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El comercio del centro de Barcelona se rebela contra los horarios de Colau

Las asociaciones quieren más domingos de libertad de apertura

Dani Cordero
La calle Portal del Àngel, el pasado 7 de enero, durante el inicio oficial de las rebajas de invierno
La calle Portal del Àngel, el pasado 7 de enero, durante el inicio oficial de las rebajas de inviernoConsuelo Bautista

Las asociaciones que aglutinan a los comercios del centro de Barcelona quieren más domingos de libertad de apertura y horarios que vayan más allá de las seis de la tarde. Así reaccionaron ayer a la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona, que plantea eliminar los diez domingos que actualmente permite abrir en verano y limitarlos a cuatro en mayo y septiembre. En una reunión del sector con los representantes del Consistorio, responsables de Barna Centre (los comercios del Casco Antiguo) y de Born Comerç reivindicaron "la libertad de apertura a cada comerciante", una posición muy alejada a la del ejecutivo de Barcelona en Comú, que aseguró que buscará consenso porque "si un tema necesita un pacto de ciudad es este".

Pero las posiciones están enconadas. Una muestra: cuando ayer Agustí Colom, regidor responsable de comercio, le lanzó aquello de "¿qué tal?" a Gabriel Jené, el presidente de Barcelona Oberta —el lobby de comerciantes con un planteamiento más liberal y defensor acérrimo de las aperturas dominicales— le respondió ante todo el mundo: "Hombre, pues muy enfadado". Y era a tenor de la propuesta del Ayuntamiento, que conocía de la semana pasada.

Después, ya en un coloquio abierto, Jené le advirtió de que revocar una norma dos años después de aprobarse sitúa a Barcelona en una posición de "ridículo": "No podemos dar la imagen que montamos y desmontamos las cosas. Tenemos que evolucionar". Barcelona Oberta quería ganar domingos en mayo y octubre, cuando el turismo presente en Barcelona tiene mayor capacidad adquisitiva, pero en ningún caso perder los ya consolidados de verano.

Si los distintos grupos municipales criticaron por la mañana el anuncio del gobierno municipal por no haberlo consensuado, por la tarde organizaciones como Barcena Centre o Born Comerç reclamaron más domingos. "Esta mañana hemos recibido 48 llamadas para quejarse [de la propuesta]. Los comerciantes no se pueden permitir perder estas compras. Pedimos libertad de apertura", dijo Teresa Llordés, presidenta de BarnaCentre. "Para nosotros es más importante abrir en domingo que no abrir los lunes", subrayó Marta Domingo, de Born Comerç. Joan Igual, representante de Gaixample, se unió a las críticas sosteniendo que no poder abrir durante el Circuit —el festival gay que se celebra en la capital catalana la primera quincena de agosto— supone perder 10.000 potenciales clientes con gran capacidad de compra. Solo Vicenç Gasca, presidente de Barcelona Comerç, aprobó la propuesta de Barcelona en Comú de prescindir de los domingos comerciales de verano. "La encontramos perfecta".

El debate reabierto —que CiU no acabó de cerrar— sobre la idoneidad de abrir en domingos es ideológico. Colom admitió ayer que las posiciones y las encuestas muestran una extrema polarización y admitió que, aunque hayan hecho estudios para medir su impacto, pesa más que la medida propuesta figurara en el programa electoral de BComú.

Los comercios del centro de Barcelona esperaban ganar margen de aperturas y el Gobierno de Ada Colau lo ha cerrado. Entiende el Ejecutivo municipal que detrás las demandas está la gran distribución porque, suspendida la ley catalana de horarios comerciales por el Tribunal Constitucional, la norma estatal permite que abran todos aquellos establecimientos con menos de 300 metros cuadrados de superficie, siempre y cuando no sean propiedad de algún gran grupo empresarial. Así las cosas, en el marco actual, la mayor parte de los establecimientos ya pueden abrir si quieren, como es visible en algunas zonas del centro de Barcelona.

El Gobierno municipal intentará lograr el apoyo comercial, pero sobre todo tendrá que lidiar con los distintos grupos municipales. Es a los que necesita para sacar adelante una de las medidas más sensibles que tendrá durante este mandato.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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