Madrid destina 160 millones para hacer ocho aparcamientos disuasorios
Los últimos grandes atascos han resucitado el proyecto de construir instalaciones para evitar entrar con el coche en Madrid
La edil de Movilidad, Inés Sabanés, quiere poner freno a los atascos con la construcción de ocho aparcamientos disuasorios de cerca de 2.000 plazas cada uno. Se distribuirán en las seis autovías de acceso y en las carreteras de Colmenar Viejo y Toledo. Para decidir su ubicación, el Ayuntamiento se pondrá de acuerdo con el Consorcio Regional de Transportes y el Ministerio de Fomento. Destinará 160 millones de euros para tener listos los primeros en 2017.
Dos impresionantes atascos (el mayor, el 5 de octubre) han puesto sobre la mesa del gobierno municipal el problema del tráfico y sus posibles soluciones como un tema urgente. El concejal de Seguridad, Salud y Emergencias, Javier Barbero, aseguró ayer que se trata una cuestión “enormemente compleja” que precisa de medidas coordinadas.
La solución inmediata pasa por reforzar el dispositivo policial, como ocurrió el lunes cuando 214 policías municipales acudieron en ayuda de los 140 agentes de movilidad que cuidaban del tráfico madrileño.
Pero, como acción a más largo plazo, la concejal de Movilidad, Inés Sabanés, anunció ayer la construcción de ocho aparcamientos disuasorios en las principales vías de acceso a la capital, donde los conductores puedan aparcar su vehículo y continuar el viaje en transporte público. Cada infraestructura tendrá capacidad para albergar unos 2.000 vehículos. Se instalarán en las seis carreteras nacionales y en las de Colmenar Viejo y Toledo. El Ayuntamiento ha asegurado que destinará 160 millones de euros en los presupuestos del próximo año para el proyecto.
No es la primera vez que un gobierno municipal madrileño baraja este tipo de estacionamiento como remedio a la habitual congestión. El Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la ciudad de Madrid, aprobado en diciembre de 2014, denunciaba un déficit de 15.711 plazas de aparcamiento. El estudio contempla las mismas vías como puntos conflictivos, y distribuye las plazas dependiendo del volumen de vehículos que soportan. Por la A-4 y la A-42 entran al día 105.477 vehículos y el aparcamiento sería de 3.797 plazas. Le siguen la A-1 y la M-607 con 87.839 coches y, a poca distancia, la A-6, por la que llegan a Madrid 86.178 coches al día, y cuyo estacionamiento sería para 3.000 coches, como el de la A-1 / M-607.
Incluso se identifican los lugares donde podrían localizarse las infraestructuras. “De acuerdo con un estudio realizado por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid, en la ciudad podrían localizarse 34 ámbitos susceptibles de alojar las infraestructuras”, indica el documento.
Los puntos propuestos responden a “la oportunidad que representa la disponibilidad de suelo urbano para dichos nuevos equipamientos”. Al mismo tiempo, se habla de la necesidad de que se impliquen distintas Administraciones.
Un plan con antecedentes
Sabanés aseguró ayer que, en relación con los atascos, también tienen voz y voto el Ministerio de Fomento (PP), que gestiona la M-40 y los carriles bus-VAO, y la Comunidad de Madrid (PP), de quien depende el metro.
Fuentes del Consorcio Regional de Transportes indicaron a EL PAÍS, sin embargo, que la ubicación de los aparcamientos disuasorios es competencia del Ayuntamiento. “El Consorcio no tiene ninguna atribución para ello”, puntualizaron. Recalcaron también que, de momento, nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos.
El exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP) presentó en 2006 un proyecto que incluía 30 aparcamientos disuasorios. Un estudio había detectado un déficit de 50.000 plazas en estos estacionamientos. Estaba previsto que se construyeran en dos etapas entre 2007 y 2011. Un plan muy ambicioso que apenas despegó. Seis años después, Ana Botella (PP) propuso cinco aparcamientos a edificar en Canillejas, Colonia Jardín, Aviación Española, Pitis y Puerta de Arganda. El testigo está ahora en manos del gobierno municipal de Ahora Madrid
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