_
_
_
_
'IN MEMORIAM'

Abrazos pendientes a Paco Caño

El presidente de la FRAVM fue uno de los líderes más destacados del movimiento vecinal de Madrid

El lunes por la noche recibí un escueto mensaje que anunciaba la muerte de Paco Caño. Sabíamos que iba a ocurrir pronto por la información que nos había ido llegando sobre su salud en las últimas semanas. He cambiado de la primera persona del singular a la primera persona del plural, que es la más apropiada para hablar de este vecino de Hortaleza, originario del barrio de Las Californias.

Paco fue uno de esos albañiles de lo común que construyen con sus manos un nosotros que a través del tiempo va tomando cuerpo y dejando huella en el entorno. Si algo me ha impresionado de nuestro compañero Caño es su sentido de lo colectivo. Su rigor, su dedicación y su tesón a la hora de trabajar por el bien común, de poner de acuerdo y tejer con piezas que parecían imposibles de encajar espacios de encuentro que después, con el tiempo y el trabajo de hormiga que le era tan característico, irían dando no pocos frutos. Así lo hizo en el movimiento vecinal. Fue uno de los impulsores de la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid) y desde ahí creó numerosas plataformas dedicadas a defender lo que es de todos, lo público.

No me remontaré a un pasado lejano para poner ejemplos. No hace falta, prefiero acudir a los más recientes: la Plataforma Contra la Privatización del Canal de Isabel II, la lucha contra la tasa de basuras, la Plataforma contra la Contaminación Electromagnética. Cuando Paco cogía un tema se hacía especialista, se lo estudiaba hasta el último detalle y lo seguía incansable, al más puro estilo del movimiento vecinal, que era su estilo.

Hablábamos de huellas rastreables, visibles, concretas: la de las primeras cooperativas de vivienda, la de los logros de un movimiento vecinal que ha sido capaz de recorrer durante décadas las calles de esta ciudad como un sujeto independiente y como una herramienta útil para sus vecinos y vecinas. Ese estilo terco, constante, sobrio, riguroso y práctico que ha sido parte de la pócima secreta de las asociaciones vecinales para lograr bibliotecas, centros de salud, institutos, zonas verdes, huertos urbanos… Ese estilo y esas pequeñas grandes victorias son parte de lo que nos deja de herencia.

El combustible, un sentido ético de la vida que en su caso se traducía en su larga militancia en el Partido Comunista de España, también en las Comisiones Obreras y, sobre todo, en el movimiento vecinal.

Paco se va dejándonos pendientes muchas lecciones. Él siempre fue más de darlas con el ejemplo, sin grandes gestos, con el trabajo diario. Aquí nos quedamos con mucho que aprender y con algunos abrazos pendientes que darle.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Está también por ver si las siguientes generaciones estamos a la altura de ese legado y somos capaces, como lo ha sido él, de mantener el empeño por el bien común hasta el último aliento.

Nacho Murgui es concejal delegado de Coordinación Territorial y Asociaciones y segundo teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Madrid.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_