Las buenas caricaturas de un mal pintor
El Museo Frederic Marès expone 51 dibujos humorísticos de Josep Parera sobre la burguesía barcelonesa del siglo XIX
“De un realismo convencional, fría, contenida y sin aportar nada para la historia de la pintura catalana”. Así define el crítico de arte Francesc Fontbona los retratos realizados por Josep Parera i Romero (1828?-1902), pese que realizó uno —imaginado— de Ramon Muntaner para la Galería de Catalanes Ilustres y fue pintor de cámara del Infante Sebastián, hijo de Isabel II, al que acompañó en su breve exilio a Francia.
Suerte que este polifacético hombre —nacido en Almería, pero instalado desde niño en Barcelona—, que alternó sus pasiones pictóricas con sus papeles en el Liceo como cantante de ópera bufa, si destacó como dibujante y especialmente como caricaturista. Dan fe de ello los 51 dibujos, llenos de fino humor, realizados en la segunda mitad del siglo XIX, que ha incorporado recientemente el Museo Frederic Marès y que ahora se presentan en la exposición Caricatura de la Barcelona vuitcentista, en la que se muestran a muchos de los actores y protagonistas de la vida barcelonesa decimonónica, los prohombres de la ciudad. Se trata, sobre todo de industriales, comerciantes, banqueros, artistas y, especialmente, políticos, como Joan Güell, Manuel Girona, Antoni Brusi, Antoni Amatller, Manuel Vidal-Quadras, Jeroni Juncadella, Evarist Arnús y Josep Xifré, entre otros muchos. “Muchos de los protagonistas de la transformación de Barcelona, tras la caída de las murallas y la creación del Eixample”, explica Josep Maria Trullén, director del museo.
Las obras, casi todas caricaturas amables, que hablan de las posturas y manías de los retratados, las ha donado al museo barcelonés Joaquim de Nadal i Caparà, que fue regidor de Cultura de Barcelona, nieto de Joaquim Maria de Nadal i Ferrer que las había comprado en 1929 por 2.500 pesetas en la Sala Parés “no como coleccionista, sino como ochocentista”, explica Jordi de Nadal, sobrino del donante. Fontbona, que ha reconstruido la biografía de este artista, un auténtico desconocido para el gran público y para la mayoría de especialistas, explica que la primera vez que vio la colección fue colgada en una de las paredes de la vivienda de Joaquim de Nadal, “cuando reproduje una de sus obras, la del indiano Josep Xifré Downing en el Arte catalán del siglo XIX”. Según Fontbona, Parera no creó estos dibujos para publicar (aunque algunas sí que aparecieron bajo el seudónimo de Crac en la revista Tiburón), sino “porque le salían de dentro”.
“Son obras mayoritariamente de personajes barceloneses, un poco misóginas como la época, ya que no aparece ninguna mujer y clasistas, ya que tampoco hay clase obrera”, aclara Ernest Ortoll, conservador del museo, que ha estudiado una a una las obras para identificar los personajes. “Al pie de cada una aparece el nombre del personaje, pero hemos comprobado que no siempre es verdad". Por eso, muchas de ellas se exponen con interrogantes. Las caricaturas están ambientadas con imágenes ampliadas de la Barcelona de la época, además de objetos reales contemporáneos de los personajes como una chistera, un bastón, anteojos y un reloj de pared. “Son objetos que facilitan la evocación de ese mundo desaparecido”, remachó Trullén.
Caricaturas de Parera se conservan en el MNAC, el Institut del Teatre, el Archivo Histórico de la Ciudad, el Museo de la Música, el Instituto Amatller y la Real Academia de Buenas Letras. En Madrid, hay obras suyas en la Real Biblioteca, en Patrimonio Nacional y en el Museo del Romanticismo.
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