Parque de Tierno Galván, en Arganzuela.
Fuegos artificiales en el Parque de Tierno Galván, en Arganzuela. Kike Para
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A los Veranos de la Villa, la marca de los eventos culturales promovidos desde el Ayuntamiento para la temporada estival, se les ha despertado este año la vocación periférica e itinerante. Acostumbrados desde hace décadas a que los espectáculos encontraran acomodo en emplazamientos más céntricos (los jardines de Sabatini, el Conde Duque, el Circo Price), los madrileños han tenido que tirar de GPS para esta edición.

La perfomance de anoche de Los Torreznos y los posteriores fuegos artificiales tuvieron lugar en el Tierno Galván de Arganzuela, un parque alejado de la almendra pero bien conocido gracias al Planetario. Para las dos últimas citas de la programación, en cambio, habrá que acercarse hasta un emplazamiento de extrarradio totalmente inédito a efectos musicales. No importa: tanto Kiko Veneno como Martirio constituyen hoy y mañana dos argumentos estupendos para descubrir, a partir de las 21.00, el auditorio al aire libre Pilar García Peña (Hortaleza). Y si ambos recitales son gratuitos, mejor.

El concepto es claro y la distancia respecto al anterior Ayuntamiento, sideral. Frente al modelo refinado y centralista del PP, Ahora Madrid ha elegido un programa plural y más cercano a los distritos. La asociación de vecinos de Orcasitas loó públicamente a la concejal de Cultura en Twitter: “En los barrios también nos gusta disfrutar de la buena música. Gracias, Celia Mayer”, escribieron después de que el parque lineal del Manzanares acogiera el 1 y 2 de agosto otros dos conciertos gratis: Mayte Martín y Eliseo Parra. El barrio de San Fermín refrendaba así su inesperada condición de epicentro melómano: la Caja Mágica, a poco más de un kilómetro, ya había acogido en junio la primera edición del festival MadCool, con Neil Young y The Who.

La respuesta de los distritos hasta menos favorecidos ha sido ilusionante, pero los Veranos de la Villa, en contrapartida, han perdido fuelle para actuaciones de postín. La programación central languidecía desde su traslado al Circo Price (2012), tras tres años en Puerta del Ángel que agudizaron la nostalgia hacia aquellas grandes noches en el patio del Cuartel de Conde Duque. por lo que algunos promotores privados se coaligaron por su cuenta para contraatacar en 2014 y 2015 con MadGarden, en el Jardín Botánico de la Complutense. Fracasaron, pero abrieron el camino para las Noches del Botánico, que este julio acapararon casi toda la atención. Así, entre esta cita y Veranos, la programación musical de Madrid durante estos meses ha sido notable.

“Estoy cerrando un concierto y es mala señal que haya preguntado tres fechas distintas en el Price y las tres sigan disponibles a estas alturas”, señalaba en mayo un programador “simpatizante” de Ahora Madrid y “escéptico” respecto a su gestión cultural. El Price acabó con un cartel raquítico, ningún patrocinador y nula presencia promocional. Quique González llenó las noches del 9 y 10 de julio, pero artistas foráneos como Tindersticks o Baaba Maal hubieron de enfrentarse a un graderío desolador. A cambio, en esas mismas fechas el cantautor de Seattle Damien Jurado introducía la Quinta de los Molinos (San Blas) en el circuito de la música en vivo. Luces y sombras para unos Veranos muy repartidos.

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