Los Mossos detienen al hijo del patriarca de los Jodorovich
Antonio Moreno Jodorovich está acusado de ser uno de los distribuidores de la droga que se vende en las calles de la Mina
Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer a Antonio Montero Jodorovich, acusado de ser uno de los proveedores de la droga que se vende en las calles de La Mina. Antonio es hijo de Aquilino Montero Jodorovich, el patriarca del clan familiar, famoso por su largo historial vinculado al tráfico de armas y drogas en Zona Franca. Antonio fue condenado en 2011, junto a su padre y su hermano, a más de 10 años de prisión, pero el Supremo les absolvió por un defecto de forma. Ahora ha vuelto a caer en la Operación Titán, una de las más grandes contra el menudeo en Cataluña.
Faltaba poco para las seis y media de la mañana cuando una pareja de agentes sacó de su piso, en la calle de Mare de Déu del Port, en Zona Franca, a Antonio. No hubo gritos ni estruendo en la detención de uno de los jefes del clan de los Jodorovich, que domina el barrio desde hace al menos cuatro décadas. La policía catalana, bajo órdenes del juzgado de instrucción número 3 de Badalona, le acusa de ser una de las personas que regaba con droga las calles y los pisos de La Mina.
Antonio ya pasó por una gran causa en 2011, también de los Mossos, y consiguió finalmente ser absuelto. Entonces el Supremo declaró nulas las escuchas telefónicas en las que se basaba el caso, por un defecto de forma, pero el Alto Tribunal advirtió de que la invalidez de las pruebas “no supone la negación absoluta del hecho que pretendían acreditar, sino la imposibilidad de utilizar las mismas”.
En total, los Mossos entraron ayer de madrugada en 27 domicilios, principalmente de La Mina, el Besòs, la Zona Franca y Castelldefels, y detuvieron finalmente a 30 personas (una de ellas se presentó más tarde en comisaría) en la segunda fase de la operación Titán. Otras dos personas siguen huidas.
Entre los arrestados consta también otro miembro de un clan histórico de La Mina, en este caso los Manolos, Manuel Sargero Alunda. La policía catalana tenía previsto detener a Alunda el pasado 23 de noviembre, cuando 1.300 policías irrumpieron en el barrio, en la primera fase del caso Titán. Pero cuando echaron la puerta abajo, descubrieron que había huido, posiblemente por un chivatazo, según fuentes policiales.
Ayer, a las cinco y media de la mañana, el ambiente frente a su casa, en la calle de Garbí, era más que hostil. “Váyanse, queremos decírselo de buenas”, dijeron varios familiares ante la presencia de un fotógrafo. Los Mossos detuvieron también a la esposa de Manuel, uno de sus hijos y la pareja de este. El de los Heredia es el tercer clan tocado ayer por la investigación de la policía catalana. Afincados en Castelldefels, se vieron sorprendidos también de madrugada por las luces azules y el estruendo del helicóptero.
Los Mossos escogieron actuar muy pronto, pasadas las dos de la madrugada, para pillar a los sospechosos profundamente dormidos. Los 600 agentes que irrumpieron en 10 localidades (Sant Adrià de Besòs, Barcelona, Castelldefels, Viladecans, Lliçà de Munt, Mataró, Sant Boi de Llobregat, Piera, Caldes de Malavella y Riells i Viabrea), habían acabado su trabajo poco antes de las nueve de la mañana.
El operativo se llevó a cabo sin ningún incidente, según contó el inspector de los Mossos d’Esquadra y número dos de la División de Investigación Criminal, Ramon Grasa. La policía catalana encontró en los domicilios 17 plantaciones de marihuana, 2.443 plantas, más de 10 kilos preparada para su venta, 155 gramos de cocaína, 40 gramos de heroína, dos armas cortas, tres armas de fogueo, más de 80.000 euros, joyas y diez coches de gama alta. A los detenidos se les acusa de organización criminal, un delito contra la salud pública y blanqueo.
Una operación titánica
Un grupo de agentes de la Unidad de Investigación de Badalona empezó, a finales de 2014, una investigación que acabaría convirtiéndose en un árbol de mil ramas. A base de vigilancias y escuchas, los policías tejieron el diseño del menudeo en la Mina. A su vez, otro grupo de agentes del distrito de Sant Martí dibujaba cómo y a manos de quién se movía la droga en el barrio del Besòs. Ambas operaciones, Titán y Picapiedra, se llevaron de manera paralela, pero convergieron el 23 de noviembre en el operativo más grande de la policía contra el menudeo.
Dirigidos por el jefe de la División de Investigación Criminal, Ignasi Teixidor, 1.300 policías desembarcaron a las 4.30 horas en uno de los barrios más castigados por la droga y detuvieron a 95 personas. De ellas, 44 siguen en prisión. Picapiedra se dio por finalizada. Pero Titán siguió adelante, con teléfonos que no dejaron de sonar. El objetivo era llegar al segundo escalafón, a las personas que distribuían la droga. Y detener a aquellos que lograron huir en el primer operativo.
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