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Núria Llorach o que todo siga igual

La sustituta de Brauli Duart al frente de los medios de la Generalitat presenta un perfil continuista

Daniel Verdú
Núria Llorach.

Cambia la presidencia de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA), pero todo sigue igual en la institución. Así resumen todas las fuentes consultadas la llegada de Núria Llorach (Convergència) a la cabeza del Consejo en sustitución de Brauli Duart, que abandona el cargo temporalmente debido a una enfermedad. Su mandato ha transcurrido durante uno de los periodos más complicados que se recuerdan en la Corporación, tanto en lo laboral —los despidos de TV3— como en lo presupuestario debido a los recortes.

Su sustituta, miembro del consejo desde hace ocho años y con una carrera estrechamente vinculada a CDC asume sus funciones con la idea de seguir una línea de trabajo idéntica. De este modo, el control del consejo continúa en manos de la formación convergente.

Tras su paso como directora del Institut Català de la Dona y ocho años en el CAC, Llorach ha tenido hasta ahora un perfil público discreto. “Ha sido un mandato bastante presidencialista. Y ella era algo así como su mano derecha”, señala un productor catalán. Dos compañeros de militancia la definen como dialogante, trabajadora y de marcado perfil soberanista. Pero una mujer del partido, al fin y al cabo, a la cabeza de un órgano que gestiona, entre otras cosas, los servicios públicos de información y la contratación en el sector audiovisual catalán.

Pero eso ya sucedía antes. Llorach asume la presidencia en funciones gracias a la dimisión de Armand Querol, nombrado a propuesta del PP, que había sido hasta ahora vicepresidente y que formalmente debía haberle relevado. Pero el pacto alcanzado entre CiU y PP para la reforma de la Corporación todavía colea. “Mi vicepresidencia vino dada por aquello. He actuado lo mejor posible como vicepresidente. Pero habría traído un mal vivir dentro si yo no hubiera dimitido. La presenté porque quiero que esto funcione bien. Si no lo hubiera hecho, igualmente Brauli hubiera propuesto el nombre de otra persona. Tienen mayoría”, señala.

Los miembros del consejo funcionan hoy sin roces, según todos los consultados. “La gestión no cambiará demasiado, Brauli tenía un peso mayor y ella, en principio asume las funciones temporalmente”, señalan fuentes próximas a este órgano. Quienes la conocen aseguran que suele estar abierta al debate y es muy constante en el trabajo, pero que deberá delegar más funciones que el anterior presidente. “Es obvio que Duart tiene más experiencia y que, lamentablemente, este nombramiento ha sido sobrevenido”, explica.

Para los comités de empresa de la corporación, no hay duda de la creciente politización de la institución en los últimos años y dudan de que vaya a cambiar ahora. “Todos los grandes temas que rompieron la paz laboral del 2013 al 2015 eran ideas que venían del Gobierno: aplicarnos salarios de la escala pública, intento de privatización de venta de publicidad… Y por muchos motivos todos estos temas fracasaron. El consejo siempre intenta expresar que es independiente, pero se ve claramente de donde vienen muchas consignas”, señalan fuentes de una de estas organizaciones.

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En el sector audiovisual catalán, muy preocupados con la caída de los presupuestos y de la contratación de productos, no encuentran grandes motivos de entusiasmo con el cambio de presidencia. “Han conseguido estar peleados con los trabajadores, con la industria… Pero es verdad que a nivel presupuestario hacen lo que pueden, no hay más. Llorach será continuista, para bien o para mal. Brauli sigue como consejero y su sombra seguirá ahí detrás”, señalan desde una de las principales productoras de Cataluña.

El viernes, Llorach se estrenó en sede parlamentaria con las preguntas de la Comisión de Control. Ahí se encontró con un grupo de trabajadores de la Corporación de TV3 y Catalunya Ràdio que secundaba la petición de retirada de la denuncia contra un compañero que, presuntamente, filtró datos personales de la dirección de la televisión pública y la lista del ERE que la empresa se disponía a ejecutar. La Fiscalía pide 7 años para el acusado y la CCMA apoya la demanda, que la gran mayoría de la plantilla rechaza.

Varios grupos políticos le pidieron que aprovechase la oportunidad para pasar página y dejar atrás una época convulsa en la Corporación. Llorach, también en ese sentido, prefirió que todo siga igual.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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