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La anciana contraria a los okupas de Gràcia se convierte en la abuela de Vox

Santiago Abascal viene a Barcelona para respaldar a esta exmaestra de 79 años que tilda de ladrones a los activistas del Banco Expropiado

Alfonso L. Congostrina
Carmen Gutiérrez, la abuela de Vox.
Carmen Gutiérrez, la abuela de Vox. Joan Sánchez

Carmen Gutiérrez, de 79 años, es pedagoga y maestra jubilada. Las redes sociales la convirtieron el pasado domingo en el símbolo antiokupa del barrio de Gràcia. Aquella tarde se enfrentó a los activistas del llamado Banco Expropiado acusándoles de “ladrones”. Desde entonces ha continuado su vida normal o al menos eso dice. Este jueves la rutina se ha roto. Han venido a apoyarla a Gràcia el líder de Vox, Santiago Abascal, y la candidata de la formación, Rocío Monasterio. Todo apoyo es poco en la cruzada, que ha iniciado Gutiérrez, contra el Banco Expropiado. La anciana se ha mostrado modesta de su acción, “no tengo nada que perder soy muy mayor”, y ha restado protagonismo a sus líderes de filas que, a propósito o no, han creado un símbolo: la abuela de Vox.

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“El domingo no hice nada especial, tras las manifestaciones les dije a los jóvenes que no está bien lo que han hecho y que okupar es ser un ladrón”, recuerda con una retahíla típica de maestro de escuela antigua.

“El local tiene un dueño y nadie tiene derecho a robarle… que vergüenza… y Trias Fargas (en todas sus intervenciones confunde Xavier Trias con Ramón Trias Fargas) pagando el alquiler. Que devuelva el dinero y pague a las farmacias”, ha ido hilvanando la anciana . “En la sociedad tiene que haber gente con dinero, sino, nadie crearía puestos de trabajo”, ha defendido.

Cuando consiguió la plaza de maestra era funcionaria del Estado. Antes de la jubilación acabó cobrando de la Generalitat. “Yo entiendo que haya gente que no puede decir lo que piensa por miedo a perder su trabajo, pero yo sí que puedo”, destaca. “La policía tiene que actuar, no podemos permitir lo de Garganté, ni lo de Colau, ni lo de Trias Fargas (de nuevo) hay una sentencia que exige que hay que dejar el local y como los Gobiernos actúen fuera de la ley nos convertiremos en Venezuela”, sentencia Gutierrez mientras Abascal asiente como un convidado de excepción.

Gutiérrez admite haber votado a Ciudadanos y al Partido Popular pero ya hace algún tiempo que tras jubilarse comenzó a frecuentar la Asociación por la Tolerancia. Sus firmes convicciones la llevaron a “defender a las víctimas del terrorismo”. La abuela de Vox ha participado en diferentes protestas, sin que los años le pesen, como las marchas con la asociación paramilitar denominada Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Barcelona, pidiendo que el Ayuntamiento de Barcelona no eche a los socios de sus instalaciones. Tampoco le tembló el pulso para gritar en contra de la visita Arnaldo Otegi a Cataluña el pasado 18 de mayo.

Abascal ha intentado rentabilizar la presentación en sociedad de la abuela de Vox denunciando que “Carmen no podrá votar a su propio partido en Barcelona”. Carmen y sus compañero consiguieron los avales suficientes para que la candidatura pudiera presentarse “pero Fiscalía la ha rechazado por un supuesto error de paridad que estamos dispuestos a subsanar”.

La solución a la situación de Gràcia es complicada para Carmen, “yo no soy la Colau”. Pero ella cree que bajo ningún concepto debe permitirse a los okupas regresar. “De todo esto, la única alegría que espero es que viendo lo que hace Colau y, el amigo de los terroristas, Puigdemont, la gente empiece a darse cuenta y plante cara”, sentencia.

La anciana reconoce que ha arrancado discretamente algún cartel de los okupas, sobre todo donde aparecía la cara del propietario. Su enfrentamiento con los antisistema ha hecho que Carmen, una pedagoga de 79 años, se haya convertido en la abuela de Vox.

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