Lari: “Un espectáculo de magia no es solo un simple repertorio de trucos”
Presenta en Barcelona ‘Ozom’, en el que interpreta a cuatro ilusionistas
El Mag Lari regresa a un teatro de Barcelona. Al Condal, con Ozom. Ahora que está tan de moda que escogidos magos hagan ilusionismo peripatético, en el mejor y peor sentido de la expresión, paseando por las calles y con una televisión detrás, Lari ha preparado un espectáculo a conciencia para presentarlo en un teatro, tradicional espacio para la magia de mayor solemnidad. Y lo estrena después de que la idea le rondara desde hace años, de estar más de dos pensándolo concretamente, con dos meses previos de ensayos con escenografía y, de momento, con un guion que ha modificado, retocado, 45 veces. Sin descartar la sorpresa, Lari dice que sabe qué pasará en cada segundo.
Lari reivindica la magia como un género teatral que debería ser más conocido por la gente del oficio. “Debería enseñarse en el Institut del Teatre”. De hecho, ha asesorado a grupos teatrales que necesitaban determinados efectos para sus montajes. “Un verdadero espectáculo de magia no es un simple repertorio de trucos. En Ozom no vamos a buscar únicamente el aplauso por un efecto, queremos sorprender con el espectáculo en su totalidad”.
El título del espectáculo, explica, es la transcripción fonética de la palabra inglesa “awesome” que quiere decir “maravilloso, increíble, pasmoso”. Palabra que repite uno de los personajes que recrea en el escenario, un mago que habla inglés y que Pere Arquillué dobla. Y es que en Ozom, Lari se presenta como el maestro de ceremonias que introduce a otros cuatro magos, inspirados en otras tantas figuras históricas del ilusionismo, “unos personajes que llevo conmigo desde hace años. Como Mag Lari, según el número que hago, me acerco más a uno u otro”.
Antes la ventriloquia se veía como magia. Con Mari Carmen o Moreno, el ventrílocuo se convirtió en un humorista
Cuatro magos que reinterpreta el propio Lari gracias a una difícil gimnasia fregoliana que obliga a 14 cambios de vestuario. Lari, por ejemplo, presenta a un mago con sotana que se parece mucho a Wenceslao Ciuró (1895-1978), un escolapio que aprovechaba la magia para mejorar la catequesis y que publicó una docena de libros sobre trucos y rutinas, desde mnemotécnica teatral a ventriloquia, una técnica prácticamente desaparecida en España. ¿Por qué? “Antes la ventriloquia se veía como magia. Se pensaba que el mago, con los labios inmóviles e incluso bebiendo en pleno diálogo, daba vida al muñeco. Con Mari Carmen o Moreno, el ventrílocuo se convirtió en un humorista. Daba igual que se le viera mover los labios”. Lari localizó el original del muñeco que acompañaba a Ciuró (Luisito/Lluiset) y ha hecho una réplica del Luisito original. Otro invitado a Ozom.
El mago que se inspira en Doug Henning (1947-2000) toma de éste su estética escénica, la manera de moverse, de vestir a los ayudantes. Icono pop de los 70, Henning hizo de la magia un gran espectáculo. En su biografía hay un dato que lo aproxima en particular a Lari: colaboró en los efectos de algunos vídeos musicales de Michael Jackson, un artista que fascinó a Lari. El heredero más directo de Henning, cuando abandonó los teatros para cultivar la meditación trascendental, fue David Copperfield.
Al escenario de Ozom también sube el agresivo Goretti, que se parece a Criss Angel (1967), el actual rey de Las Vegas y la televisión en Estados Unidos, por encima de Copperfield. El último mago que interpreta Lari es el anciano Cirici Pascual que regresa en silla de ruedas. “Es una figura entrañable, en su última función. La poesía del mago jubilado que sube al escenario para dar su adiós”. Pascual se inspira en Fructuós Canonge Francesch (1824-1890), limpiabotas en la plaza Reial, deportado a Cuba tras un juicio militar a finales del bienio progresista, luego triunfó como mago en Suramérica y España donde recibió honores y favores de la realeza. En sus últimos años, con la vista muy perjudicada y problemas pulmonares tuvo que abandonar los escenarios y volvió a lustrar zapatos.
Y obviamente, el quinto mago de Ozom es el propio Lari que da vida al resto de colegas y que erige en el escenario una estatua de sí mismo. “Una parodia del autobombo. Espero que la gente lo entienda”. Lari planea estar en el Condal hasta finales de enero. Un espectáculo al que le calcula unos tres años de vida en una gira que puede que termine nuevamente en Barcelona. Entonces, con este Lari que repiensa cada día el más pequeño detalle, seguro que no será exactamente el mismo.
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