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La dueña del parque del Capricho

Carlota Ferrer vuelve al Teatro de la Abadía con 'Los Nadadores Nocturnos', que se representará en la que considera su casa y su escuela hasta el próximo domingo

Rut de las Heras Bretín
Carlota Ferrer en la azotea del Teatro de La Abadía.
Carlota Ferrer en la azotea del Teatro de La Abadía.Samuel Sánchez

1. Café El Espejo. Esta cafetería Art Nouveau me encanta desde pequeña. Era un evento venir a Madrid con mi abuela e ir allí a comer tortitas con nata y caramelo. A veces nos acompañaba mi madre o mi tía, pero sobre todo iba con mi abuela. Lo solíamos hacer dos fines de semana al mes. Ahora sigo yendo con algo de nostalgia, es un lugar especial. (Paseo de Recoletos, 31).

2. Parque del Caricho. Interpreté allí durante cuatro años a la Duquesa de Osuna y casi creo un poco que el parque es mío. Es una de esas grandes mujeres de la historia en cuya piel da gusto meterse. Confeccionó hasta el último detalle de este jardín. Es un marco de belleza extrema, no muy conocido, que te traslada a otro sitio, a otra época, momentáneamente te saca de la urbe. (Paseo Alameda de Osuna, 25).

3. Teatro de La Abadía. Cada rincón es especial porque cada uno me recuerda algún momento de los proyectos que he realizado aquí, son muchos y todos fantásticos. Es el lugar donde he crecido profesionalmente. Además, como dice Àlex Rigola: “Da gusto abrir las puertas del teatro y estar en un jardín”. Sales de estar encerrado con los focos y tienes un banquito al aire libre en el que sentarte en cuanto sale un rayito de sol en primavera. El verano llega aquí antes que a ningún otro sitio de la ciudad. Además, yo tengo un rincón al que no va nadie: la azotea donde me escapo a fumar un pitillo. (Calle de Fernández de los Rios, 42).

4. La Taberna de Lea. Paco y su mujer llevan este restaurante de cuatro mesas al lado de La Abadía. La comida es casera y la materia prima espectacular. Los tomates saben a tomate. Abre de la mañana a la noche, tiene menú del día, para cenar, para tomar una copa… El solomillo de ternera es estupendo, y los chipirones encebollados, y el tomate con ventresca, y … (Calle de Fernando Garrido, 13).

Una rata de ciudad

La directora teatral que nació hace 39 años en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) siempre quiso vivir en la ciudad, donde está forjando una carrera con una muy buena proyección. Acaba de ganar el Premio El Ojo Crítico de RNE de Teatro y prepara con José Luis Gómez La Celestina, que irá al Teatro Clásico en abril.

5. Vergüenza ajena. Además de cafetería y restaurante, también es librería. Sirve tanto para tomar una caña, para comer, para charlar, para comprar libros… Voy a dirigir en el Teatro Español un proyecto de poesía y danza, Alma y cuerpo, con textos de Emily Dickinson, Santa Teresa, Charles Baudelaire y Luis Cernuda; allí me he comprado las obras completas de todos. (Calle de Galileo, 56).

6. La Negra Tomasa. Me gusta mucho para oír música cubana en directo y para bailar salsa, está feo que lo diga, pero lo hago muy bien. Empecé a estudiar teatro a los 16 años con una directora cubana, con ella conocí la literatura, la música y a los “teatreros” de su país. Voy sobre todo con mi hermana y con mi amiga Rebeca, que es como mi hermana. Mucha gente cuando se entera que bailo salsa me pide que le lleve y a veces hacemos grupos, sobre todo de chicas. (Calle de Cádiz, 9).

7. Rotterdam. Esto a mi madre no le va a hacer gracia, ella hace la mejor tortilla de patatas del mundo, pero está empatada con la de este bar de Chamberí. Conocido como el de las mejores tortillas de patatas del barrio, yo diría que de Madrid y casi de España, y de esto sé, que las pruebo en muchos sitios. (Calle de Fernández de los Ríos, 55).

8. Museo del Prado. Me encanta ir. Tengo un ritual: voy, más o menos, una vez al mes a ver solo una de las salas, en la que más repito es la de El jardín de las Delicias de El Bosco. Me parece algo de otro mundo, y más en el siglo [XVI] en que fue pintado. Cuando vivía en Londres hacía lo mismo en el Museo Británico. (Paseo del Prado, s/n).

9. Las Vistillas. Las vistas son “muy Antonio López”. Me gusta el lugar, el viaducto… Paso por allí todos los días para ir al teatro. Voy en taxi, un mal vicio -sobre todo para mi bolsillo- que no hago daño a nadie.

10. El café Central. Soy una fanática del jazz y allí he podido ver a grandes del latin jazz, como Paquito D'Rivera. Es un sitio que gusta, la programación tiene mucho nivel. Cuando tengo invitados les llevo, es un lugar agradable para todo el mundo. Incluso, alguna vez me he enamorado allí… (Plaza del Angel, 10).

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