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La región tiene 257 kilómetros de tramos peligrosos en vías secundarias

La Comunidad de Madrid asegura que estas carreteras soportan mucho más tráfico que en otras zonas de España

F. Javier Barroso

Los conductores de la región se enfrentan a diario con 257 kilómetros de tramos peligrosos situados en las carreteras secundarias. Eso son los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), que tiene identificados estas áreas en las que se concentran mayores infracciones de velocidad y de accidentes, con el consiguiente riesgo para los usuarios. La Comunidad de Madrid, responsable de su mantenimiento y conservación, asegura que estas carreteras convencionales soportan mucho más tráfico que en otras zonas de España y que este año se invertirán cuatro millones de euros en reducir la siniestralidad.

Los tramos están incluidos dentro del llamado Plan Invive (Intensificación, Vigilancia y Velocidad) con el que la Dirección General de Tráfico pretende intensificar el control en determinadas zonas para evitar las víctimas graves o mortales.

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Para elaborar el listado, que incluye en toda España más de 1.300 áreas, se han analizado los datos de los accidentes graves registrados, en especial los que han tenido víctimas mortales o las que han requerido hospitalización; el número de siniestros en general y la velocidad media de circulación. Cada tres meses se comprueban estas variables, por lo que los tramos pueden cambiar o mantenerse en función de cómo cambia la siniestralidad.

Para evitar que estos tramos se mantengan, la DGT ha hecho público el listado en su página web (www.dgt.es) y lo actualiza de forma regular. Las órdenes a los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil son muy claras. Deben intensificar los controles de velocidad en estas áreas, pero de forma que los vehículos que lleven los radares sean visibles.

Disuasión y prevención

Según fuentes de Tráfico, no se trata de denunciar sino de que el conductor levante el pie del acelerador y adecue la velocidad al tramo. “Los guardias deben salvaguardar su propia seguridad, pero la orden es que esos radares se vean y sirvan como medida de disuasión y prevención”, destacan fuentes de la DGT. En caso de que sea necesario, los agentes podrán someter al conductor a pruebas de alcoholemia y drogas, así como revisar la documentación. Esto último incluye el permiso de conducir, la inspección técnica de vehículos (ITV) y el seguro del vehículo. “La denuncia no es, en ningún caso, el objetivo final”, concluye Tráfico.

La M-506, la peor de la red

La M-506, la carretera que une Villaviciosa de Odón con Arganda del Rey a través de Pinto, es la que peor puntuación se lleva dentro de la red de Invive (Intensificación, Vigilancia y Velocidad), con 28 kilómetros. Eso sí, los distribuye seis tramos de diferente longitud.

Esta carretera une grandes poblaciones como Alcorcón, Móstoles y Fuenlabrada, lo que supone un tráfico continuo y muy alto, además de un trazado a veces complicado con contracurvas.

Para el director general de la Asociación Española de la Carretera (AEC), Jacobo Díaz Pineda, las vías secundarias tienen dos problemas fundamentales en materia de seguridad. En primer lugar, se dan los accidentes frontales en los adelantamientos y en las intersecciones se pueden producir choques frontolaterales. Ambos no se registran en las autovías y autopistas, donde los siniestros más habituales son los alcances por circular los vehículos a distintas velocidades y los choques laterales. “Además, en estas vías en las que se circula a más velocidad no hay peatones y los carriles están mejor protegidos”, reconoce Díaz Pineda.

Los estudios que tiene la AEC recogen que el 40% de los accidentes en vías secundarias se debe a salidas de la vía, el 25% a adelantamientos incorrectos y el 20% a choques frontolaterales. Es decir, que el 85% se debe a las características propias de la vía. Otro 10% corresponde a la intervención de peatones y el 5% a un cajón de sastre con el epígrafe de “difusa definición”. “Si analizamos las causas, más de los dos tercios se debe a una tipología que no se da nunca en las calzadas con los carriles separados”, añade el director general de la AEC.

Los límites de velocidad genéricos para estas vías convencionales (un carril por sentido sin separación central) es de 100 kilómetros por hora si existe un arcén de al menos 1,5 metros. En caso de que sea menor, se reduce a 90 kilómetros.

Una media de 8,5 kilómetros por tramo

Si se dividen los 257 kilómetros por los 30 tramos de Invive (Intensificación, Vigilancia y Velocidad) que hay en la región, arroja una media de 8,5 kilómetros por tramo. Eso no representa que haya mucha variación entre unos y otros.

Algunos se alargan a un kilómetro escaso como ocurre en la M-410, entre Arroyomolinos y Parla. O en un punto de la M-506 (Villaviciosa de Odón-Arganda del Rey).

Otros por el contrario son muy extensos. El mayor se registra en la M-305 (De Seseña Nuevo a Chinchón), con 25,7 kilómetros. O los 24 de la N-320 (Cuenca-Venturada), que tiene su peor punto en los alrededores de Torrelaguna. La M-501 (M-40-Las Rozas de Puerto Real) tampoco le van a la zaga, con 19,2 kilómetros, desde Chapinería.

Sin “demonizar”

Desde la AEC, tampoco se quiere “demonizar” el exceso de velocidad como causas de los accidentes en estas vías. “Sería más conveniente hablar de velocidad inadecuada porque se debe circular a una velocidad más acorde a las circunstancias. No es lo mismo que haya llovido o que haya nieve en la calzada”, recuerda Díaz Pineda. Este apuesta, por el contrario, por un estudio muy detallado de los diferentes tramos: “Hay que ver las circunstancias de uso de cada carretera. No es lo mismo que haya un centro comercial cerca, que sea muy usada por ciclistas o que una empresa haya instalado un centro de logística”.

Todas las vías que tienen tramos Invive en Madrid dependen del Gobierno regional, salvo contadas excepciones. Uno de los motivos de esa alta siniestralidad se debe a que registran mucho tráfico, casi similar a las vías con las vías que tienen doble calzada, según la subdirectora general de Carreteras de la Consejería de Transportes, Soledad Pérez Galdós. “La Comunidad conoce estos tramos, pero no se centra solo en ellos, ya que se trata de un estudio de la Dirección General de Tráfico basado en la velocidad”, afirma la responsable de Transportes.

La Comunidad de Madrid va a invertir este año unos cuatro millones de euros en eliminar o reducir la siniestralidad en 44 puntos de la red secundaria, lo que se traduce en 124 kilómetros. Supone una fuerte subida frente a los 900.000 euros del año pasado en los que se acometieron 35 kilómetros en 14 tramos de concentración de accidentes. Se centran sobre todo en labores de conservación del firme, en mejorar la señalización y en labores de prevención, como campañas informativas y edición de folletos con recomendaciones.

Otras medidas consisten en rectificar intersecciones, en aumentar la capacidad con un tercer carril o en diseñar variantes a las poblaciones. “Estos trabajos se están haciendo y se van a hacer pero no suponen una respuesta inmediata a los problemas y a la siniestralidad”, reconoce Pérez Galdós.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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