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Gun: vuelven los 90… Una vez más

La banda de rock escocesa presenta el viernes su último disco, Frantic, en la sala Arena

Foto promocional de Gun
Foto promocional de Gun

El cantante de Gun pasaría perfectamente por un actor del neorrealismo italiano: menudo, tez blanca, cabello negro formalmente peinado y expresión de niño pillo, indeleble a sus más de 40 años. Por eso resulta chocante verlo desgañitarse sobre un escenario con su banda escocesa mientras desgranan unos cuantos temas de su repertorio de rock indiscutiblemente noventero.

Los genes de Dante Gizzi no ocultan su ascendencia transalpina, aunque él nació en Glasgow. Allí montó, con su hermano y un amigo, una banda a finales de la década de los 80 que durante unos pocos años estuvo entre las grandes, gracias a temas tan acertados como Better days o su versión de Word up. Pero nunca lograron el reconocimiento masivo de formaciones coetáneas como Guns N’ Roses o los por entonces revitalizados Aerosmith, que también practicaban lo que se denominaba, con más o menos acierto, hard rock melódico.

“Tal vez tuvo algo que ver la inconstancia de los miembros de nuestro grupo, que cambiaba de su formación cada dos por tres”, comentaba Gizzi hace un mes, justo después de dar un breve acústico en la sala Costello del centro de Madrid, preludio del concierto de hoy en la sala Arena para presentar su último álbum, Frantic, en el sempiterno retorno de la banda desde su parón de 10 años a principios de siglo. No le falta razón: por Gun han pasado más de 14 músicos, y Gizzi ni siquiera es el cantante primigenio: antes que él, que empezó como bajista, hubo otros dos vocalistas.

Tanto vaivén no es lo más adecuado para fidelizar al público. “No es porque seamos personas de trato difícil, pero la gente tiene sus vidas, sus compromisos, y no tienen por qué estar toda su vida en un mismo proyecto. Somos como un equipo de futbol, nadie reprocha al Real Madrid que cambie de jugadores en cada temporada”, bromea.

La banda siempre ha hecho gala de su pasión por este deporte, ya desde sus inicios, cuando telonearon a The Rolling Stones en 1990. Gizzi recuerda su paso por el Vicente Calderón. “Yo salí a tocar con una camiseta del Atleti, y mi hermano cometió la torpeza de ponerse otra del Real Madrid. Yo me llevé las loas, él los abucheos (ríe)”.

No era su primera vez en la capital: “Siempre nos ha gustado mucho esta ciudad, pero cuando éramos jóvenes veníamos por la fiesta nocturna, ahora valoramos más la buena comida y los buenos vinos, hemos madurado. Mi sitio preferido es el Mercado San Miguel”, cuenta, y ante el recuerdo de aquel concierto, reflexiona con cierta nostalgia: “Teníamos 18 años y ya tocábamos con los Stones, ganábamos premios de la MTV y vendíamos un montón de discos. Pero es ahora, al mirar hacia atrás, cuando realmente lo disfruto y me doy cuenta la suerte que teníamos. En aquella época todo pasaba demasiado deprisa para enterarnos de lo que nos estaba pasando”.

Vuelta a los inicios

Su último disco abandona la senda tomada en los últimos años, que sus seguidores más puristas tacharon de blanda, y retoma el sonido de sus inicios, con guitarras más pesadas y algo más de arrojo en las melodías. Se dejan de experimentos y crean rock en un sentido más tradicional. “He estado escuchando soul de los años 30 y rock de los 60 para inspirarme”, reconoce Gizzi, que a renglón seguido cambia de tema y expresa su interés por el follón independentista de Cataluña.

“Aunque no sea exactamente igual, a mí me hubiera gustado una Escocia independiente. Pero cada vez estoy más descreído, ya no me fío de ningún partido político, los ingleses jugaron la carta del miedo para que saliera ‘no’ en nuestro referéndum, pero ahora que el partido nacionalista escocés (SNP) sube, no me da buena espina. Creo que los políticos buscan siempre lo mismo: dinero y poder. Vengan de donde vengan”. Una reflexión universal, qué duda cabe. 

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