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La revolucionaria de la moda

La actriz Carme Elías repasa la vida de la editora de ‘Vogue’ Diana Vreeland El monólogo se representa en el Teatro Español

Rocío García
La actriz Carmen Elías en su camerino
La actriz Carmen Elías en su camerinoEva Blanch

Le apasionaba el rojo. Los labios, las uñas, hasta al lóbulo de las orejas le daba un toque de ese color. En el salón de su casa, en Nueva York, todo era rojo. El sofá, el biombo, las cortinas. Era sofisticada y lista. Fumaba con boquilla y bebía vodka. Muchos la conocían como “la divina”. Diana Vreeland, estudiante de danza clásica, fue la mujer que revolucionó el mundo de la moda. Primero desde su trabajo en Harper’s Bazaar y luego como editora en la revista Voguedesde 1962 a 1971. Vreeland, la hija de unos pequeños comerciantes nacida en París, no solo contribuye al éxito de la publicación, sino que convierte la revista en la gran referencia de la moda, con el descubrimiento de modelos y las ilustraciones de los mejores fotógrafos del momento.

Carme Elías (Barcelona, 1951) se vuelve a poner de nuevo en la piel de esta adorada y temida editora de Vogue con el monólogo en castellano que estrena hoy en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español y que estará en cartel hasta el próximo 15 de noviembre. Bajo la dirección del dramaturgo italiano Guido Tornolia, Al galope, título del espectáculo, se representó la temporada pasada en Barcelona con gran éxito.

En una mezcla de nervios y de felicidad, Elías da los últimos retoques al primer monólogo de su carrera. Fue un flechazo a primera vista y por eso le gusta tanto recordarlo. Se leyó el texto en el móvil y, a pesar de las dificultades de la lectura, no pudo parar de hacerlo. “Me fascinó desde el primer momento el carácter de esta mujer”, recordaba ayer en su camerino del teatro, con las iniciales D. V. en madera pegadas a la puerta, regalo de Tornolia, recién llegado a Madrid, y espectador excepcional del ensayo de este día.

A lo largo de una hora y quince minutos, Al galope, escrita por Mark Hmapton y Mary Louise Wilson, es el retrato de Vreeland en un momento de inflexión en su vida. La han despedido de Vogue, ha huido durante cuatro meses a un viaje por Europa y regresa a Nueva York para enfrentarse a su nueva vida. Tiene 70 años. Su poder ha desaparecido. Pocos responden a sus invitaciones y ella se siente sola y algo abandonada. A pesar de todo, empezó una nueva vida tras aceptar el ofrecimiento de un trabajo en el Metropolitan de Nueva York. “Era una mujer que se forjó a sí misma, que se reinventó y creó su propio personaje. Fue una mujer de un gran talento y un gusto exquisito, que sacó la moda a la calle, a los decorados naturales, buscando un nuevo espíritu en este campo. Revolucionó el mundo femenino de las revistas, hasta entonces dedicadas a una mujer cuyo único objetivo era hacer feliz a su marido, cuidar de sus hijos y hacer ricas recetas de tartas de zanahoria o manzana. Sus consejos fueron siempre distintos”.

Elías valora el hecho de que este monólogo se centre en un momento crítico y delicado en la vida de esta periodista. “Me gustan especialmente del montaje esas pequeñas partes donde se ve su fragilidad interna, a pesar de la fortaleza de carácter. Nunca para de inventar cómo salir de ese atolladero en el que se encuentra, siempre va al galope. Es importante su capacidad para sobreponerse a las circunstancias adversas, algo que se puede aplicar hoy en día a cualquier situación y cualquier persona que, en lugar de quedarse en casa a llorar sus penas, explore sus capacidades y luche por ellas”.

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