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De fábrica de cañones a centro cultural

El Ayuntamiento negocia con la Generalitat adquirir la antigua Fundición de Cañones de La Rambla que ha generado múltiples propuestas, desde oficinas de la NBA, museo del Hermitage a subsede del MNAC

El edificio de la Fundición de Cañones en La Rambla.
El edificio de la Fundición de Cañones en La Rambla.CARLES RIBAS

Está prácticamente destrozado. Tanto, que quien ha visitado por dentro el edificio de la Fundición de Cañones en el número 2 de La Rambla asegura que salvo la cubierta, el patio central interior y la fachada, todo lo demás está para el derribo. Pese a la importante inversión que requerirá —el solar que ocupa es de unos 700 metros cuadrados y la superficie construida de cerca de 3.400—, el edificio que se construyó a finales del siglo XVII ha despertado el interés de dispares agentes y ha generado varias propuestas.

Al dejar de fundir cañones, después de la Guerra dels Segadors, la industria siguió con la actividad pero para otros usos, como la fundición de campanas. Algunas de la catedral de Barcelona salieron del edificio de la Rambla. Fue la sede del Banco de Barcelona a partir de mediados del siglo XIX y cuando el banco hizo fallida, a principios del siglo pasado, tuvo una primera etapa como sede de una institución de Turismo para después ser cuartel de la Guardia Civil. A partir de la guerra civil, el edificio pasó a depender del Ministerio de Defensa y en su interior tuvo viviendas, oficinas y la farmacia militar. En 2003, la Generalitat lo adquirió con la intención de que fuera la sede del Instituto Europeo de la Mediterránea.

Nunca lo fue y desde entonces ha permanecido cerrado a cal y canto, con lo que el deterioro ha ido a más progresivamente. El mes pasado fue sometido a una “operación limpieza” que fue requerida por la entidad Amics de la Rambla por el problema de salubridad que representaba. “Hace unos años, la NBA estuvo interesada en abrir una sede en Barcelona y ese edificio se barajó aunque el proyecto quedó en vía muerta. También se pensó en que podía ser una escuela de hostelería y fue una de las ubicaciones para situar el proyecto del Hermitage, que descartaron los promotores”, explica Joan Oliveras, presidente de esa asociación y uno de los impulsores de la última propuesta: que el edificio de La Rambla sea una subsede del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC): “Nosotros creemos que algunas de las exposiciones temporales del MNAC podían estar perfectamente en La Rambla. Revitalizaría culturalmente el paseo y seguro que al museo también le interesaría tener otra ubicación en un lugar por el que cada año pasean millones de personas”. Oliveras dice que ha planteado la propuesta a la regidora del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin. De momento, sin respuesta.

Para el MNAC, la propuesta es desconocida: “Nadie nos lo ha ofrecido, nosotros trabajamos en el proyecto de ampliación de los pabellones de Montjuïc”. Sin embargo, aclaran “somos un museo de ciudad y como tal, si el Ayuntamiento tiene un proyecto que pueda beneficiarnos se tendrá en cuenta”, aseguran fuentes cercanas a la dirección. El MNAC está situado en un lugar privilegiado de la montaña de Montjuïc, pero alejado del centro de la ciudad. Por eso, uno de sus empeños actuales es crecer en dirección hacia la plaza España, en uno de los pabellones de Victoria Eugenia y Alfonso XIII que Fira de Barcelona ha dejado de usar.

Los responsables del museo están convencidos que ocupar uno de esos espacios creados por Puig i Cadafalch para la exposición de 1929, permitirá esponjar la colección y disponer de una enorme sala para exposiciones temporales, ahora condenadas a los sótanos del Palau Nacional.

Hoy por hoy, lo único cierto es que el área de Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona está cerrando un acuerdo con la Generalitat sobre el precio del edificio de la fundición de cañones para destinarlo a “uso público”. ¿Cultural? ¿equipamiento de barrio? ¿sede de algún servicio municipal? No hay concreción por parte del consistorio que adquirió el compromiso con Esquerra Republicana (ERC) a mediados del mes de octubre de realizar una veintena de inversiones en la ciudad. El de la adquisición de la antigua Fundición de Cañones fue uno, junto con la compra del Teatre Principal al grupo Balañá.

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Una idea, que persigue revitalizar el final de la Rambla para uso ciudadano, que no es nueva. En el último mandato socialista de Barcelona, responsables del área de Urbanismo fracasaron en el intento de llegar a un acuerdo con el grupo Balañá para adquirir el Principal que llevaba cerrado desde 2006. Una propuesta que fue promovida desde los entonces gestores de Ciutat Vella y el área de Cultura que intentaban dar un giro a los usos del final de la Rambla y que se vincularan a actividades culturales y, en la medida de lo posible, de unos barrios cada vez más turistizados. La misma idea que propició la compra del teatro Arnau, todavía a la espera de definición.

El Principal — una sala de espectáculos que ha sido cerrada en parte por funcionar como discoteca— es, en realidad, una suma de edificaciones: el frontón Jai -Alai, los antiguos billares Monforte, la Cúpula Venus y las dos salas de teatro, la mayor y el teatro latino. En el caso de la Fundición de cañones, es solo una pieza. Juntas, tendrían más potencial para impulsar un cambio del final de La Rambla.

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