Messi al banquillo: la tentación del símil

Nadie puede resistirse; la tentación es demasiado grande. Messi, titular indiscutible con el Barça y con Argentina, se sienta ahora en el banquillo... de los acusados. Habrá que ver, por tanto, cómo regatea a la justicia para salir airoso. Si los magistrados no admiten sus argumentos, como ha ocurrido en la primera sesión del juicio, se dirá que el jugador pierde 1-0 y tendrá que remontar. Y en caso de que sea condenado en los términos solicitados por la Abogacía del Estado (22 meses y 15 días de cárcel) el titular del día siguiente es previsible: pena máxima para Messi.

El símil futbolístico es inevitable y ha alimentado el caso Messi durante los casi tres años que ha durado el proceso judicial contra el jugador por haber defraudado 4,1 millones de euros a Hacienda. Todos parecen abonados a la comparación de escenarios (la sala de vistas como el campo de juego), personajes (Messi como protagonista del juicio e ídolo en la cancha) y situaciones (el recurso que presenta la defensa contra una resolución judicial que se interpreta como un certero contraataque).

Lo que no era de esperar es que el propio abogado de Messi haya caído con gusto en la tentación del símil. Este martes, a su llegada a la Audiencia de Barcelona, el exmagistrado del Tribunal Supremo Enrique Bacigalupo ha sido preguntado por su estrategia de defensa: "La estrategia es al contragolpe", ha dicho, sin que uno acabe de entender en este caso concreto cómo puede armarse un contragolpe; tal vez, apuntando como responsable de la trama de empresas a un bufete de asesores externos que nubló la cabeza de Jorge Horacio Messi, padre de Leo y también acusado por fraude fiscal.

Contenido en la vista, Bacigalupo ha asumido la visión del juicio como un partido de fútbol en el que unos y otros marcan goles, defienden y atacan. Este martes, por ejemplo, la defensa había planteado la nulidad del proceso al entender que la Agencia Tributaria actuó con mala fe durante la inspección a los Messi: en esencia, los abogados creen que debió haber llevado el caso mucho antes de lo que lo hicieron, lo que hubiera ahorrado a la familia aportar documentos comprometedores. El tribunal ha rechazado la petición. Preguntado por esa pequeña y previsible derrota, Bacigalupo ha seguido enganchado al símil: "Aún queda mucho partido".