El Sismògraf de Olot consolida su terremoto de danza
Un nuevo premio y espectáculos participativos en el festival
Público que se integra en el paisaje rural gracias a poder oír por unos auriculares las órdenes coreográficas del director; un nuevo premio de danza con el nombre del diplomático e historiador Delfí Colomé (Barcelona, 1946-Seúl, 2008) o un unicornio blanco por las calles. Éstas son algunas de las novedades y sorpresas que está aportando este fin de semana en Olot (Girona) el festival Sismògraf, que consolida en su octava edición sus papel como mercado estratégico de la danza en Cataluña, aspecto reforzado por la presencia de doscientos programadores, nacionales e internacionales, en busca de talentos.
El viernes, Olot amaneció nublado, pero a media mañana las nubes desaparecieron y reinó el sol, entonces la ciudad se puso en danza. Mientras el consejero de Cultura, Santi Vila, anunciaba la creación de los premios Delfí Colomé, dotados con 10.000 € —que se otorgarán al mejor proyecto de creación y producción en danza con raíz tradicional—, Cesc Gelabert ponía a bailar a los programadores en una magnífica master class.
Más tarde en una relajada comida entre programadores y artistas, se ofreció una muestra del tipo de coreografía que podrá optar a los Premios Delfí Colomé: un grupo de intérpretes entroncó en su baile la danza contemporánea con el folclore catalán, al compás de la música de un acordeón, una tenora y un violín. En este acto, artistas como Mar Gómez, el grupo Big Bouncers y Pere Faura mostraron los vídeos de sus próximos proyectos.
En el Museo dels Sants, el portugués Regina Fiz, caracterizado de unicornio blanco, impartió una conferencia, bajo el nombre El cuerpo como escultura, sobre diferentes aspectos de la cultura e introdujo al público al universo de la artista plástica Rebecca Horn (Michelstadt, 1944), célebre precisamente por su performance Einhorn (unicornio). En este museo también se admira una exposición de fotos en que se ve al unicornio blanco en diferentes lugares de Olot. Si bien los momentos más divertidos protagonizados por este singular artista fueron sus paseos caracterizado por la ciudad despertando la curiosidad de los transeúntes.
Más tarde la percusión de la Camut Band reunió a numeroso público en la Plaza Mayor. Mientras que en las afueras de Olot, en pleno campo, se producía una de las experiencias más estimulantes, Hello!Earth, de la compañía danesa Life in the universo, de Vera Maeder y Jacob Langaa-Sennek, que vistieron al público con ropa de camuflaje y por unas instrucciones dadas a través de auriculares movieron a los participantes por los campos cercanos a la ciudad. Una aventura muy sensorial.
Otra experiencia que contó con la participación del púbico vino de la mano de Ernesto Collado, de la Fundación Collado-Van Hoestenberghe, que en el Teatro Principal subió a numerosas personas al escenario y se convirtió en un chamán para ellos. Tras vomitar literalmente en escena para luego hacerlo verbalmente a través de nombrar sus frustraciones, Collado logró que todos los participantes bailaran con un entusiasmo indescriptible y sin interrupción los 17 minutos que dura el Bolero de Ravel. Montaje facilón pero muy divertido.
Uno de los espectáculo más esperados de esta edición del Sismògraf era Consuelo's Corner una idea de la bailarina y coreógrafa, Inés Boza, con composición y dirección musical de Giulia Valle. Se trata de una pieza intensa que reúne en una sala de baile, en esta ocasión, la Sala El Torín, a cinco músicos y cinco bailarines. Es una pieza íntima que destila miedos, anhelos y sueños. Sin embargo Consuelo´s Corner necesita rodaje y algunos reajustes para que gane en fluidez.
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