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El concierto más fresco de Leiva

El músico refrenda su éxito en solitario con su recital, que cerró el ciclo de matinales de EL PAÍS con todas las entradas vendidas

Leiva, en una foto promocional.
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La puntualidad no es un atributo rockero, y Leiva hizo ayer honor a su condición: la cita era a la una y media del mediodía y salió al escenario cuarenta minutos más tarde. No se le puede achacar la tardanza; hasta muy poco antes, una cola interminable se enroscaba alrededor del Teatro Barceló. "Llevaba un año sin tocar, este no es un concierto de promoción, es un concierto para mi público y no podía faltar nadie", diría el músico, birra en mano, después del recital.

José Miguel Conejo Torres, alias Leiva y la mitad de Pereza, cerraba ayer el primer ciclo de matinales organizado por EL PAÍS en colaboración con Planet Events y Les Nits de l’Art, en el que le han precedido artistas como Iván Ferreiro, Mikel Erentxun o Marlango. El madrileño, a sus 36 años, se ha labrado una carrera en solitario lo suficientemente sólida como para colgar el cartel de "no hay entradas" con semanas de antelación. Lleva ya dos discos y un tercero, Monstruos, que está terminando de cocinarse y saldrá en agosto. Por eso el de ayer fue un concierto dadivoso que estuvo plagado de éxitos, incluidos unos cuantos temas de Pereza, para solaz de sus fans.

Leiva no las tenía todas consigo. "Con la grabación del último álbum no he podido tocar en mucho tiempo, me sentía desentrenado. Pero me junté con la banda, ensayamos un par de veces y fue suficiente. Todo fluía de nuevo", cuenta. Una formación muy bien nutrida, por cierto: no faltaban una sección de percusión además de la batería, y otra de vientos. A su lado, de escudero, su hermano, de Sidecars, dándole a la guitarra. Y un bajista que estuvo a un pelo de no acudir a la cita. "Es un fugitivo", lo presentaba Leiva a su público sobre el escenario, "hoy le tocaba estar en la mesa electoral, pero aun y todo aquí lo tenemos". Y añadió: "Tocar al mediodía es una experiencia nueva para mí, y es maravilloso porque venís todos menos intoxicados. Hoy me he levantado, he desayunado, he sacado al perro, y me he venido a tocar muy fresco. Antes he ido a votar, ojo. Tenemos que cumplir con nuestras obligaciones".

La música de Leiva podría considerarse una continuación de lo que hacía con Pereza. Siguen sobrevolando por sus canciones The Rolling Stones y Calamaro, las letras mantienen ese tono noctívago de barra de bar, la instrumentación se mantiene fiel al rock sin dobleces. Un estilo que concita, como pocos, a fieles seguidores de las condiciones más dispares. La cola que rodeaba el Teatro Barceló era un caleidoscopio de la sociedad española a escala: hipsters, pijos, familias, adolescentes, treintañeros, algún cuarentón y una paridad asombrosa de sexos. Leiva no es un músico para quinceañeras, aunque muchas decoren las paredes de su habitación con sus posters. Su carrera con Pereza empezó en el ámbito de la música independiente; que luego saltara a la radiofórmula y vendiera millones de discos fue una mera consecuencia. “Yo los sigo desde que empezaron, cuando los ponían en Radio 3. Y me encanta lo que hace ahora en solitario", dice Elena justo antes de entrar, y mira de reojo a su hija de 11 años. "A ver si logro que le pique a ella también el gusanillo".

Leiva empezó el concierto sin miramientos. La segunda canción ya era un éxito de Pereza, Como lo tienes tú, y la enlazó con la coda de Hey Jude, de The Beatles, que el público coreó hasta el desgañite. A partir de ahí, el respetable no paró de cantar todos y cada uno de los temas de su ídolo, incluido Sincericidio, un adelanto de su próximo disco. "Me he quedado alucinado", contaba después un exultante Leiva, "la presentamos en internet hace solo dos días, y la gente ya se la sebe de pe a pa". Temeroso de que no se oyera su voz ante los cientos de gargantas que cantaban sus canciones, estuvo tentado de pedirles que bajaran un poco el entusiasmo, pero se cortó: "Los veía disfrutando tanto que eso me pareció lo más importante. Se nota que venían todos fresquísimos: no venían de farra, sino a disfrutar de las canciones. Ojalá haya más ciclos de matinales".

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