Carlos Pazos y su película ‘robada’ en los mercadillos
El artista vuelve a Barcelona con un proyecto de envergadura
Irónico, desencantado, culto, melancólico y divertido. Carlos Pazos vuelve a exponer en Barcelona tras la larga ausencia que siguió a la gran retrospectiva que le dedicó el Macba en 2007. El tanto se lo apunta la galería ADN que, hasta el 14 de mayo, reúne en la muestra Naufragios recientes obras de los dos últimos años y la presentación barcelonesa de la película Artissimo. Coleccionista compulsivo y virtuoso del apropiacionismo y el collage, Pazos ha trasladado estos elementos —que a lo largo de los años ha convertido en una práctica artística original y característica—al mundo del audiovisual. El resultado es una película de citas, que reúne más de 900 fragmentos de filmes que Pazos ha ido comprando en los mercadillos, donde desde siempre se abastece de materia prima para sus obras.
“Es una película robada. No hay nada mío, excluyendo el discurso. La imagen funciona como ilustración, lo importante son las citas siempre en lengua original y con subtítulos”, explica el artista que ha contado como de costumbre con la colaboración de su pareja, Montserrat Cuchillo. Según cuenta Adolf Alcañiz, quien se encargó del largo y laborioso montaje, Pazos visionó durante tres años unas 5.400 obras. De estas se extrajeron alrededor de 940 fragmentos que con un montaje rapidísimo, unos siete segundos por plano, se convirtieron en una película de dos horas y cuarto, que se puede ver a partir de cualquier momento y durante el rato que se quiera, sin que pierda su significado. Con una vuelta de tuerca más en el juego autorreferencial que se ha convertido en una marca identitaria de Pazos, todos los fragmentos tratan del artista, el arte y su sentido.
“Todo empezó con el hallazgo de una película de la época franquista titulada El fascista, Doña Pura y el follón de de la escultura y luego fui presa de una verdadera obsesión por encontrar la frase exacta”, indica Pazos, que ha conseguido realizar un gran fresco audiovisual del universo de las artes, de fácil lectura y ágil desarrollo, pese al alud de estímulos. El artista está cansado de que a menudo se saquen a relucir solo los aspectos más excéntricos y anecdóticos de su obra. “Se frivoliza demasiado. Como dice una cita de la película, ser artista significa producir un discurso con intencionalidad y llevar a cabo una reflexión constante. Vida y arte son lo mismo en soportes distintos”, asegura.
A diferencia del Macba, que cuando Artissimo salió estaba luchando con la peor crisis de su historia, el Museo Reina Sofía de Madrid no dejó escapar la ocasión y el pasado octubre la estrenó y adquirió una de las diez copias que se han puesto a la venta. Aunque Pazos es conocido sobretodo por sus collages tridimensionales, no es la primera vez que se mide con el cine.
En 2011 se fue a Cuba siguiendo la huellas de un grupo de rock que fue perseguido y obligado a dejar la isla, cuyas vivencia dieron lugar a Yo inventé unos Llopis, que se presentó entre otros espacios, en la Filmoteca de Catalunya en 2012. Galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2004, Pazos está reuniendo todo su universo artístico en 13 contenedores industriales temáticos en el recinto de la fábrica Zedis de Lliçà d'Amunt, que se podrán visitar con cita previa.
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