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POP

Discreta seducción

El californiano Matt Simons demuestra en su concurrido debut madrileño que no es solo el chico de 'Catch & release'

El californiano Matt Simons.
El californiano Matt Simons.

Es probable que muchas de nuestras aturdidas mentes no hayan procesado todavía el nombre de Matt Simons, y más teniendo en cuenta las escasas reservas disponibles para la memoria de rápido acceso. Es casi imposible, en cambio, que por los oídos no se nos haya filtrado alguna vez a lo largo de estos meses Catch & release, título cien millones de veces reproducido en las redes, candidato clamoroso a one hit wonder en ausencia de recambio y motivo fundamental de que el Teatro Barceló registrara anoche una entrada estupenda, aun cuando Simons carece por ahora de pedigrí en estos lares. Todo se andará, ojo. El californiano es un sentimental de tomo y lomo, atesora una voz cristalina y timbrada, ejerce la seducción discreta. La importante presencia femenina a pie de pista era ayer todo un indicio.

No es Simons, digámoslo claro, hombre de un solo tema. Ejerce de baladista algo recurrente, al menos en una primera toma de contacto, pero a lo largo de la noche se ennegrece, intensifica y desmelena. Abrió con It's not enough, pieza creciente en cuerpo y tesitura, una absoluta preciosidad que parece una adaptación para todos los públicos de Bon Iver. Y mejor así. La recién estrenada 'It's you' cojea más hacia los territorios melosos de Jason Mrsz, y la cosa se pone más peliaguda durante algún momento en que, de tanta ternura, nos vienen a la cabeza los sonrosados flamencos de Christopher Cross.

No es la norma, por fortuna. En realidad, Matt Simons engarza con esa tendencia creciente a los chicos sensibles (Tobias Jesso Jr., Max Jury, Tom Odell) que se parapetan tras el piano para verter su catarata de melodías dolientes. Incurre en excesos o, cuando menos, recursos fáciles, desde las palmas y coreos de The higher ground a la pachanguita bailonga en Tonight. Pero nos reconciliamos a todos los niveles gracias al sabroso soul blanco de Fall in line, lo más animado y reconfortante de la sesión. Y más si incorpora, sucesivamente, un solo de saxo tenor a cargo de nuestro líder con visera, un desmadre incandescente del órgano Hammond y esa cita final a Sweet home Alabama.

Había abierto la noche el también debutante en Madrid John Schmitt, colega de Simons en la escena neoyorquina, cantautor de ramalazo irónico (Family in problems) y otro Mraz en potencia. Suya fue una versión inesperada y estupenda, ese Use me de Bill Withers. Pero nadie le recordaba cuando le llegó el turno, ya al final, a Catch & release. Una de esas canciones afortunadas que, por algún motivo, adquieren rango casi de salvoconducto.

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