La reforma de la plaza de España incluirá también a Gran Vía y Bailén
El Ayuntamiento convocará un concurso y tendrá listo para verano un proyecto porque "es urgente actuar sobre ese ámbito"
El concejal de Desarrollo Urbano, José Manuel Calvo, ha aprovechado la Semana de la Arquitectura, que comienza hoy, para detallar sus planes de reforma de la plaza de España. La intención del Ayuntamiento es que el proyecto esté aprobado el próximo verano porque “es urgente actuar sobre ese ámbito”. Esa actuación no sólo incluirá la plaza sino también la Gran Vía y la calle de Bailén, que en el proyecto (ya descartado) de la anterior alcaldesa, Ana Botella (Partido Popular), iba a peatonalizarse.
En primer lugar, y en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el Ayuntamiento organizará una exposición con “toda la información disponible sobre los antecedentes históricos de la plaza, su situación actual y los principales problemas detectados”. La muestra se abrirá al público en noviembre para que los ciudadanos puedan “aportar sugerencias” sobre la reforma. En paralelo, se organizarán tres debates con asociaciones de vecinos, comerciantes, colegios profesionales y especialistas.
El área de Desarrollo Urbano está preparando además “un diagnóstico” que “sirva de punto de partida a un plan de renovación” de otros espacios de la ciudad, priorizando los más degradados. En opinión del Ayuntamiento, compartida por vecinos y comerciantes, la plaza de España “ha sufrido un proceso de degradación en los últimos años, que la ha llevado de ser uno de los paseos preferidos de los madrileños y casi un símbolo de la ciudad a convertirse en un espacio residual, marginado por una importante carga de tráfico rodado, una decadencia progresiva de la actividad económica, el abandono de varios de sus valiosos edificios".
Una plaza "insegura e infrautilizada"
Se ha convertido así en "una gran superficie de espacio público infrautilizado, inseguro y deteriorado”. “Para revertir esta situación”, el Ayuntamiento convocará en enero un concurso internacional de ideas, tal y como anunció el mes pasado, al que invitará “a todos los arquitectos, ingenieros y urbanistas del mundo para que plasmen soluciones técnicamente viables”. Las cinco mejores propuestas recibidas hasta abril pasarán a una segunda ronda, en la que “se deberán desarrollar con más profundidad las soluciones” y se abrirá un proceso de participación ciudadana.
Antes del verano tendrá que estar listo el proyecto definitivo, que, según Calvo, será “ambicioso” y servirá para “repensar el entorno para mejorar el espacio público y la movilidad del ámbito como un conjunto”. En este “marco” se incluye también la Gran Vía y la calle de Bailén, además de las conexiones con la plaza de Oriente, los jardines de Sabatini, Madrid Río y el centro cultural Conde Duque.
Un proyecto de Gallardón
La reforma de la plaza de España la propuso Alberto Ruiz-Gallardón (PP) antes de las elecciones municipales de 2011. Consciente de que no tendría dinero para llevarla a cabo durante ese mandato, se comprometió únicamente a elaborar el proyecto para llevarlo a cabo a partir de 2015. Botella, que sucedió a Gallardón en diciembre de 2011, aplazó la reforma durante los peores años de la crisis.
En octubre de 2014, Botella detalló finalmente una propuesta de reforma con el objetivo de ejecutarla tras las elecciones de mayo, pese a que ya había anunciado que no sería candidata; su proyecto dependía pues de que el nuevo gobierno municipal lo aceptase, algo a lo que ni siquiera la candidata del PP, Esperanza Aguirre, se comprometió.
Botella definió un presupuesto de 89 millones de euros de coste de ejecución material, que se cubrirían a partes iguales con la nueva concesión del aparcamiento subterráneo de la plaza, y con las aportaciones de las empresas del entorno.
El compromiso de Wanda
Mantuvo para ello conversaciones con Metrovacesa (propietaria de la Torre de Madrid), Dalian Wanda (la empresa del magnate chino Wang Jianlin está reformando el Edificio España), VP Hoteles (dueña de los números 3, 4 y 5, donde está construyendo un hotel) y Mutua Madrileña (propietaria del palacete de la Real Compañía Asturiana de Minas). Las empresas aportarían 39 millones. El resto del presupuesto iba a salir de la licitación del aparcamiento público (la concesión concluye en 2016), que se ampliaría (ahora tiene 826 plazas y pasaría a 960) para dar servicio también a los hoteles previstos en la plaza.
La mayor parte de la aportación privada provenía supuestamente de Dalian Wanda, con 30 millones de euros. En realidad, este “compromiso tentativo”, tal y como lo calificó el gobierno de Botella, lo alcanzó el anterior propietario del edificio España, el Banco Santander. Wanda compró el inmueble de julio de 2014 con la promesa de mantener esa promesa, que no está plasmada en ningún acuerdo. El grupo chino está ahora en proceso de rehabilitar el edificio, en el que quiere poner en marcha en 2019 un hotel y centro comercial de lujo. Para ello, ha solicitado al Ayuntamiento permiso para derruir la fachada pese a que está protegida por la Comisión Local de Patrimonio Histórico (tutelada por la Comunidad de Madrid). Se le ha denegado.
Calvo ha asegurado que retomará esas conversaciones con las empresas del entorno para “pedirle a cada cual que aporte para la mejora del espacio público”. Además, ha avanzar que habrá que “repensar” el aparcamiento público.
Participación ciudadana fallida
Botella abrió su proyecto a consulta ciudadana para que los madrileños enviaran sus ideas. Sólo recibió 70 aportaciones. El plan inicial de Botella preveía crear un espacio sin coches de 41.000 metros cuadrados: a los 36.900 actuales se sumaría el paso elevado de la calle de Bailén, que se convertiría en peatonal. El tráfico se canalizará por túneles: de salida de Princesa y de Gran Vía hacia Bailén y la cuesta de San Vicente, y de entrada de la cuesta de San Vicente en dirección opuesta. El paso elevado entre las calles de Ferraz y de Bailén sería así exclusivamente peatonal.
El plan municipal incluía inicialmente la construcción de un espacio cultural dedicado a Miguel de Cervantes bajo la plaza, en una zona con uso también comercial junto al aparcamiento. Sin embargo, en la presentación de octubre del año pasado apenas se mencionó esa idea. Además, el Ayuntamiento pretendía que el Consorcio Regional de Transportes ampliara el andén de Metro (líneas 3 y 10) para conectarlo con esta nueva área comercial y cultural.
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