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“El derecho a la diferencia es eterno”, afirma Josep Maria Flotats

El actor dirige e interpreta ‘Ser-ho o no, per acabar amb la qüestió jueva', de Grumberg, en el Lliure de Gràcia

Jacinto Antón
Pasqual, Flotats y Arnau Puig, ayer al presentar 'Ser-ho o no, per acabar amb la qüestió jueva', en el Lliure de Gràcia
Pasqual, Flotats y Arnau Puig, ayer al presentar 'Ser-ho o no, per acabar amb la qüestió jueva', en el Lliure de Gràcia Consuelo Bautista

Un vecino interpela a otro al que se encuentra en la escalera acerca de su condición de judío. Sigue una charla en la que el segundo trata de subsanar las ignorancias, desinformaciones y tópicos del primero sobre la identidad judía, desde el conflicto en Oriente Medio a la circuncisión. Es a grandes rasgos el planteamiento de Ser-ho o no, per acabar amb la qüestió jueva, una comedia inteligentísima, no exenta de carga dramática e incluso trágica, del escritor, dramaturgo y guionista francés (trabajó con Truffaut) Jean-Claude Grumberg (París, 1939) —una de las grandes voces europeas contemporáneas—, hijo y nieto de deportados asesinados en Auschwitz, que se estrena en traducción catalana de Salvador Oliva el miércoles próximo en el Teatre Lliure de Gràcia.

El montaje lo dirige e interpreta (mano a mano con el joven actor Arnau Puig) Josep Maria Flotats, en lo que supone su regreso actoral a la sala donde interpretó en 1977 aquel inolvidable La vida del rei Eduard II, de Marlowe/Brecht que dirigió Lluís Pasqual (hoy director del teatro) y que, curiosamente, era también una obra que, en la versión del Lliure, planteaba y reivindicaba el derecho a otra identidad, en ese caso la homosexual.

Flotats y Pasqual coincidieron ayer, al presentar el montaje, en recordar el precedente —y sus buenos augurios: fue un exitazo— y reflexionar sobre lo deprisa que pasa la vida (lo que nadie diría al ver las nueve páginas que ocupa el currículo de Flotats en el dosier de prensa). Flotats evocó aquella colaboración con Pasqual y Fabià Puigserver y un tiempo “muy feliz”. Al referirse a Ser- ho o no, empezó por recalcar que el teatro está hecho de emociones y que las que le produjo conocer a Grumberg se suman a las de volver al Lliure de Gràcia (donde participó en una lectura con Núria Espert en 2011; en el de Montjuïc representó su montaje El encuentro de Descartes con Pascal joven en 2009) “para presentar por primera vez en casa una obra suya“.

"Grumberg siempre ha querido hacer reír de cosas muy serias"

Dijo del texto que es una comedia muy divertida, muy ingeniosa, con mucho sentido del humor e ironía pero que obliga al público a preguntarse “¿de qué me acabo de reír?”. Señaló que aunque es una comedia “sigue siendo teatro político” porque “Grumberg siempre ha querido hacer reír de cosas muy serias”. Añadió que es un texto que nos interpela” y que pese a tener características del teatro del absurdo “no es teatro intelectual, cerebral, sino que posee siempre una carga humana muy profunda, nos toca la fibra”. Al respecto citó (como no) a su admirado Louis Jouvet, y su concepción del hecho teatral como “un intercambio de sensibilidad entre espectador y actor”. En Ser-ho o no, per acabar amb la qüestió jueva, un título con resonancias shakespearianas y woodyallenianas pero también (“acabar con la cuestión judia”) inevitablemente más oscuras, no en balde Grumberg ha escrito abundantemente sobre la ocupación, el racismo y la deportación, “la risa y la emoción nos plantean qué somos, de dónde venimos, adónde vamos”.

Grumberg, insistió Flotats, “es siempre él, un hombre de alta interrogación sobre lo humano”. Explicó como pese a sus orígenes judíos, su experiencia familiar con la deportación y llevar en su ADN el tema de la identidad judía, el autor nunca ha sido revanchista (ni siquiera, detalló, cuando un policía jubilado les filtró a la familia el nombre y las señas de la persona que les delató a los nazis: decidieron llamarle por teléfono a altas horas de la madrugada, para fastidiarle el sueño, y ni eso hicieron). De Arnau Puig (Barcelona, 1985), explicó que lo descubrió en el casting de El joc del amor i de l'atzar, el Marivaux que montó en el Teatre Nacional y al que el joven actor acudió para acompañar a un amigo en su escena y darle la réplica. “Pasó una prueba sin saber que la hacía”, bromeó. Al respecto, explicó una anécdota personal. Cuando trabajaba a las órdenes de George Wilson en Early morning de Edward Bond, con Maria Casares, en 1970, hicieron un casting para el personaje de su gemelo, y se presentó un actor que “me dejó patidifuso”, aunque no lo escogieron: era Gerard Depardieu. “Arnau me dio la misma impresión, tiene ese don, una evidencia, una credibilidad escénica que no cuestionas”.

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Flotats destacó la traducción de Oliva, “magnífica y totalmente fiel al original, un texto muy conciso, con réplicas muy cortas pero con muchos sentidos, como en Per un si o per un no, de Sarraute; un lenguaje muy preciso y a la vez alta literatura”.

“¿He dicho ya que la obra va de judíos?”, continuó Flotats al pedírsele que concretara el asunto de la pieza estrenada el pasado marzo en París en plena actualidad marcada por los atentados antisemitas. “Va de tema judío, sí, pero va de tolerancia. De dos vecinos que se encuentran, que no se conocen y al que uno le dice al otro que ha descubierto en Internet que es judío, lo que aprovecha para hacerle preguntas sobre ello”. Flotas reveló que en la relación “hay un sentimiento de una amistad, una simpatía, una ternura incluso”, pese a las posiciones muy diferentes.

A la pregunta de si hay una lectura concreta de la obra para la Cataluña de hoy, del procés, opinó que “hay las lecturas que se quieran hacer; lo de la tolerancia y lo de escuchar al otro, evidentemente”. Y añadió: “Se puede ver como una lectura inmediata de una realidad inmediata, y de siempre. El derecho a la diferencia es eterno. A tener otras opiniones”.

Interrogado sobre los cambios desde aquel Eduard II hasta este Ser-ho o no, dijo que su pasión por el oficio sigue intacta. En cuanto a Cataluña, señaló -con tono de sibila- “las dificultades que había, que momentáneamente desaparecieron, y luego han vuelto”, sin que quedara claro si el periodo intermedio coincidió con su advenimiento al teatro catalán concluido entre abraonaments y gats baladrers. Y finalizó con una cita de Jouvet, de sus clases: “Por favor, reaprended a caminar y a reír”. ¿Quién ríe último ríe mejor?, se le preguntó por continuar con la parábola. “Sí, sobre todo si te sabes reír de tí mismo”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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